26.4 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Juan 5 - Jünemann Septuaginta en español

    El paralítico de Betesda

    1. Afirma Jesús su divinidad Después de esto era una fiesta de los judíos; y salió Jesús a Jerusalén.

    2. Y hay en Jerusalén junto a la probática(a) una piscina(b), la llamada en hebreo Betsaida; que cinco pórticos tiene:

    3. En éstos estaba yaciendo una muchedumbre de los enfermos, ciegos, cojos, secos; que aguardaban el movimiento del agua.

    4. Pues un ángel del Señor por tiempo descendía a la piscina y agitaba el agua; el primero pues, entrando tras de la agitación del agua, sano quedaba de cualquier enfermedad que estaba cogido.

    5. Y había un hombre allí, que treinta y ocho años tenía en su enfermedad;

    6. a éste viendo Jesús estar yaciendo, y conociendo que mucho ya tiempo tiene, dícele: «¿Quieres sano ser?»

    7. Respondióle el enfermo: «Señor, hombre no tengo, para que, cuando se agita el agua, me eche en la piscina; y en tanto que vengo yo, otro antes de mí baja».

    8. Dícele Jesús: «Levántate, alza tu litera, y paséate».

    9. Y al punto fue sano el hombre y alzó su litera, y paseábase. Y era sábado en aquel día.

    10. Decían, pues, los judíos al curado: «Sábado es: no te es lícito alzar tu litera».

    11. Y él respondióles: «El que me hizo sano, aquél me dijo: «Alza tu litera y paséate».

    12. Preguntáronle: «¿Quién es el hombre, el que te dijo: «Alza y paséate?»

    13. Mas el sanado no sabía quién es; porque Jesús declinó de la turba que había en el lugar.

    14. Después de esto hállale Jesús en el santuario; y díjole: «He aquí sano has sido hecho; ya no peques, para que no peor a ti algo suceda».

    15. Retiróse el hombre y comunicó a los judíos que Jesús es el que le hizo sano.

    16. Y por esto perseguían los judíos a Jesús, porque esto hacía en sábado.

    17. Y él respondióles: «Mi Padre hasta ahora obra, y yo obro».

    18. Por esto, pues, más buscábanle los judíos cómo matar, porque no sólo soltaba el sábado, sino también padre propio decía a Dios; igual a sí mismo haciéndose con Dios.

    La autoridad del Hijo

    19. Respondió; pues, y díjoles: «En verdad, en verdad dígoos: no puede el Hijo hacer por sí nada, si no algo viere al Padre hacer; pues, lo que aquel hiciere, esto también el Hijo semejantemente hace.

    20. Pues el Padre ama al Hijo y todo manifiéstale lo que él mismo hace; y mayores que éstas manifestarále obras, para que vosotros os maravilléis.

    21. Pues, así como el Padre resucita los muertos y vivifica, así también el Hijo a los que quiere, vivifica.

    22. Pues ni el Padre juzga a nadie, sino el juicio todo ha dado al Hijo;

    23. para que todos honren al Hijo, según honran al Padre. Quien no honra al Hijo, no honra al Padre, el que le envió.

    24. En verdad, en verdad dígoos, que el que mi palabra oye, y cree al que me envió, tiene vida eterna y a juicio no viene, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

    25. En verdad, en verdad dígoos que viene la hora y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que hubieren oído, vivirán.

    26. Pues, así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también al Hijo dio vida tener en sí mismo;

    27. y potestad dióle de juicio hacer, porque Hijo de hombre es.

    28. No os maravilléis de esto, porque viene la hora en que todos los en los monumentos oirán la voz de él;

    29. y saldrán fuera los que lo bueno han hecho, a resurrección de vida; los que lo malo han hecho, a resurrección de juicio.

    Testigos de Cristo

    30. No puedo yo hacer de mí mismo nada; según oigo, juzgo, y el juicio el mío justo es; porque no busco la voluntad la mía, sino la voluntad del que me envió.

    31. Si yo atestiguo acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero;

    32. otro es el que atestigua acerca de mí; y sé que verdadero es el testimonio que atestigua acerca de mí.

    33. Vosotros habéis enviado cerca de Juan; y ha atestiguado a la verdad;

    34. y yo, no de parte de hombre el testimonio tomo; sino esto digo, para que vosotros os salvéis.

    35. Aquél era la lámpara la que arde y luce; y vosotros quisisteis alborozaros por una hora a su luz.

    36. Mas yo tengo testimonio mayor que el de Juan; pues las obras que ha dado el Padre para que yo las cumpla; las obras mismas que hago, atestiguan acerca de mí que el Padre me ha enviado.

    37. Y el que ha enviado: Padre, aquél ha atestiguado acerca de mí; ni su voz jamás habéis oído, ni su figura visto;

    38. y su palabra no tenéis en vosotros quedando; pues al que envió aquél, a éste vosotros no creéis.

    39. Escudriñáis las Escrituras; porque vosotros creéis en ellas vida eterna tener; y aquéllas son las que atestiguan acerca de mí;

    40. y no queréis venir a mí para vida tener.

    41. Gloria de parte de hombres no tomo;

    42. Empero conózcoos que el amor de Dios no tenéis en vosotros.

    43. Yo he venido en el nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en el nombre el propio, a aquél recibiréis.

    44. ¿Cómo podéis vosotros creer, gloria unos de otros tomando, y la gloria la de parte del sólo Dios no buscáis?

    45. No creáis que yo os acusaré ante el Padre; hay quien os acusa: Moisés en quien vosotros estáis esperando.

    46. Pues, si creyeseis a Moisés, creeríais a mí; pues acerca de mí aquél escribió.

    47. Y si a los de aquél escritos no creéis ¿cómo a mis palabras creeréis?».