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sábado, julio 20, 2024
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    Job 29 - Nacar-Colunga

    Job recuerda su felicidad anterior

    1. Y volvió Job a hablar en sentencias, diciendo:

    2. ¡Quién me diera (volver) a los meses de antaño, a los días en que Dios me protegía!

    3. Cuando resplandecía su lámpara sobre mi cabeza y a su luz marchaba en las tinieblas.

    4. A lo que fui en mis días otoñales, cuando Dios protegía mi tienda;"

    5. cuando el Omnipotente era conmigo y me rodeaban mis niños;"

    6. cuando lavaba en leche mis pies y me daba la piedra arroyos de aceite;"

    7. cuando salía a la puerta alta de la ciudad y en la plaza se alzaba mi silla.

    8. Los jóvenes, al verme, se escondían, y los viejos se alzaban en pie;"

    9. los príncipes contenían las palabras y ponían su palma en la boca,

    10. y enmudecía la voz de los caudillos y se pegaba su lengua al paladar.

    11. El oído que me oía me llamaba feliz, y los ojos que me veían se declaraban en mi favor;"

    12. porque libraba al pobre que clamaba y al huérfano que no tenía valedor.

    13. La bendición del desgraciado llegaba a mí, y el corazón de la viuda se llenaba de gozo.

    14. Vestíame de justicia, y ella me rodeaba como vestido, me era mi derecho por manto y turbante.

    15. Yo era ojos para el ciego, era para el cojo pies,

    16. era el padre de los pobres, y examinaba la causa del desconocido;"

    17. quebrantaba las muelas del injusto, y de sus dientes le arrancaba la presa.

    18. Decíame yo: “Moriré viejo, multiplicaré cual la arena los días;"

    19. mis raíces tendrán acceso a las aguas, y caerá de noche sobre mis ramas el rocío.

    20. Renovaráse conmigo mi gloria, y mi arco se fortalecerá en mis manos.”

    21. Para escucharme esperaban, y callaban hasta oír mi opinión.

    22. Nadie replicaba a mis palabras; y sobre ellos gota a gota (caía) mi palabra."

    23. Me esperaban como se espera la lluvia, y abrían su boca como al agua tardía.

    24. Si les sonreía, no osaban creerlo, y no desperdiciaban la luz de mi rostro.

    25. Yo les escogía su camino y me sentaba en cabeza, y moraba entre ellos como rey entre sus huestes, y se dejaban llevar a donde yo los conducía.