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sábado, agosto 17, 2024
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    2 Reyes 7 - Nacar-Colunga

    1. Entonces dijo Elíseo: “Oíd la palabra de Yahvé: Así dice Yahvé: Mañana a estas horas estará en las puertas de Samaría el “sea” de flor de harina a un siclo, y dos “seas” de harina de cebada a un siclo.”

    2. El oficial sobre cuyo brazo se apoyaba el rey respondió al hombre de Dios: “Cuando Yahvé abra ventanas en los cielos, sucederá eso.” Y él le dijo: “Con tus ojos lo verás, pero no lo comerás.”

    3. Había en la entrada de la puerta cuatro leprosos, que se decían unos a otros: “¿Por qué nos vamos a estar aquí hasta morirnos?

    4. Si nos decidimos a entrar en la ciudad, moriremos por el hambre que en ella hay, y si nos quedarnos aquí, moriremos igualmente. Vamos a pasarnos al campamento de los sirios, y si nos dejan vivir, viviremos, y si nos matan, moriremos.”

    5. Partieron, pues, al anochecer para el campamento de los sirios; y cuando llegaron a la entrada del campamento, no había en él nadie."

    6. El Señor había hecho oír en el campamento de los sirios estrépito de carros y estrépito de caballos, el estrépito de un gran ejército, y se habían dicho unos a otros: “Es el rey de Israel, que ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los jéteos y a los reyes de los egipcios y viene a atacarnos.”

    7. Y se levantaron, y al anochecer se pusieron en fuga, abandonando sus tiendas, sus caballos y sus asnos, el campamento tal cual estaba, y huyeron para salvar la vida.

    8. Los leprosos, llegados al campamento, penetraron en una tienda, comieron y bebieron y se llevaron de allí plata, oro y vestidos, que fueron a esconder. Volvieron y penetraron en otra tienda y se llevaron cosas, que fueron a esconder.

    9. Después se dijeron uno a otro: “No está bien lo que hacemos. Este día es un día de buena nueva, y si nosotros nos estamos callados y esperamos la luz del día, nos sucederá mal. Venid, pues, y vayamos a dar cuenta a la casa del rey.”

    10. Partieron, dieron voces a los centinelas de la ciudad e hicieron este relato: “Hemos entrado en el campamento de los sirios y allí no había nadie ni se oye voz alguna de hombre; no hay más que caballos atados, asnos atados y las tiendas intactas.”

    11. Los centinelas de la puerta dieron voces y transmitieron esta noticia a la casa del rey.

    12. El rey se levantó de noche y dijo a sus servidores: “Voy a deciros lo que pretenden los sirios: Como saben que estamos hambrientos, se han salido del campamento para esconderse en los campos, diciéndose: Cuando salgan de la ciudad, los cogeremos vivos y entraremos en la ciudad.”

    13. Uno de los servidores del rey dijo: “Que cojan cinco de los caballos que todavía quedan en la ciudad — porque también a ellos les sucede lo que a la muchedumbre, que han perecido — y mandemos a ver.”

    14. Cogiere pues, dos carros con sus caballos, y el rey mandó gente que siguiera tras los sirios, diciendo: “Id y ved.”

    15. Fueron tras ellos hasta el Jordán, y todo el camino estaba sembrado de vestidos y objetos que en su precipitación habían tirado los sirios. Volvieron los mensajeros y dieron cuenta al rey.

    16. Salió el pueblo y saqueó el campamento de los sirios, y se puso el “sea” de flor de harina a un siclo, y a un siclo los dos “seas” de harina de ce da, según lo que había dicho Yahvé.

    17. El rey había entregado “ custodia de la puerta al oficial sobre cuyo brazo se apoyaba e día antes, pero éste fue atropellado por el pueblo a la puerta, y murió, según la palabra que había pronunciado el hombre de Dios cuando el rey bajó a él.

    18. El hombre de Dios había dicho al rey: “Mañana a estas horas estarán a siclo los dos “seas” de harina de cebada, y a siclo el “sea” de flor de harina”;"

    19. y el oficial había respondido al hombre de Dios: “Cuando Yahvé abra ventanas en los cielos, veremos eso.” Y Elíseo le había dicho: “Con tus ojos lo verás, pero no lo comerás.”

    20. Fue en verdad lo que sucedió, pues el pueblo le atropello a la puerta y murió.