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jueves, julio 18, 2024
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    Jeremías 4 - Jünemann Septuaginta en español

    1. (Continuación) Ruina y treno Si se convirtiere Israel, dice el Señor, a mí, será convertido(a); y, si quitare sus abominaciones, de su boca, y temiere a mi rostro;

    2. y jurare: «¡Vive el Señor(b)!», con verdad, en juicio y en justicia; bendecirán en él las gentes; y en él loarán a Dios en Jerusalén.

    3. Que esto dice el Señor a los varones de Judá y a los habitantes de Jerusalén: «Innovaos novales, y no sembréis entre espinas.

    4. Circuncidaos para vuestro Dios, y circuncidaos vuestra dureza de corazón, varones de Judá y los habitantes de Jerusalén para que no salga, como fuego, su furor; y se inflamará, y no habrá quien apague, a faz de maldad de vuestros cuidados.

    Judá es amenazada de invasión

    5. Anunciad en Judá, y óigase en Jerusalén; decid, señalad sobre la tierra con trompeta, vociferad grandemente, decid: «Congregaos, y entremos en las ciudades, las muradas;

    6. alzando, huid a Sión; apresuraos, no os detengáis, porque males yo traigo, del septentrión y quebranto grande.

    7. Subió león(c) de su madriguera; exterminando gentes, se levantó, y salió de su lugar a poner la tierra en soledad; y ciudades serán arrasadas, por no habitárselas.

    8. Por esto ceñíos sacos, y plañid y ululad, por cuanto no se ha apartado el furor del Señor, de vosotros.

    9. Y será en aquel día, dice el Señor: perecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes; y los sacerdotes se pasmarán, y los profetas maravilláranse.

    10. y, dije: «Oh dominador Señor, ¿conque, engañando has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: «Paz habrá»(d); y he aquí ha penetrado la cuchilla hasta el alma de ellos?

    11. En aquel tiempo dirán a este pueblo, y a Jerusalén: «Ráfaga(e) de extravío, en el desierto, camino de la hija de mi pueblo, no a lo puro, ni a lo santo.

    12. Ráfaga de llanura me llegará: y ahora yo hablo juicios a ellos.

    13. He aquí, como nube, ascenderá; y, como torbellino, sus carros; más ligeros que águilas, sus bridones: ¡ay de nosotros porque infortunamos!

    14. Lava de maldad tu corazón, Jerusalén, porque salves. ¿Hasta cuándo subsisten en ti pensamientos de tus trabajos(f)?

    15. Porque voz de anunciante, de Dan, llegará; y será oído trabajo, desde el monte de Efraín.

    16. Avisad a las gentes: he aquí han llegado; anunciad en Jerusalén: «Turbas vienen de tierra lejana, y han dado sobre las ciudades de Judá su voz;

    17. como guardando campo, han sido hechos sobre ella en contorno; porque me desatendiste, dice el Señor.

    18. Tus vías y tus cuidados te han hecho esto; ésta, tu maldad, porque amarga, porque ha penetrado hasta tu corazón.

    19. Mi vientre, mi vientre me duele y los sentires de mi corazón; agítase mi alma; se dilacera mi corazón: no callaré; porque voz de trompeta ha oído mi alma, grita de guerra.

    20. Y miseria quebrantada, él llama; pues se ha enmiseriado toda la tierra; de súbito se ha enmiseriado el pabellón, desgarrádose mis pieles.

    21. ¿Hasta cuándo veré fugitivos, oyendo yo voz de trompetas?

    22. Porque los príncipes de mi pueblo no me han conocido; hijos insensatos son, y no cuerdos; sabios son para mal hacer; y bien hacer no han conocido.

    23. Miré sobre la tierra; y he aquí nada; y al cielo, y no eran las luces de él.

    24. Vi los montes, y estaban temblando, y todas las colinas perturbadas.

    25. Miré en torno, y he aquí no había hombre; y todos los volátiles del cielo se habían espantado.

    26. Vi, y he aquí el Carmelo, desierto, y todas las ciudades abrasadas ante la faz del Señor; y ante la faz de ira de su furor, habían desaparecido.

    27. Esto dice el Señor: «Desierto será toda la tierra; pero consumación no haré, no.

    28. Por estas cosas plaña la tierra; y entenebrézcase al par el cielo de arriba; porque he hablado y no me pesará; me he lanzado y no me volveré de ella».

    29. Ante voz de cabalgador y tendido arco retrocedió toda región; metiéronse en las cavernas, y en las selvas se ocultaron; y a las peñas ascendieron; toda ciudad fue abandonada; no habitaba en ellas hombre.

    30. Y tú, ¿qué harás, si te has envuelto en escarlata, y ornádote en ornato áureo; si ungido con antimonio los ojos? En vano, tu hermosura; te han arrojado tus amadores; tu alma buscan.

    31. Porque voz como de parturienta oí de tu gemido, como de primeriza; voz de hija de Sión: desmayará y tenderá sus manos: «¡Ay de mí, que desfallece mi alma por los occisos!».