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jueves, julio 18, 2024
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    Marcos 6 - Jünemann Septuaginta en español

    Jesús en Nazaret

    1. Peregrinaciones de Cristo Jesús en Nazaret Y salió de allí, y va a su patria y síguenle sus discípulos.

    2. Y llegado el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga. Y los más, oyendo, pasmábanse, diciendo: «¿De dónde a éste esto?» ¿Y qué la sabiduría la dada a él, y tales virtudes que por sus manos se hacen?

    3. ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, y José, y Judas y Simón? Y ¿no están sus hermanas aquí con nosotros?» Y escandalizábanse en él.

    4. Y decíales Jesús: «que no hay profeta deshonrado, sino en su patria, y en sus parientes y en su casa».

    5. Y no podía allí hacer ninguna virtud(a); sino que a unos pocos enfermos, imponiendo las manos, sanó.

    6. Y admiróse de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas en contorno, enseñando.

    Misión de los doce discípulos

    7. Y llama a sí los doce y empezó a enviarles dos dos,(b) y dábales potestad de(c) los espíritus, los inmundos;

    8. y mandóles que nada cogiesen(d) para el camino, sino báculo sólo, ni pan, ni alforja, ni para el cinturón, metal(e);

    9. mas, calzados ir de sandalias(f), y no vestir dos túnicas.

    10. Y decíales: «Dondequiera que entréis en una casa, allí permaneced, hasta que salgáis de allá(g).

    11. Y el lugar que no os recibiere ni os escucharen, —saliendo de allá, sacudid el polvo el debajo de vuestros pies en testimonio a ellos».

    12. Y, saliendo, predicaron, que se arrepintiesen;

    13. y demonios muchos lanzaban y ungían con óleo a muchos enfermos y(h) sanaban.

    Muerte de Juan el Bautista

    14. Y oyó el rey Herodes (pues notorio hízose su nombre y decían: que Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por esto obran(i) las virtudes en él(j);

    15. y otros decían: que «Elías es»; y otros decían: que «profeta, como uno de los profetas».

    16. Y, oyendo Herodes, decía: «Al que ya decapité: Juan, éste ha resucitado».

    17. Pues el mismo Herodes, enviando, prendió a Juan y atóle en prisión por Herodías, la mujer de Felipe, su hermano, por haberse casado con ella;

    18. pues decía Juan a Herodes: que «no te es lícito tener la mujer de tu hermano».

    19. Mas, Herodías clavada estaba en él y le quería matar; y no podía;

    20. que Herodes temía a Juan, sabiéndole hombre justo y santo; y guardábale(k), y, oyéndole, vacilaba(l) en muchas cosas, y gustoso le oía.

    21. Y, venido un día oportuno(m), cuando Herodes en sus natalicios(n) un festín hizo a sus magnates y los tribunos(o) y los primeros de la Galilea;

    22. y(p), entrando la hija de la misma Herodías y danzando agradó a Herodes y los comensales. Y el rey dijo a la doncellita: «Pídeme lo que quisieres, y daréte».

    23. Y juróle: «Cuanto me pidieres, daréte —hasta la mitad de mi reino».

    24. Y, saliendo ella, dijo a su madre: «¿Qué pediré?» Y ella dijo: «La cabeza de Juan el Bautista».

    25. Y, entrando ella luego, de prisa, al rey, pidió diciendo: «Quiero que al punto me des en escudilla la cabeza de Juan el Bautista».

    26. Y triste en torno(q) poniéndose el rey, por los juramentos y los comensales, no quiso rechazarla.

    27. Y luego, enviando el rey un guarda, mandó traer su cabeza.

    28. Y, yéndose, decapitóle en la prisión, y trajo su cabeza sobre una escudilla y dióla a la doncellita: y la doncellita dióla a su madre

    29. Y, oyendo sus discípulos, vinieron y alzaron su cadáver, y pusiéronlo en una tumba.

    Alimentación de los cinco mil

    30. Y júntanse los apóstoles a Jesús y anunciáronle todo cuanto hicieron y cuanto enseñaron.

    31. Y díceles: «Venid vosotros mismos(r) aparte a lugar desierto y reposad un poco». Pues eran los yentes y vinientes muchos, y ni a comer se desocupaban.

    32. Y retiráronse en la barca a desierto lugar aparte.

    33. Y viéronles yendo, y conocieron muchos, y a pie de todas las ciudades concurrieron y adelantáronseles.

    34. Y, saliendo, vio mucha turba, y lastimóse de ellos, pues eran como ovejas sin tener pastor(s), y empezó a enseñarles muchas cosas.

    35. Y, ya hora mucha(t) venida, llegándose a él sus discípulos, decían: que «desierto es el lugar, y ya hora mucha:

    36. despídeles, porque, retirándose a los circunvecinos campos y aldeas, se compren qué comer».

    37. ¿Y él díceles: «Dadles vosotros de comer». Y dícenle: «¿Yendo compraremos, por denarios doscientos, panes y les daremos de comer?

    38. Y él díceles: «¿Cuántos tenéis panes? Id, ved.» «Y, saliendo, dicen: «cinco y dos peces».

    39. Y ordenóles que se recostaran todos —comensalías comensalías(u)— en el verde césped.

    40. Y asentáronse —cuadros cuadros— de a ciento y de a cincuenta.

    41. Y, tomando los cinco panes y los dos peces, mirando hacia el cielo, bendijo, y fue partiendo los panes, y daba a los discípulos, para que les sirviesen, y los dos peces partió a todos.

    42. Y comieron todos y hartáronse,

    43. y alzaron los pedazos —de doce cestas llenuras y de los peces.

    44. Y eran los que comieron los panes: cinco mil varones.

    Jesús anda sobre el mar

    45. Y luego obligó a sus discípulos a entrar en la barca y adelantarse allende, a Betsaida; mientras él despedía la turba.

    46. Y separándose de ellos(v), retiróse al monte a orar.

    47. Y atardeciendo, estaba la barca en medio del mar, y él sólo en la tierra.

    48. Y, viéndoles atormentados en el remar (pues era el viento contrario a ellos), cerca de la cuarta vigilia de la noche viene a ellos paseando sobre la mar. Y quería dejarles atrás:

    49. y ellos, viéndole pasear sobre la mar, creyeron que fantasma era, y rompieron a gritar,

    50. pues todos le vieron y espantáronse. Pero él llegó, habló con ellos, y díceles: «Animaos, yo soy, no temáis».

    51. Y subió a ellos en la barca, y calmó el viento. Y muy por demás en sí mismos arrobáronse.

    52. Pues no entendieron de los panes(w), sino que su corazón empedernido estaba.

    Jesús sana a los enfermos en Genesaret

    53. Y, transfretando hasta la tierra, vinieron a Genesaret, y aportaron.

    54. Y saliendo ellos de la barca, luego conociéndole,

    55. recorrieron(x) toda aquella región y principiaron, en camillas, los que mal estaban a llevar en torno, donde oían que está.

    56. Y, doquiera entraba en aldeas o ciudades o campos, en las plazas ponían los enfermos, y rogábanle tocar ellos siquiera la fimbria de su vestido, y cuantos le tocaban, salvaban.