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jueves, julio 18, 2024
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    Juan 4 - Jünemann Septuaginta en español

    Jesús y la mujer samaritana

    1. En Sicar y Galilea La samaritana Como conoció, pues, el Señor que oyeron los fariseos que Jesús más discípulos hace y bautiza que Juan,

    2. (aunque Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos)

    3. dejó la Judea y retiróse otra vez a la Galilea.

    4. Y debía atravesar por la Samaria.

    5. Viene, pues, a una ciudad de la Samaria, llamada Sicar, cerca del paraje que dio Jacob a José, su hijo.

    6. Y había allí una fuente de Jacob. Jesús, pues, fatigado del viaje, sentóse así(a) sobre la fuente. Hora era como sexta;

    7. viene una mujer de la Samaria, a sacar agua. Dícela Jesús: «Dame de beber».

    8. Pues sus discípulos habíanse ido a la ciudad a alimentos comprar.

    9. Dice, pues, a él la mujer, la samaritana: «¿Cómo tú que judío eres, a mí de beber pides que mujer samaritana soy?» (Pues no tratan judíos con samaritanos).

    10. Respondió Jesús y díjola: «Si supieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de beber»; tú le pedirías y él te daría agua viva».

    11. Dícele la mujer: «Señor, ni cubo tienes, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua, la viva?

    12. ¿Acaso tú mayor eres que nuestro padre Jacob; que nos dio el pozo; y él mismo de él bebió, y sus hijos y sus crianzas(b)?»

    13. Respondió Jesús y díjola: «Todo el que bebe de esta agua, tendrá sed de nuevo;

    14. pero el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed, no, por el siglo(c), sino el agua que le daré, haráse en él fuente de agua saltando a vida eterna».

    15. Dice a él la mujer: «Señor dame esta agua, para no tener sed, ni atravesar acá a sacar».

    16. Dícela: «Vete, llama tu marido y ven acá».

    17. Respondió la mujer y dijo: «No tengo marido». Dícela Jesús: «Bellamente has dicho: que «marido no tengo»;

    18. pues cinco maridos has tenido; y ahora el que tienes, no es tu marido. Esto verdadero has dicho».

    19. Dícele la mujer: «Señor: veo que profeta eres tú.

    20. Nuestros padres en este monte adoraron; y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde adorar se debe».

    21. Dícela Jesús: «Créeme, mujer, que viene hora, cuando, ni en este monte, ni en Jerusalén, adoraréis al Padre.

    22. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salud, de(d) los judíos es;

    23. empero viene hora y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad. Pues también el Padre tales busca; los que le adoren.

    24. Espíritu, Dios, también los que le adoran, en espíritu y verdad deben adorarle».

    25. Dícele la mujer: «Sé que el Mesías viene (el llamado Cristo); cuando viniere aquél, nos declarará todo».

    26. Dícela Jesús: «Yo soy, el que hablo contigo».

    27. Y en esto vinieron sus discípulos, y maravillábanse de que con mujer(e) hablaba; nadie, sin embargo, dijo: «¿Qué buscas o qué hablas con ella?».

    28. Dejó, pues, su hidria la mujer y se fue a la ciudad, y dice a los hombres:

    29. «Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿acaso éste no es el Cristo?»

    30. Salieron de la ciudad y vinieron a él.

    31. Entre tanto rogábanle los discípulos, diciendo: «Rabí, come».

    32. Mas él díjoles: «Yo alimento tengo para comer, que vosotros no sabéis».

    33. Decían, pues, los discípulos entre sí: «¿Acaso alguien le ha traído de comer?»

    34. Díceles Jesús: «Mi alimento es que yo haga la voluntad del que me ha enviado y cumpla su obra.

    35. ¿No decís vosotros: que «todavía un cuatrimestre es y la siega viene(f)?» He aquí dígoos, levantad vuestros ojos y mirad las regiones, pues albas están para la mies. Ya

    36. el que siega, salario recibe y recoge fruto para vida eterna; para que el que siembra, a la vez se goce y el que siega.

    37. Pues en esto la palabra es verdadera: que «otro es el que siembra, y otro el que siega».

    38. Yo os he enviado a segar lo que no vosotros habéis trabajado: otros han trabajado, y vosotros en su trabajo habéis entrado».

    39. Y de aquella ciudad muchos creyeron en él, de los samaritanos, por la palabra de la mujer atestiguando: que «díjome todo lo que he hecho».

    40. Vinieron, pues, a él los samaritanos; rogábanle quedar con ellos. Y quedó allí dos días;

    41. y muchos más creyeron por la palabra de él;

    42. y a la mujer decían: «No ya por tu habla creemos; pues nosotros mismos hemos oído, y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo».

    Jesús sana al hijo de un noble

    43. Después de los dos días, salió de allí a la Galilea.

    44. Pues el mismo Jesús atestiguó que un profeta en su propia patria honor no tiene.

    45. Cuando vino, pues, a la Galilea, recibiéronle los galileos, que todo habían visto cuanto hizo en Jerusalén en la fiesta; pues también ellos vinieron a la fiesta.

    46. Vino, pues, de nuevo a Caná de la Galilea; donde hizo el agua vino. Y había un regio(g), de quien el hijo estaba enfermo, en Cafarnaúm;

    47. éste, oyendo que Jesús llega, de la Judea, a la Galilea, fuese a él; y rogábale que bajara y sanara a su hijo; porque había de morir.

    48. Dijo, pues, Jesús a él: «Si no señales y prodigios viereis, no creeréis, no».

    49. Dijo a él el regio: «Señor, baja, antes que muera el niñito mío».

    50. Dícele Jesús: «Ve: tu hijo vive». Creyó el hombre a la palabra que le dijo Jesús, y se iba.

    51. Y, ya bajando él, sus siervos encontráronle, diciendo: «que tu niño vive».

    52. Indagó, pues, aquella hora en que mejoró. Dijéronle, pues: que «ayer a la hora séptima dejóle la fiebre».

    53. Conoció, pues, el padre que(h) en aquella hora en que le dijo Jesús: «Tu hijo vive»; y creyó él y su casa entera.

    54. Y esta, de nuevo, segunda señal hizo Jesús, viniendo, de la Judea, a la Galilea.