28.1 C
Miami
jueves, julio 18, 2024
Más


    Mateo 21 - DuTillet - Solo Mateo - Hebreo

    La entrada triunfal en Jerusalén

    1. Cuando se acercaron a Yerushaláyim y llegaron a Bet Pagué, junto al monte de los Olivos, Yeshúa envió a dos talmidím,

    2. y le dijo: «Vayan a la aldea que está frente a ustedes, y enseguida hallarán allá un asna amarrada, con un asnito al lado. Desátenla y tráiganmelos.

    3. Si alguien les dice algo, díganle que el Maestro los necesita y que enseguida los devolverá.»

    4. Y esto sucedió para establecer lo que habló el profeta, que dijo:

    5. «Díganle a la Hija de Tsiyón: 'Mira que tu rey viene a ti,...pobre, y montado en un asna, en un asnito, hijo de un asna'.»

    6. Los talmidím fueron e hicieron tal como Yeshúa les había mandado.

    7. Trajeron el asna y el asnito y pusieron sobre ellos sus mantos, y lo montaron allí.

    8. Una gran multitud tendió sus mantos en el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino.

    9. Las multitudes que iban delante de él y las que lo seguían aclamaban diciendo: «¡Hoshana al Hijo de Dawid; «¡Bendito el que viene en el nombre de Yhwh! ¡Hoshana en las alturas!»

    10. Cuando entró en Yerushaláyim, toda la ciudad quedó en conmoción, diciendo: «¿Quién es ése?»

    11. Y la gente decía: «Este es el profeta Yeshúa, el de Natséret del Galil.

    Purificación del templo

    12. Entonces Yeshúa entró en el Templo de Elohim, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo, y volcó las mesas de los cambistas y los bancos de los que vendían palomas,

    13. y les dijo: «Está escrito: Mi casa se llamará Casa de Oración, pero ustedes la han hecho cueva de ladrones.»

    14. Y los ciegos y cojos se le acercaban en el Templo, y los sanaba.

    15. Pero cuando los principales kohanim y los escribas vieron las maravillas que él hizo, y a los muchachos que lo aclamaban en el Templo diciendo: «¡Hoshana!» al Hijo de Dawid,

    16. se indignaron y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» Yeshúa les dijo: «¿No han leído ustedes: 'De la boca de los niños y de los lactantes has hallado fortaleza'?»

    17. Entonces los dejó y salió fuera de la ciudad a Bet Anyah, y se alojó allí.

    Maldición de la higuera estéril

    18. Cuando volvía a la ciudad por la mañana, sintió hambre.

    19. Y cuando vio una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada en ella sino sólo hojas. Y le dijo: «Que nunca nazca fruto de ti.» E inmediatamente se secó la higuera.

    20. Y cuando los talmidím vieron [eso], se maravillaron diciendo: «¿Cómo se secó tan pronto?»

    21. Yeshúa respondió y les dijo: «En verdad les digo que si tienen fe y no dudan, no sólo harán esto de la higuera, sino que si le dicen a este monte: «Quítate y arrójate al mar,» sucederá.

    22. Todo lo que pidan en oración y en fe, lo recibirán.»

    La autoridad de Jesús

    23. Cuando llegó al templo los principales kohaním y los ancianos del pueblo se le acercaron mientras él enseñaba, y le dijeron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio esta autoridad?»

    24. Entonces respondió Yeshúa y les dijo: «Yo también les voy a preguntar una cosa, y si me la contestan, yo también les diré con qué autoridad hago lo que hago.

    25. La inmersión de Yojanán, ¿de dónde era, del cielo o de los hombres?»

    26. Y si decimos que de los hombres, le tememos a la multitud, porque Yojanán era como un profeta a los ojos de todos.»

    27. Así que respondieron y le dijeron a Yeshúa: «No sabemos.» Y él les dijo: «Pues yo tampoco les digo con qué autoridad hago estas cosas.»

    Parábola de los dos hijos

    28. «¿Pero, qué les parece esto? Había cierto hombre que tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: 'Hijo mío, ve hoy a trabajar en mi viña.'

    29. El le contestó: 'No voy a ir.' Pero después, cambió de parecer y fue.

    30. Luego se dirigió al otro y le dijo lo mismo; y él respondió diciendo: '¡Sí, señor, yo voy!' Pero no fue.

    31. ¿Cuál de estos dos hizo la voluntad de su padre?» Ellos le respondieron: «El primero.» Y Yeshúa les dijo: «En verdad les digo que los transgresores y las prostitutas entran antes que ustedes en el reino del Poderoso.

    32. Porque Yojanán vino a ustedes en el camino de la justicia, y ustedes no le creyeron; pero los transgresores y las prostitutas le creyeron. Y aunque ustedes lo vieron, después no se arrepintieron para creerle.»

    Los labradores malvados

    33. «Oigan otra parábola: Había un hombre, dueño de un campo, quien plantó una viña, y la rodeó con una cerca; cavó en ella un lagar, edificó una torre, y se la arrendó a unos labradores para que la cultivaran, y se fue al extranjero.

    34. Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, envió a sus siervos donde los labradores para recibir su fruto.

    35. Pero los labradores agarraron a sus siervos, a uno lo golpearon, a otro lo mataron, y a otro lo apedrearon.

    36. El envió de nuevo otros siervos, más que los primeros, y les hicieron lo mismo.

    37. Por último, les envió a su hijo, pensando: 'Quizás respeten a mi hijo.'

    38. Pero al ver al hijo, los labradores dijeron entre ellos: 'Este es el heredero, vamos a matarlo, y su herencia será nuestra.'

    39. Así que lo agarraron, lo sacaron de la viña y lo mataron.

    40. Piensen por ustedes mismos, cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con esos labradores?»

    41. Ellos le respondieron y dijeron: «A esos labradores malvados los destruirá por su iniquidad, y les arrendará su viña a otros que le paguen el fruto a su tiempo.»

    42. Yeshúa les dijo: «¿Nunca han leído en los Salmos: 'La piedra que desecharon los constructores ha venido a ser la principal piedra angular. De parte de Yhwh es esto. Es maravilloso a nuestros ojos.'

    43. Por eso les digo que el reino de Elohim se les quitará a ustedes y se le dará a unas naciones que producirán los frutos de éste.

    44. Y el que caiga sobre esta piedra se hará pedazos, y si ella cae sobre alguien lo hará pedazos.»

    45. Cuando los principales kohanim y los perushim oyeron sus parábolas entendieron que él hablaba de ellos.

    46. Pero aunque querían echarle mano, le temían a las multitudes; porque él era un profeta a los ojos de ellos.