29.2 C
Miami
jueves, julio 18, 2024
Más


    Hechos 8 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    Saulo persigue a la iglesia

    1. Saulo estaba allí, dando su aprobación a la muerte de Esteban. aquel mismo día se desató una violenta persecución contra la iglesia de Jerusalén . Todos los fieles, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria.

    2. Unos hombres piadosos enterraron el cuerpo de Esteban y lloraron sentidamente su muerte.

    3. Mientras tanto, Saulo asolaba la iglesi8: irrumpía en las casas, apresaba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.

    Predicación del evangelio en Samaria

    4. Los discípulos que tuvieron que dispersarse iban de pueblo en pueblo anunciando el mensaje.

    5. así, Felipe, llegó a la ciudad de Samaria, y comenzó a hablar del Mesías.

    6. La gente escuchaba con atención a Felipe, pues habían oído hablar de los milagros que realizaba y ahora los estaban viendo.

    7. Hubo muchos casos de espíritus malignos que abandonaron a sus víctimas lanzando alaridos. Numerosos paralíticos e inválidos fueron también curados ,

    8. y la ciudad se llenó de alegría.

    9. De tiempo atrás se encontraba en la ciudad un hombre llamado Simón, que practicaba la magia y tenía asombrada a toda la población de Samaria. Se las daba de persona importante

    10. y gozaba de una gran audiencia tanto entre los pequeños como entre los mayores. "Ese hombre - decían - es la personificación del poder divino: eso que se llama el Gran Poder."

    11. Y le escuchaban encandilados, porque durante mucho tiempo los había tenido asombrados con su magia.

    12. Pero, cuando Felipe les anunció el mensaje acerca del reino de Dios y de la persona de Jesucristo, hombres y mujeres abrazaron la fe y se bautizaron .

    13. Incluso el propio Simón creyó y fue bautizado. Y ya no se apartaba un momento de Felipe; contemplaba los milagros y los portentosos prodigios que realizaba, y no salía de su asombro.

    14. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén supieron que Samaria había acogido favorablemente el mensaje de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.

    15. Llegaron éstos y oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo,

    16. pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús, el Señor.

    17. así que Pedro y Juan iban imponiéndoles las manos, y ellos iban recibiendo el Espíritu Santo.

    18. al ver Simón que cuando los apóstoles imponían las manos se impartía el Espíritu, les ofreció dinero,

    19. diciendo: - Concededme también a mí el poder de que, cuando imponga las manos a alguno, reciba el Espíritu Santo.

    20. - ¡al infierno tú y tu dinero! - le contestó Pedro -. ¿Cómo has podido imaginar que el don de Dios es un objeto de compraventa?

    21. No es posible que participes de este don, pues Dios ve que tus intenciones son torcidas.

    22. Reconoce el mal que has hecho y pide al Señor que, si es posible, te perdone el haber abrigado tal pensamiento.

    23. Veo que la envidia te corroe y la maldad te tiene encadenado.

    24. Simón respondió: - Orad por mí al Señor para que nada de lo que habéis dicho me suceda.

    25. Una vez que Pedro y Juan cumplieron su misión de testigos y proclamaron el mensaje del Señor, emprendieron el regreso a Jerusalén, anunciando de paso la buena nueva en muchas poblaciones samaritanas.

    Felipe y el etíope

    26. Un ángel del Señor dio a Felipe estas instrucciones: - Ponte en camino y dirígete hacia el sur por la ruta que va desde Jerusalén hasta Gaza, la ruta del desierto.

    27. Felipe partió sin pérdida de tiempo. a poco divisó a un hombre, que resultó ser un eunuco etíope, alto funcionario de Candace, reina de Etiopía , de cuyo tesoro era administrador general. Había venido en peregrinación a Jerusalén

    28. y ahora iba ya de regreso. Viajaba montado en un carro leyendo el libro del profeta Isaías.

    29. El Espíritu dijo a Felipe: - adelántate y acércate a ese carro.

    30. Felipe fue corriendo hacia él. al oír que su ocupante leía al profeta Isaías, le preguntó: - ¿Entiendes lo que estás leyendo?

    31. - ¿Cómo puedo entenderlo si nadie me lo explica? - respondió él. E invitó a Felipe a subir al carro y a sentarse a su lado.

    32. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste: Como oveja fue llevado al sacrificio; como cordero que no abre la boca ante el esquilador, tampoco él despegó sus labios.

    33. Por ser pobre no se le hizo justicia. Nadie hablará de su descendencia, porque fue arrancado del mundo de los vivos.

    34. El etíope preguntó: - Dime, por favor, ¿de quién habla el profeta, de sí mismo o de otro?

    35. Felipe tomó la palabra y, partiendo de este pasaje de la Escritura, le anunció la buena nueva de Jesús.

    36. Prosiguieron su camino, y, al llegar a un lugar donde había agua, dijo el etíope: - Mira, aquí hay agua. ¿Hay algún impedimento para bautizarme?

    37. Respondió Felipe: "No lo hay, si crees con toda sinceridad". Y el etíope contestó: "Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios."

    38. El etíope mandó parar el carro; bajaron al agua y Felipe le bautizó.

    39. apenas salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y el etíope no volvió a verle, pero siguió su camino lleno de alegría.

    40. Felipe, a su vez, se encontró en azoto, circunstancia que aprovechó para anunciar la buena nueva en las ciudades por las que fue pasando hasta llegar a Cesarea.