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jueves, julio 18, 2024
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    Hechos 10 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    Pedro y Cornelio

    1. Vivía en Cesarea un romano llamado Cornelio, capitán del batallón que llevaba el nombre de "El Itálico".

    2. Era hombre religioso, que, junto con su familia, rendía culto al Dios verdadero. Ayudaba generosamente con sus limosnas a los judíos pobres y oraba a Dios continuamente.

    3. Un día, sobre las tres de la tarde, tuvo una visión en la que vio claramente a un ángel de Dios que se dirigió a él y le dijo: - ¡Cornelio!

    4. Atemorizado, miró al ángel y le preguntó: - ¿Qué quieres, Señor? El ángel le contestó: - Dios ha tomado en consideración tus oraciones y tus limosnas .

    5. Por tanto, envía en seguida alguien a Jope que haga venir aquí a un tal Simón, a quien se conoce también por Pedro.

    6. Actualmente está hospedado en casa de otro Simón, un curtidor que vive junto al mar.

    7. Apenas salió el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos criados y a uno de sus asistentes que era hombre religioso,

    8. los puso en antecedentes de todo lo ocurrido y los mandó a Jope.

    9. Al día siguiente, mientras los enviados iban aún de camino, ya cerca de la ciudad, Pedro subió a la terraza para orar a eso del mediodía.

    10. De pronto sintió hambre y quiso comer algo. Estaban preparándoselo, cuando cayó en éxtasis,

    11. y vio que el cielo se abría y que algo así como un enorme lienzo descendía, colgado de sus cuatro puntas, y se posaba sobre la tierra.

    12. Había en él toda clase de cuadrúpedos, reptiles y aves.

    13. Y oyó una voz que le decía: - ¡Anda, Pedro, mata y come!

    14. - De ninguna manera, Señor - respondió Pedro -. Jamás he comido nada impuro o contaminado.

    15. La voz se oyó por segunda vez: - Lo que Dios ha purificado, no lo consideres tú impuro.

    16. Esto se repitió hasta tres veces, y a continuación aquel objeto fue subido al cielo.

    17. Estaba Pedro perplejo preguntándose qué significado tendría la visión, cuando los enviados de Cornelio, tras averiguar dónde estaba la casa de Simón, se presentaron a la puerta

    18. y preguntaron en voz alta: - ¿Se aloja aquí Simón, al que llaman Pedro?

    19. Entonces el Espíritu dijo a Pedro, que seguía intrigado en la visión: - Ahí abajo hay tres hombres que te buscan.

    20. Baja en seguida y acompáñalos. No tengas ningún reparo, porque los he enviado yo.

    21. Pedro bajó al encuentro de aquellos hombres y les dijo: - Yo soy el que buscáis. ¿A qué se debe vuestra visita?

    22. - Venimos de parte del capitán Cornelio - respondieron -. Es un hombre recto y muy religioso, a quien todos los judíos aprecian de veras. Un ángel de Dios le ha indicado que te haga llamar a su casa para oír lo que tengas que decirle.

    23. Pedro los invitó a pasar la noche allí, y al día siguiente se puso en camino con ellos, acompañado por algunos hermanos de Jope.

    24. Un día después llegaron a Cesarea, donde Cornelio estaba ya esperándoles junto con sus familiares y amigos íntimos.

    25. Cuando llegó Pedro, salió a recibirle y se postró a sus pies en actitud de adoración.

    26. - Ponte de pie - le dijo Pedro mientras le ayudaba a levantarse -. Soy un hombre como cualquier otro.

    27. Entraron en la casa conversando, y Pedro dijo a las numerosas personas que encontró reunidas allí:

    28. - Como sabéis, a un judío le está prohibido alternar con extranjeros o entrar en su casa. Pero Dios me ha hecho comprender que a nadie debo considerar impuro o profano.

    29. Por eso no tuve inconveniente en venir cuando me llamasteis. Pero deseo saber por qué razón me habéis hecho venir.

    30. Cornelio respondió: - Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo aquí en mi casa ocupado en la oración de la tarde, cuando de pronto se presentó ante mí un hombre vestido con un traje resplandeciente.

    31. Me dijo: "Cornelio, Dios ha escuchado tu oración y ha tenido en cuenta tu generosidad con los pobres.

    32. Por tanto, envía alguien a Jope para que haga venir a Simón, a quien se conoce también por Pedro; se hospeda en casa de otro Simón, un curtidor que vive junto al mar."

    33. De modo que mandé en seguida a buscarte, y tú te has dignado venir. Aquí , pues, nos tienes a todos, en presencia de Dios, dispuestos a escuchar todo cuanto el Señor te haya encargado decirnos.

    34. Pedro se expresó en estos términos: - Ahora comprendo verdaderamente que para Dios no existen favoritismos.

    35. Toda persona, sea de la nación que sea, si es fiel a Dios y se porta rectamente, goza de su estima.

    36. Tenéis conocimiento de cómo Dios dirigió su mensaje a los israelitas y les anunció la buena nueva de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.

    37. Hablo - ya sabéis - de lo acaecido a lo largo y ancho de todo el país judío, comenzando por Galilea, después que Juan proclamó su bautismo.

    38. De cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y le llenó de poder; de cómo Jesús pasó por todas partes haciendo el bien y curando a todos los que padecían oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

    39. Seguidamente dispuso que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Y , accediendo a sus ruegos, se quedó allí algunos días.

    40. Y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en territorio judío, especialmente en Jerusalén. Después le mataron colgándole de un madero.

    41. Pero Dios le resucitó al tercer día y le permitió dejarse ver,

    42. no de todos, sino de nosotros los que fuimos escogidos de antemano por Dios como testigos y tuvimos ocasión de comer y beber con Jesús después que resucitó triunfante de la muerte.

    43. Pues bien, Jesús ha sido quien nos ha mandado anunciar su mensaje al pueblo y proclamar que Dios le ha constituido juez de vivos y muertos.

    44. Y los profetas, por su parte, testifican unánimemente que todo el que crea en él alcanzará, por su medio, el perdón de los pecados.

    45. Todavía estaba Pedro exponiendo estas razones, cuando el Espíritu Santo descendió sobre todos los que oían el mensaje.

    46. Los creyentes judíos que había llegado con Pedro estaban sorprendidos de que también sobre los no judíos se derramase el don del Espíritu Santo.

    47. Les oían, en efecto, hablar en idiomas desconocidos y alabar la grandeza de Dios. Pedro dijo entonces:

    48. - ¿Puede negarse el bautismo a estas personas que han recibido, como nosotros, el Espíritu Santo?