32.5 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    2 Corintios 4 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    1. Por eso, conscientes de que Dios, en su misericordia, nos ha confiado esta tarea, lejos de darnos por vencidos,

    2. renunciamos a actuar de forma oculta y avergonzada, a proceder con astucia o a falsear el mensaje de Dios. Nuestra propia propaganda, frente al juicio que puedan hacer de nosotros todos los demás en la presencia de Dios, consiste en decir la verdad.

    3. Y si el mensaje de salvación que anunciamos está encubierto, lo está solamente para aquellos que se pierden,

    4. para esos incrédulos cuya mente está de tal manera cegada por el dios de este mundo, que ya no son capaces de distinguir el resplandor del glorioso mensaje evangélico de Cristo, imagen de Dios.

    5. No nos anunciamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo el Señor, declarándonos nosotros mismos siervos vuestros por amor de Jesús.

    6. Pues el mismo Dios que dijo: Resplandezca la luz desde el seno de las tinieblas, la ha hecho resplandecer en nuestros corazones, dándonos a conocer por ella la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo.

    Viviendo por la fe

    7. Sin embargo, se trata de un tesoro que guardamos en vasijas de barro, a fin de que nadie ponga en duda que la fuente de este poder extraordinario está en Dios y no en nosotros.

    8. Es verdad que por todas partes nos acosan, pero no hasta el punto de dejarnos sin salida; estamos en apuros, pero no como para ser presa de la desesperación;

    9. nos persiguen, pero no quedamos abandonados al peligro; nos derriban, pero no consiguen rematarnos.

    10. Por todas partes vamos reproduciendo en nuestro cuerpo la muerte dolorosa de Jesús, para que en este mismo cuerpo resplandezca la vida de Jesús.

    11. En efecto, mientras vivimos, no dejamos de estar en trance de muerte por causa de Jesús, para que, a través de nuestra naturaleza mortal, se haga manifiesta la vida de Jesús.

    12. De modo que en nosotros actúa la muerte, y en vosotros, en cambio, la vida.

    13. Pero como tenemos aquel espíritu de fe al que alude la Escritura cuando dice: Creí, y por eso hablé, también nosotros creemos y, en consecuencia, hablamos.

    14. No en vano sabemos que Dios, que resucitó a Jesús, el Señor, también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos llevará, en compañía vuestra, a su presencia.

    15. Todo esto es para vuestro bien. Así, cuantos más participen del favor de Dios, tanto más crecerá la acción de gracias para gloria de Dios.

    16. Esta es la razón por la que nunca nos desanimamos. Aunque nuestra condición física va desmoronándose, nuestro ser interior va recibiendo cada día nueva vida.

    17. Leves y pasajeras son nuestras penalidades de hoy, que a cambio nos producirán para siempre una riqueza inmensa e incalculable de gloria.

    18. Porque no es vuestro objetivo aquello que ahora vemos, sino lo que no puede verse todavía. Esto que ahora vemos, pasa. Lo que aún no se ve, permanece para siempre.