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jueves, julio 18, 2024
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    Marcos 7 - Jünemann Septuaginta en español

    Lo que contamina al hombre

    1. Redarguye a los fariseos, y cura. Lo que mancha Y júntanse a él los fariseos y algunos de los escribas, viniendo de Jerusalén.

    2. Y viendo a algunos de sus discípulos que con comunes manos, esto es: no lavadas, comen los panes,

    3. pues los fariseos y todos los judíos, si, con el puño(a) no se lavan las manos, no comen, conservando la tradición de los ancianos;

    4. y, del ágora(b), si no se rociaren, no comen; y otras muchas cosas hay que recibieron para observar: lavados de copas, y ánforas, y bronces(c);

    5. y preguntáronle los fariseos y los escribas: «¿Por qué no andan tus discípulos según la tradición de los ancianos, sino que, con comunes manos comen el pan?»

    6. Y él díjoles: «Bellamente profetizó Isaías de vosotros, los hipócritas, como escrito está que este pueblo con los labios me honra; pero su corazón lejos distánciase de mí;

    7. mas en vano me reverencian, enseñando enseñanzas: mandatos de hombres.

    8. Dejando el mandamiento de Dios, conserváis la tradición de los hombres; lavados de ánforas y copas; y otras cosas, semejantes a éstas, muchas hacéis.

    9. Bellamente anuláis el mandamiento de Dios, para vuestra tradición guardar.

    10. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: Quien maldijere padre o madre, de muerte perezca; (Dt. 5,16; Ex. 20, 12; 21,17)

    11. vosotros, empero, decís: Si dijere un hombre al padre o a la madre «¡Corbán (lo que es»: ¡Don!)—el que de mí, te aprovechará(d);

    12. y no le dejáis ya hacer nada al padre o a la madre,

    13. invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que tradicionasteis; y cosas, semejantes a éstas, muchas hacéis».

    14. Y, llamando a sí de nuevo a la turba, díceles: «Oídme, todos, y entended.

    15. Nada hay de fuera del hombre, entrando en él, que pueda comunicarle,(e) pero lo que del hombre sale, es lo que comunica al hombre.

    16. Si alguno tuviere orejas para oír, oiga.»

    17. Y, cuando entró en casa, de la turba, preguntáronle los discípulos la parábola.

    18. Y díceles: «¿Así(f) también vosotros insipientes estáis? ¿No entendéis que todo lo de fuera entrando en el hombre no puede comunicarle.

    19. pues no entra en su corazón, sino en el vientre, y a la secreta sale, purgando todas las viandas?»

    20. Y decía que «lo que del hombre sale, aquello comunica al hombre.

    21. Pues de dentro del corazón de los hombres los pensamientos, los malos, salen, ramerías, hurtos, homicidios,

    22. adulterios, codicias, maldades, fraude, desenfreno, ojo maligno, blasfemia, soberbia, insipiencia(g);

    23. todo esto, lo malo, sale y comunica al hombre.»

    La fe de la mujer sirofenicia

    24. Y de allí levantándose, retiróse a los confines de Tiro y Sidón. Y, entrando en casa, nadie quiso conociera(h); y no pudo quedar oculto;

    25. sino que luego, oyendo una mujer acerca de él; cuya hijita de ella(i) tenía espíritu inmundo, viniendo, cayó ante sus pies;

    26. y la mujer era griega, sirofenisa del linaje, y rogábale que al demonio lanzase de su hija.

    27. Y decíale él: «Deja primero hartarse los hijos; que no es bello tomar el pan de los hijos y a los perrillos lanzar».

    28. Y ella repuso y dícele: «Sí, Señor; —también los perrillos por debajo de la mesa comen de las migajas de los niñitos».

    29. Y díjole: «Por esta tu palabra anda: ha salido de tu hija el demonio».

    30. Y, yéndose a su casa ella, encontró a la niñita echada sobre la cama, y al demonio del todo salido.

    Jesús sana a un sordomudo

    31. Y de nuevo saliendo de los confines de Tiro fue, a través de Sidón, al mar de la Galilea, por en medio de los confines de Decápolis(j).

    32. Y tráenle un sordo y mal hablante(k); e invócanle que le imponga la mano.

    33. Y, tomándole de la turba aparte, metió sus dedos en las orejas de él; y, ensalivando(l) tocó su lengua;

    34. y, mirando al cielo, gimió, y dícele: «¡Effatá!» esto es: «¡Abrete!».

    35. Y abriéronse sus oídos, y soltóse la atadura de su lengua, y hablaba rectamente.

    36. Y ordenóles que a nadie digan; pero, cuanto más les ordenaba, ellos más sobremanera publicaban.

    37. Y sobremanera(m) arrobábanse, diciendo: «Bellamente todo ha hecho; así como(n) a los sordos hace oír y a los mudos hablar».