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jueves, julio 18, 2024
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    Lucas 19 - Nacar-Colunga

    Jesús y Zaqueo

    1. Entrando, atravesó Jericó.

    2. Había allí un hombre llamado Zaqueo, jefe de publícanos y rico.

    3. Hacía por ver a Jesús, pero a causa de la muchedumbre no podía, porque era de poca estatura.

    4. Corriendo adelante, se subió a un sicómoro para verle, pues había de pasar por allí.

    5. Cuando llegó a aquel sitio, levantó los ojos Jesús y le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque hoy me hospedaré en tu casa.

    6. El bajó a toda prisa y le recibió con alegría.

    7. Viéndolo, todos murmuraban de que hubiera entrado a alojarse en casa de un pecador.

    8. Zaqueo, en pie, dijo al Señor: Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si a alguien he defraudado en algo, le devuelvo el cuádruplo.

    9. Díjole Jesús: Hoy ha venido la salud a tu casa, por cuanto éste es también hijo de Abraham;"

    10. pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.

    Parábola de las diez minas

    11. Oyendo ellos esto, añadió Jesús una parábola, por cuanto estaba próximo a Jerusalén, y les parecía que el reino de Dios iba a manifestarse luego.

    12. Dijo, pues: Un hombre noble partió para una región lejana para recibir la dignidad real y volverse;"

    13. llamando a diez siervos suyos, les entregó diez minas y les dijo: Negociad mientras vuelvo.

    14. Sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron detrás de él una legación, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.

    15. Sucedió que, al volver él, después de haber recibido el reino, hizo llamar a aquellos siervos a quienes había entregado el dinero, para saber cómo habían negociado.

    16. Se presentó el primero, diciendo: Señor, tu mina ha producido diez minas.

    17. Díjole: Muy bien, siervo bueno; puesto que has sido fiel en lo poco, recibirás el gobierno de diez ciudades."

    18. Vino el segundo, que dijo: Señor, tu mina ha producido cinco minas.

    19. Díjole también a éste: Y tú recibe el gobierno de cinco ciudades.

    20. Llega el otro diciendo: Señor, ahí tienes tu mina, que tuve guardada en un pañuelo,

    21. pues tenía miedo de ti, que eres hombre severo, que quieres recoger lo que no pusiste y segar donde no sembraste.

    22. Díjole: Por tu boca misma te condeno, mal siervo. Sabías que yo soy hombre severo, que rengo donde no deposité, y siego donde no sembré.

    23. ¿Por qué, pues, no diste mi dinero al banquero, y yo, al volver, lo hubiera recibido con los intereses?

    24. Y dijo a los presentes: Tomadle a éste la mina y dádsela al que tiene diez.

    25. Le dijeron: Señor, ya tiene diez minas.

    26. Díjoles: Os digo que a todo el que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

    27. Cuanto a esos mis enemigos que no quisieron que yo reinase sobre ellos, traedlos acá y, delante de mí, degolladlos.

    La entrada triunfal en Jerusalén

    28. Y diciendo esto, siguió adelante, subiendo hacia Jerusalén.

    29. Al acercarse a Betfagé y Betania, en el monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos,

    30. diciéndoles: Id a la aldea de enfrente, y, entrando en ella, hallaréis un pollino atado, que todavía no ha sido montado por nadie; desatadlo y traedlo."

    31. Y si alguno os dijere: ¿Por qué lo soltáis? diréis así: El Señor tiene de él necesidad.

    32. Fueron los enviados y lo hallaron así como les había dicho.

    33. Desatando ellos el pollino, les dijeron sus amos: ¿Por qué desatáis el pollino?

    34. Les respondieron: El Señor tiene necesidad de él.

    35. Lo llevaron a Jesús, y, echando sus mantos sobre el pollino, montaron a Jesús.

    36. Según El iba, extendían sus vestidos en el camino.

    37. Cuando ya se acercaba a la bajada del monte de los Olivos, comenzó la muchedumbre de los discípulos a alabar alegres a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto,

    38. diciendo: ¡Bendito el que viene, el Rey, en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

    39. Algunos fariseos de entre la muchedumbre le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.

    40. El contestó y dijo: Os digo que, si ellos callasen, gritarían las piedras.

    41. Así que estuvo cerca, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo:

    42. ¡Si al menos en este día conocieras lo que hace a la paz tuya! Pero ahora está oculto a tus ojos.

    43. Porque días vendrán sobre ti, y te rodearán de trincheras tus enemigos, y te cercarán, y te estrecharán por todas partes,

    44. y te abatirán al suelo a ti y a los hijos que tienes dentro, y no dejarán en ti piedra sobre piedra por no haber conocido el tiempo de tu visitación.

    Purificación del templo

    45. Entrando en el templo, comenzó a echar a los vendedores,

    46. diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones."

    47. Enseñaba cada día en el templo; pero los príncipes de los sacerdotes y los escribas, así como los primates del pueblo, buscaban prenderle,"

    48. y no sabían qué hacer, porque el pueblo todo estaba pendiente de El escuchándole.