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jueves, julio 18, 2024
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    Apocalipsis 11 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    Los dos testigos

    1. Pero no midas el patio exterior; déjalo aparte, porque ha sido entregado como botín a las naciones, que hollarán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.

    2. Será entonces cuando yo envíe a mis dos testigos, para que, austeramente vestidos, proclamen el mensaje de Dios durante mil doscientos sesenta días.

    3. Me refiero a los dos olivos y a los dos candeleros que se mantienen firmes en presencia del Señor de la tierra.

    4. ¡Que nadie intente hacerles daño, pues de su boca saldrá fuego que devorará irremisiblemente a quienes lo intenten!

    5. El poder de mis testigos es inmenso: pueden cerrar el cielo e impedir que llueva mientras proclaman su mensaje; pueden convertir el agua en sangre; pueden herir la tierra cuantas veces quieran con toda clase de calamidades.

    6. Pero, una vez concluida su misión, surgirá del abismo la bestia, que entrará en combate contra ellos, los derrotará y los matará.

    7. Sus cadáveres estarán expuestos al público en la plaza de la gran ciudad, a la que se da el nombre simbólico de Sodoma y Egipto, y en la que fue también crucificado su Señor.

    8. Tres días y medio estarán expuestos los cadáveres a la vista de gentes de todo pueblo, raza, lengua y nación, sin que nadie pueda darles sepultura.

    9. Mientras tanto, se desbordará el júbilo y la alegría de los habitantes de la tierra. Hasta se harán regalos unos a otros, ya que aquellos dos profetas les habían amargado la existencia.

    10. Pero, al cabo de los tres días y medio, Dios los hará revivir y los pondrá de nuevo en pie, para asombro y terror de quienes los contemplarán.

    11. Oí entonces una fuerte voz que los llamaba desde el cielo: - Subir aquí. Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.

    12. En la tierra se desencadenó en ese momento un formidable terremoto: la décima parte de la ciudad se derrumbó, y siete mil personas perecieron. Los supervivientes, sobrecogidos de espanto, alabaron al Dios del cielo.

    13. Atrás ha quedado la segunda calamidad, pero la tercera está a las puertas.

    14. El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo voces poderosas que proclamaban: - A nuestro Señor y a su Cristo pertenece el dominio del mundo, y lo ejercerá por siempre.

    La séptima trompeta

    15. Se postraron entonces rostro en tierra los veinticuatro ancianos que están sentados en sus tronos ante Dios, y adoraron a Dios, diciendo:

    16. - Gracias, Señor Dios, dueño de todo, tú que existes desde siempre. Gracias, porque con tu inmenso poder has establecido tu reinado.

    17. Gracias, porque tu ira ha hecho añicos el furor de las naciones y porque ha sonado al fin la hora del juicio, la hora de premiar a tus siervos los profetas, a los santos y a cuantos, humildes y poderosos, veneran tu nombre ; la hora de exterminar a los contaminadores de la tierra.

    18. En aquel instante se abrió el templo celeste de Dios, y dentro de él apareció el arca de su alianza en medio de relámpagos, truenos fragorosos, temblores de tierra y un recio granizar.

    19. Apareció entonces en el cielo una figura prodigiosa: una mujer vestida del sol, con la luna por pedestal y una corona de doce estrellas en la cabeza.