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jueves, julio 18, 2024
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    Jueces 5 - Jünemann Septuaginta en español

    Cántico de Débora y de Barac

    1. Cántico de Débora Y cantaron Débora y Barac, hijo de Abinoem en aquel día diciendo:

    2. Revélose la revelación en Israel, espontaneándose el pueblo: bendecid al Señor.

    3. Oid, reyes, y con orejas escuchad, príncipes; cantaré —yo soy— al Señor; —yo soy— cantaré al Señor, al Dios de Israel.

    4. Señor en la salida tuya en Seír, alzándole tú del campo de Edom, la tierra se estremeció, y el cielo destiló rocíos, y las nubes destilaron agua.

    5. Montes balanceáronse a faz del Señor, Dios mío: este Sinaí a la faz del Señor, Dios de Israel.

    6. En los días de Samgar, hijo de Anat; en los días de Jael, abandonaron los caminos, y anduvieron por senderos; anduvieron por caminos torcidos.

    7. Desfallecieron los poderosos en Israel; desfallecieron, hasta que se alzó Débora, hasta que se alzó una madre en Israel,

    8. Eligieron dioses nuevos(a) entonces debelaron(b) ciudades de príncipes y no se veía ni un escudo ni una lanza entre los cuarenta millares en Israel:

    9. Mi corazón se va a los ordenados en batalla para Israel, los que os espontaneasteis en el pueblo, bendecid al Señor.

    10. Los que cabalgáis sobre asna de mediodía(c), sentados sobre tribunal, y caminando sobre caminos: de deliberantes sobre camino:

    11. Cantad a la voz de los que entonan en medio de las aguadoras(d): allí darán justicias, Señor, justicias acrece en Israel; entonces bajó a las ciudades el pueblo del Señor.

    12. Despierta, despierta, Débora; despierta, despierta: habla un cantar; levántate, Barac, y cautiva tu cautividad, hijo de Abinoem.

    13. Entonces descendió el residuo contra los fuertes: el pueblo del Señor descendió para él en los poderosos conmigo.

    14. Efraín desarraigólos en Amalec; tras de ti iba Benjamín, en tus pueblos; en mí, de Maquir bajaron escudriñando; y de Zabulón conduciendo en vara de narración de escriba(e).

    15. Y los príncipes de Isacar, con Débora y Barac; así Barac en hondonadas precipitóse, en sus pies, a las partes de Rubén, grandes ansiedades, de corazón.

    16. ¿Por qué te estás entre las majadas para oír las zampoñas de los mensajeros(f) por los términos de Rubén? ¡Grandes deliberaciones de corazón!

    17. Galaad, en lo de allende el Jordán, donde reposaba; y Dan ¿por qué moras a par de las naves? Aser reposaba en la marina de los mares; y sobre las salidas de él(g) habitará.

    18. Zabulón, un pueblo, condenando su alma a la muerte, y Neftali sobre las alturas del campo suyo.

    19. vinieron reyes ordenáronse en batalla; entonces guerrearon reyes de Canaán en Tanac sobre las aguas de Magedó, —pedazo de plata no cogieron—

    20. Desde el cielo batallaron las estrellas(h); desde sus sendas batallaron contra Sisara.

    21. El torrente Cisón barriólos, el torrente de la antigüedad, el torrente Cisón: hollarále mi alma poderosa.

    22. Cuando se trabaron los callos del bridón, con presura apresuráronse sus fuertes.

    23. Maldecid a Meroz, dijo el ángel del Señor; maldecid; maldito todo el que la habita; porque no vinieron en auxilio del Señor, en auxilio, en poderosos.

    24. Bendita sea entre mujeres Jael, mujer de Heber el cineo; sobre mujeres, en tiendas, bendita sea.

    25. Agua pidió; leche dio; en taza de príncipes ofreció nata.

    26. Su mano siniestra a estaca extendió y su diestra a martillo de trabajadores; y martilló a Sisara; traspasó su cabeza y percutió; traspasó su sien:

    27. En medio de sus plantas fue retorciéndose cayó, durmióse en medio de sus plantas; retorcióse, cayó; como se retorció, alli cayó exánime.

    28. A la ventana asomóse la madre de Sisara, fuera de la celosía: «¿Por qué se avergonzó su carro? ¿Por qué han tardado los pies de su carro?»

    29. Las sabias princesas de ella respondiéronle, y ella devolvióse las palabras suyas a sí misma:

    30. «¿No le hallarán repartiendo despojos? ¡Apiadando apiadárase de cabeza de varón!(i) Despojos de grana(j) para Sisara. Despojos de grana de bordadura; grana de bordados, ella para su cuello despojos.»

    31. Así perezcan todos los enemigos tuyos, Señor, y los que le aman, como la salida del sol en su poder. (5:32) Y reposó la tierra cuarenta años.