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miércoles, julio 17, 2024
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    Lucas 23 - EUNSA (Nuevo Testamento)

    Jesús ante Pilato

    1. Se levantaron todos ellos y llevaron a Jesús ante Pilato.

    2. Entonces empezaron a acusarle diciendo: -Hemos encontrado a éste soliviantando a nuestra gente y prohibiendo dar tributo al César; y dice que él es el Cristo, el Rey.

    3. Pilato le preguntó: -¿Eres tú el Rey de los Judíos? -Tú lo dices -le respondió él.

    4. Dijo Pilato a los príncipes de los sacerdotes y a la muchedumbre: -No encuentro ningún delito en este hombre.

    5. Pero ellos insistían: -Subleva al pueblo, enseñando por toda Judea, desde que comenzó en Galilea hasta aquí.

    Jesús ante Herodes

    6. Pilato al oírlo preguntó si aquel hombre era galileo.

    7. Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, lo remitió a Herodes, que estaba también aquellos días en Jerusalén.

    8. Herodes se alegró mucho de ver a Jesús, pues deseaba verlo hacía mucho tiempo, porque había oído muchas cosas sobre él y esperaba verle hacer algún milagro.

    9. Le preguntó con mucha locuacidad, pero él no le respondió nada.

    10. También estaban allí los príncipes de los sacerdotes y los escribas, acusándole con vehemencia.

    11. Herodes, junto con sus soldados, le despreció, se burló de él poniéndole un vestido blanco y se lo remitió a Pilato.

    12. Herodes y Pilato se hicieron amigos aquel día, pues antes estaban enemistados entre sí.

    Jesús sentenciado a muerte

    13. Pilato convocó a los príncipes de los sacerdotes, a los magistrados y al pueblo,

    14. y les dijo: -Me habéis presentado a este hombre como alborotador del pueblo. Mirad: yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ningún delito de los que le acusáis;

    15. ni tampoco Herodes, porque nos lo ha devuelto; por tanto, nada ha hecho que merezca la muerte.

    16. Así que, después de castigarle, lo soltaré.

    17. (TEXTO OMITIDO)

    18. Pero toda la multitud clamó diciendo: -¡Fuera con ése, y suéltanos a Barrabás!

    19. -éste había sido encarcelado por cierta sedición ocurrida en la ciudad y por un homicidio.

    20. De nuevo Pilato les habló queriendo poner en libertad a Jesús.

    21. Pero ellos continuaban gritando: -¡Crucifícalo, crucifícalo!

    22. No obstante, por tercera vez, él les dijo: -¿Y qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito de muerte; por tanto, después de castigarle, lo soltaré.

    23. Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo que lo crucificaran, y sus gritos eran cada vez más fuertes.

    24. Pilato entonces decidió que se cumpliera su petición:

    25. soltó al que pedían -el que había sido encarcelado por sedición y homicidio- y a Jesús lo entregó a la voluntad de ellos.

    Crucifixión y muerte de Jesús

    26. Cuando le llevaban echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le obligaron a llevar la cruz detrás de Jesús.

    27. Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que lloraban y se lamentaban por él.

    28. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: -Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos,

    29. porque mirad que vienen días en que se dirá: "Dichosas las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron".

    30. "Entonces comenzarán "a decir a los montes: """Caed sobre nosotras"""; y a los collados: """Sepultadnos"";

    31. porque si en el leño verde hacen esto, ¿qué se hará en el seco?

    32. Llevaban también con él a dos malhechores para matarlos.

    33. Cuando llegaron al lugar llamado "Calavera", le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

    34. Y Jesús decía: -Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen. Y "se repartieron sus ropas echando suertes".

    35. El pueblo estaba" mirando", y los jefes "se burlaban" de él y decían: -Ha salvado a otros, que se salve a sí mismo, si él es el Cristo de Dios, el elegido.

    36. Los soldados se burlaban también de él; se acercaban y ofreciéndole "vinagre"

    37. decían: -Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.

    38. Encima de él había una inscripción: "Éste es el Rey de los judíos".

    39. Uno de los malhechores crucificados le injuriaba diciendo: -¿No eres tú el Cristo? Sálvate a ti mismo y a nosotros.

    40. Pero el otro le reprendía: -¿Ni siquiera tú, que estás en el mismo suplicio, temes a Dios?

    41. Nosotros estamos aquí justamente, porque recibimos lo merecido por lo que hemos hecho; pero éste no ha hecho ningún mal.

    42. Y decía: -Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino.

    43. Y le respondió: -En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso.

    44. Era ya alrededor de la hora sexta. Y toda la tierra se cubrió de tinieblas hasta la hora nona.

    45. Se oscureció el sol, y el velo del Templo se rasgó por la mitad.

    46. Y Jesús, clamando con una gran voz, dijo: -Padre, "en tus manos encomiendo mi espíritu". Y diciendo esto expiró.

    47. El centurión, al ver lo que había sucedido, glorificó a Dios diciendo: -Verdaderamente este hombre era justo.

    48. Y toda la multitud que se había reunido ante este espectáculo, al contemplar lo ocurrido, regresaba golpeándose el pecho.

    49. Todos los conocidos de Jesús y las mujeres que le habían seguido desde Galilea estaban observando de lejos estas cosas.

    Jesús es sepultado

    50. Había un hombre llamado José, varón bueno y justo, miembro del Consejo,

    51. que no estaba de acuerdo con su decisión y sus acciones. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios.

    52. Éste se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.

    53. Y lo descolgó, lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro excavado en la roca, donde nadie había sido colocado todavía.

    54. Era el día de la Parasceve y comenzaba a brillar el sábado.

    55. Las mujeres que habían venido con él desde Galilea le siguieron y vieron el sepulcro y cómo fue colocado su cuerpo.

    56. Regresaron y prepararon aromas y ungüentos. El sábado descansaron según el precepto.