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miércoles, julio 17, 2024
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    2 Corintios 3 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    Ministros del nuevo pacto

    1. ¿Estoy ya empezando otra vez a hacerme la propaganda? ¿Es que yo necesito , como es el caso de ciertos individuos, presentarme a vosotros con cartas de recomendación, o recibirlas de vuestra parte?

    2. Vosotros mismos sois mi carta de recomendación; la llevo escrita en el corazón, y todo el mundo puede conocerla y leerla.

    3. Y bien que se os nota que sois carta de Cristo redactada por mí; una carta no escrita con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en frías tablas de piedra, sino en las páginas palpitantes del corazón.

    4. Si hago gala de una tal confianza, es porque Cristo me la alcanza de Dios .

    5. Que no presumo de ser capaz de hacer algo por mi cuenta; mi capacidad proviene de Dios.

    6. El fue quien me capacitó para ser ministro de una alianza, basada no en la letra de la Ley, sino en la fuerza del Espíritu; y es sabido que la letra de la Ley es causa de muerte, mientras que el Espíritu lo es de vida.

    7. La Ley, pues, grabada letra a letra sobre piedra, se convirtió en instrumento de muerte. Si, no obstante, fue proclamada con tal gloria que los israelitas no podían fijar sus ojos en el rostro de Moisés a causa del resplandor que de él emanaba - un resplandor perecedero al fin y al cabo -,

    8. ¿no será mucho más glorioso aquello de lo que es artífice el Espíritu?

    9. Si lo que es instrumento de condenación estuvo rodeado de gloria, razón es que lo esté mucho más lo que es instrumento de salvación.

    10. Resulta así, en efecto, que lo que en otro tiempo fue glorioso, ha dejado de serlo, eclipsado por este soberano resplandor.

    11. Porque, si ya lo pasajero fue glorioso, mucho más glorioso habrá de ser lo permanente.

    12. Con una esperanza así, ¿quién nos impedirá actuar con plena libertad?

    13. No es nuestro caso el de Moisés, que se cubría el rostro con un velo para evitar que los israelitas contemplaran el apagarse de un resplandor perecedero.

    14. A pesar de todo, sus mentes siguen embotadas, y el velo aquel, que sólo Cristo puede destruir, permanece sin descorrer hasta el día de hoy, impidiéndoles comprender las Escrituras de la antigua alianza.

    15. Sí, hasta el día de hoy, un velo nubla su mente siempre que leen a Moisés;

    16. sólo cuando se conviertan al Señor desaparecerá el velo.

    17. Ahora bien, el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad.

    18. Y como todos nosotros llevamos el rostro descubierto, reflejando la gloria del Señor, vamos incorporando su imagen cada vez más perfectamente bajo el influjo del Espíritu del Señor.