31 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Mateo 18 - DuTillet - Solo Mateo - Hebreo

    ¿Quién es el mayor?

    1. En aquel momento los talmidím se acercaron a Yeshúa, diciendo: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?»

    2. Yeshúa llamó a cierto niño, lo puso en medio de ellos

    3. y dijo: «En verdad les digo que si ustedes no se arrepienten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos.

    4. Así que, cualquiera que se haga humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.

    5. Y cualquiera que en mi nombre reciba a un niño como éste, a mí me recibe.

    Ocasiones de caer

    6. Y a cualquiera que ofenda a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que le ataran al cuello una piedra superior de molino y que lo lanzaran en lo profundo del mar.

    7. «¡Pobre del mundo por las ofensas! Es inevitable que haya ofensas, pero ¡ay del hombre que ocasione las ofensas!

    8. Por tanto, si tu mano o tu pie te ofende, córtalo y échalo de ti. Te conviene más entrar en la vida manco o cojo, que teniendo dos manos y dos pies ser arrojado al fuego del Gue Hinóm.

    9. Y si tu ojo te ofende, sácalo y échalo de ti. Te conviene más entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos ir a parar al fuego del Gue Hinóm.

    Parábola de la oveja perdida

    10. «Miren que no desprecien a ninguno de estos pequeños, porque les digo que sus mensajeros en los cielos continuamente ven el rostro de mi Padre que está en los cielos.

    11. Porque el Hijo del Hombre ha [venido] a salvar lo que se había perdido.

    12. ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien [ovejas] y se le extravía una, ¿acaso no deja el hombre a las noventa y nueve ovejas en el desierto y se va a buscar la descarriada?

    13. Y si sucede que la encuentra, en verdad les digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.

    14. Así también, es la voluntad de su Padre que está en los cielos que no se pierda ni uno de estos pequeños.

    Cómo se debe perdonar al hermano

    15. «Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y amonéstalo sólo entre tú y él. Si te hace caso, habrás ganado a tu hermano.

    16. Pero si no te hace caso, lleva contigo a uno o dos más, para que todo asunto sea establecido por la boca de dos o tres testigos.

    17. Si no les hace caso a ellos, háblale en la asamblea; pero si no quiere hacer caso en la asamblea, considéralo como un goy y un transgresor.

    18. En verdad les digo que todo lo que ustedes prohíban en la tierra estará prohibido en el cielo también, y todo lo que permitan en la tierra estará permitido en el cielo también.

    19. «Otra vez les digo que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir cualquier cosa, le será [concedido] a ellos por mi Padre que está en los cielos.

    20. Porque en todo lugar donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

    21. Entonces Kefá se le acercó y dijo: «Maestro, ¿cuántas veces que mi hermano peque contra mí debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?»

    22. Y Yeshúa le dijo: «No te digo que hasta siete, sino hasta setenta veces siete.»

    Los dos deudores

    23. «Por eso el reino de los cielos es comparable a un hombre que es rey, que quiso ajustar cuentas con sus siervos.

    24. Y cuando comenzó a ajustar cuentas, le trajeron a uno que le debía diez mil minas.

    25. Y como él no tenía con qué pagar, su amo ordenó que lo vendieran, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que se le pagara todo lo que se le debía.

    26. Entonces aquel siervo cayó postrado y le suplicó: 'Dame tiempo, y te lo pagaré todo.'

    27. Y el amo tuvo piedad de su siervo, y lo soltó y le perdonó la deuda.

    28. Sin embargo aquel siervo salió y se encontró con uno que era siervo como él, y éste le debía cien meahs, y lo agarró, y lo apretó fuertemente, «Págame lo que me debes.»

    29. Entonces ese siervo se le arrodilló, y le rogó, diciendo: '¡Dame tiempo, y yo te pagaré todo.'

    30. Pero él no quiso, sino que fue y lo metió en prisión, hasta que le pagara toda la deuda.

    31. Así que, cuando los otros siervos vieron lo que había sucedido, se entristecieron mucho; y fueron y le contaron a su amo todo lo que había pasado.

    32. «Entonces su amo lo llamó y le dijo: 'Siervo de Beliyá'al, yo te perdoné toda aquella deuda, porque me rogaste.

    33. ¿No debías tú también tener piedad de tu consiervo, así como también yo tuve piedad de ti?'

    34. Y la ira de su amo se encendió, y lo entregó a la prisión, hasta que pagara toda su deuda.

    35. Así también hará con ustedes mi Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano sus transgresiones.»