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viernes, agosto 16, 2024
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    Marcos 5 - EUNSA (Nuevo Testamento)

    El endemoniado gadareno

    1. Y llegaron a la orilla opuesta del mar, a la región de los gerasenos.

    2. Apenas salir de la barca, vino a su encuentro desde los sepulcros un hombre poseído por un espíritu impuro,

    3. que vivía en los sepulcros y nadie podía tenerlo sujeto ni siquiera con cadenas;

    4. porque había estado muchas veces atado con grilletes y cadenas, y había roto las cadenas y deshecho los grilletes, y nadie podía dominarlo.

    5. Y se pasaba las noches enteras y los días por los sepulcros y por los montes, gritando e hiriéndose con piedras.

    6. Al ver a Jesús desde lejos, corrió y se postró ante él;

    7. y, gritando con gran voz, dijo: -¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te conjuro por Dios que no me atormentes!

    8. -porque le decía: "¡Sal, espíritu impuro, de este hombre!"

    9. Y le preguntó: -¿Cuál es tu nombre? Le contestó: -Mi nombre es Legión, porque somos muchos.

    10. Y le suplicaba con insistencia que no lo expulsara fuera de la región.

    11. Había por allí junto al monte una gran piara de cerdos paciendo.

    12. Y le suplicaron: -Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos.

    13. Y se lo permitió. Salieron los espíritus impuros y entraron en los cerdos; y la piara, alrededor de dos mil, se lanzó corriendo por la pendiente hacia el mar, donde se iban ahogando.

    14. Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por los campos. Y acudieron a ver qué había pasado.

    15. Llegaron junto a Jesús, y vieron al que había estado endemoniado -al que había tenido a "Legión"- sentado, vestido y en su sano juicio; y les entró miedo.

    16. Los que lo habían presenciado les explicaron lo que había sucedido con el que había estado poseído por el demonio y con los cerdos.

    17. Y comenzaron a rogarle que se alejase de su región.

    18. En cuanto él subió a la barca, el que había estado endemoniado le suplicaba quedarse con él;

    19. pero no lo admitió, sino que le dijo: -Vete a tu casa con los tuyos y anúnciales las grandes cosas que el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.

    20. Se fue y comenzó a proclamar en la Decápolis lo que Jesús había hecho con él. Y todos se admiraban.

    La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

    21. Y tras cruzar de nuevo Jesús en la barca hasta la orilla opuesta, se congregó una gran muchedumbre a su alrededor mientras él estaba junto al mar.

    22. Viene uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo. Al verlo, se postra a sus pies

    23. y le suplica con insistencia diciendo: -Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se salve y viva.

    24. Se fue con él, y le seguía la muchedumbre, que le apretujaba.

    25. Y una mujer que tenía un flujo de sangre desde hacía doce años,

    26. y que había sufrido mucho a manos de muchos médicos y se había gastado todos sus bienes sin aprovecharle de nada, sino que iba de mal en peor,

    27. cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la muchedumbre y le tocó el manto

    28. -porque decía: "Con que toque su ropa, me curaré"-.

    29. Y de repente se secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que estaba curada de la enfermedad.

    30. Y al momento Jesús conoció en sí mismo la fuerza salida de él y, vuelto hacia la muchedumbre, decía: -¿Quién me ha tocado la ropa?

    31. Y le decían sus discípulos: -Ves que la muchedumbre te apretuja y dices: "¿Quién me ha tocado?".

    32. Y miraba a su alrededor para ver a la que había hecho esto.

    33. La mujer, asustada y temblando, sabiendo lo que le había ocurrido, se acercó, se postró ante él y le dijo toda la verdad.

    34. Él entonces le dijo: -Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu dolencia.

    35. Todavía estaba él hablando, cuando llegan desde la casa del jefe de la sinagoga, diciendo: -Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas ya al Maestro?

    36. Jesús, al oír lo que hablaban, le dice al jefe de la sinagoga: -No temas, tan sólo ten fe.

    37. Y no permitió que nadie le siguiera, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.

    38. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga, y ve el alboroto y a los que lloraban y a las plañideras.

    39. Y al entrar, les dice: -¿Por qué alborotáis y estáis llorando? La niña no ha muerto, sino que duerme.

    40. Y se burlaban de él. Pero él, haciendo salir a todos, toma consigo al padre y a la madre de la niña y a los que le acompañaban, y entra donde estaba la niña.

    41. Y tomando la mano de la niña, le dice: -"Talitha qum" -que significa: "Niña, a ti te digo, levántate".

    42. Y enseguida la niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años. Y quedaron llenos de asombro.

    43. Les insistió mucho en que nadie lo supiera, y dijo que le dieran a ella de comer.