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viernes, agosto 16, 2024
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    Marcos 6 - EUNSA (Nuevo Testamento)

    Jesús en Nazaret

    1. Salió de allí y se fue a su ciudad, y le seguían sus discípulos.

    2. Y cuando llegó el sábado comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que le oían decían admirados: -¿De dónde sabe éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es la que se le ha dado y estos milagros que se hacen por sus manos?

    3. ¿No es éste el artesano, el hijo de María, y hermano de Santiago y de José y de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros? Y se escandalizaban de él.

    4. Y les decía Jesús: -No hay profeta que no sea menospreciado en su tierra, entre sus parientes y en su casa.

    5. Y no podía hacer allí ningún milagro; solamente sanó a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos.

    6. Y se asombraba por su incredulidad. Y recorría las aldeas de los contornos enseñando.

    Misión de los doce discípulos

    7. Y llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles potestad sobre los espíritus impuros.

    8. Y les mandó que no llevasen nada para el camino, ni pan, ni alforja, ni dinero en la bolsa, sino solamente un bastón;

    9. y que fueran calzados con sandalias y que no llevaran dos túnicas.

    10. Y les decía: -Si entráis en una casa, quedaos allí hasta que salgáis de aquel lugar.

    11. Y si en algún sitio no os acogen ni os escuchan, al salir de allí sacudíos el polvo de los pies en testimonio contra ellos.

    12. Se marcharon y predicaron que se convirtieran.

    13. Y expulsaban muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

    Muerte de Juan el Bautista

    14. Llegó esto a oídos del rey Herodes, pues su nombre se había hecho famoso, y decía: -Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él unos poderes.

    15. Otros decían: -Es Elías. Otros, en fin, decían: -Es un profeta, igual que los demás profetas.

    16. Pero cuando lo oyó Herodes decía: -Éste es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.

    17. En efecto, el propio Herodes había mandado apresar a Juan y le había encadenado en la cárcel a causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo; porque se había casado con ella

    18. y Juan le decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".

    19. Herodías le odiaba y quería matarlo, pero no podía:

    20. porque Herodes tenía miedo de Juan, ya que se daba cuenta de que era un hombre justo y santo. Y le protegía y al oírlo le entraban muchas dudas; y le escuchaba con gusto.

    21. Cuando llegó un día propicio, en el que Herodes por su cumpleaños dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea,

    22. entró la hija de la propia Herodías, bailó y gustó a Herodes y a los que con él estaban a la mesa. Le dijo el rey a la muchacha: -Pídeme lo que quieras y te lo daré.

    23. Y le juró varias veces: -Cualquier cosa que me pidas te daré, aunque sea la mitad de mi reino.

    24. Y, saliendo, le dijo a su madre: -¿Qué le pido? -La cabeza de Juan el Bautista -contestó ella.

    25. Y al instante, entrando deprisa donde estaba el rey, le pidió: -Quiero que enseguida me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.

    26. El rey se entristeció, pero por el juramento y por los comensales no quiso contrariarla.

    27. Y enseguida el rey envió a un verdugo con la orden de traer su cabeza. Éste se marchó, lo decapitó en la cárcel

    28. y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha y la muchacha la entregó a su madre.

    29. Cuando se enteraron sus discípulos, vinieron, tomaron su cuerpo muerto y lo pusieron en un sepulcro.

    Alimentación de los cinco mil

    30. Reunidos los apóstoles con Jesús, le explicaron todo lo que habían hecho y enseñado.

    31. Y les dice: -Venid vosotros solos a un lugar apartado, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni siquiera tenían tiempo para comer.

    32. Y se marcharon en la barca a un lugar apartado ellos solos.

    33. Pero los vieron marchar, y muchos los reconocieron. Y desde todas las ciudades, salieron deprisa hacia allí por tierra y llegaron antes que ellos.

    34. Al desembarcar vio una gran multitud y se llenó de compasión por ella, porque estaban "como ovejas que no tienen pastor", y se puso a enseñarles muchas cosas.

    35. Y cuando ya se hizo muy tarde, se acercaron sus discípulos y le dijeron: -Éste es un lugar apartado y ya es muy tarde;

    36. despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos de alrededor, y compren algo de comer.

    37. Y les respondió: -Dadles vosotros de comer. Y le dicen: -¿Es que vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?

    38. Él les dijo: -¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo. Y después de averiguarlo dijeron: -Cinco, y dos peces.

    39. Entonces les mandó que acomodaran a todos por grupos sobre la hierba verde.

    40. Y se sentaron en grupos de cien y de cincuenta.

    41. Tomando los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y empezó a dárselos a sus discípulos para que los distribuyesen; también repartió los dos peces para todos.

    42. Comieron todos hasta que quedaron satisfechos.

    43. Y recogieron doce cestos llenos de los trozos de pan y de los peces.

    44. Los que comieron los panes eran cinco mil hombres.

    Jesús anda sobre el mar

    45. Y enseguida mandó a sus discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla junto a Betsaida, mientras él despedía a la multitud.

    46. Y después de despedirlos, se retiró al monte a orar.

    47. Cuando se hizo de noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.

    48. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, hacia la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo.

    49. Ellos, cuando lo vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y empezaron a gritar.

    50. Pues todos le habían visto y se habían asustado. Pero al instante él habló con ellos, y les dijo: -Tened confianza, soy yo, no tengáis miedo.

    51. Y subió con ellos a la barca y se calmó el viento. Entonces se quedaron mucho más asombrados;

    52. porque no habían entendido lo de los panes, ya que su corazón estaba endurecido.

    Jesús sana a los enfermos en Genesaret

    53. Acabaron la travesía hasta la costa, llegaron a Genesaret y atracaron.

    54. Cuando bajaron de la barca, enseguida lo reconocieron.

    55. Y recorrían toda aquella región, y adonde oían que estaba él le traían sobre las camillas a todos los que se sentían mal.

    56. Y en cualquier lugar que entraba, en pueblos o en ciudades o en aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas, y le suplicaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos.