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miércoles, julio 17, 2024
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    Juan 19 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    1. Así las cosas, Pilato ordenó que aplicasen a Jesús el tormento de los azotes.

    2. Los soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza. Le echaron también sobre los hombros un manto de púrpura,

    3. y, acercándose a él, decían: - ¡Viva el rey de los judíos! Y le daban bofetadas.

    4. Pilato salió una vez más y les dijo: - Escuchad, os lo voy a presentar de nuevo para que quede bien claro que no encuentro razón alguna para condenar a muerte a este hombre.

    5. Jesús, pues, fue presentado al pueblo. Llevaba sobre su cabeza la corona de espinas, y sobre sus hombros el manto de púrpura. Pilato les dijo: - ¡Este es el hombre!

    6. Los jefes de los sacerdotes y sus esbirros, al verle, comenzaron a gritar: - ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato insistió: - Tomadle vosotros y crucificadle; yo no encuentro delito alguno en él.

    7. Los judíos replicaron: - Nosotros tenemos una ley, y según ella debe morir, porque ha querido hacerse pasar por Hijo de Dios.

    8. Al oír esto, Pilato sintió aún más temor.

    9. Entró de nuevo en el palacio y preguntó a Jesús: - ¿De dónde eres tú? Jesús ni le contestó siquiera.

    10. Pilato le dijo: - ¿Cómo? ¿Te niegas a contestarme? ¿Es que no sabes que tengo autoridad tanto para dejarte en libertad como para ordenar que te claven en una cruz?

    11. Jesús le respondió: - No tendrías autoridad alguna sobre mí si Dios no te la hubiese concedido; por eso, el que me ha entregado a ti es mucho más culpable que tú.

    12. Desde ese momento, Pilato intentaba por todos los medios poner a Jesús en libertad. Pero los judíos le gritaban: - Si pones en libertad a ese hombre, no eres amigo del emperador. El que pretende ser rey es enemigo del emperador.

    13. Ante el cariz que tomaban las cosas, Pilato mandó sacar fuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar conocido con el nombre de "Enlosado", que en la lengua de los judíos se llama "Gabbata".

    14. Era la víspera de Pascua, hacia el mediodía. Pilato dijo a los judíos: - ¡Aquí tenéis a vuestro rey!

    15. Pero ellos comenzaron a gritar: - ¡Quítale de en medio! ¡Crucifícale! Pilato insistió: - ¿Cómo voy a crucificar a vuestro rey? Pero los jefes de los sacerdotes replicaron: - Nuestro único rey es el emperador romano.

    16. Así que, al fin, Pilato se lo entregó para que lo crucificasen. A partir de este momento, Jesús quedó en manos de los judíos.

    Crucifixión y muerte de Jesús

    17. Llevando su propia cruz, salió fuera de la ciudad hacia un lugar llamado "La Calavera" (que en la lengua de los judíos se dice "Gólgota").

    18. Allí le crucificaron, y con él crucificaron también a otros dos, uno a cada lado de Jesús.

    19. Pilato mandó poner sobre la cruz un letrero con esta inscripción: "Jesús de Nazaret, rey de los judíos."

    20. La inscripción fue leída por muchos judíos, porque el lugar donde Jesús había sido crucificado estaba cerca de la ciudad. Además, el texto estaba escrito en hebreo, latín y griego.

    21. Así que los jefes de los sacerdotes se presentaron a Pilato y le dijeron : - Tienes que cambiar esa inscripción. En lugar de "El rey de los judíos" hay que poner: "Este hombre dijo: Yo soy el rey de los judíos."

    22. Pero Pilato les contestó: - Que quede escrito lo que yo mandé escribir.

    23. Los soldados, una vez que terminaron de crucificar a Jesús, se quedaron con sus ropas y las repartieron en cuatro lotes, uno para cada uno. Aparte dejaron la túnica. Como era una túnica sin costuras, tejida de una sola pieza de arriba a abajo,

    24. llegaron a este acuerdo: - No debemos partirla; lo que procede es sortearla para ver a quién le toca. Así se cumplió el pasaje de la Escritura que dice: Dividieron entre ellos mis ropas y echaron a suertes mi túnica. Esto fue exactamente lo que hicieron los soldados.

    25. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, María la mujer de Cleofás, que era hermana de su madre, y María Magdalena.

    26. Jesús, al ver a su madre y, junto a ella, al discípulo a quien tanto quería, dijo a su madre: - Mujer, ahí tienes a tu hijo.

    27. Después dijo al discípulo: - Ahí tienes a tu madre. Y, desde aquel momento, el discípulo la acogió en su casa.

    28. Después de esto, plenamente consciente de haber cumplido a la perfección la misión que el Padre le había confiado, con el fin de que se cumpliese la Escritura, Jesús exclamó: - Tengo sed.

    29. Había allí una jarra de vinagre. Los soldados colocaron en la punta de una caña una esponja empapada en el vinagre y se la acercaron a la boca.

    30. Jesús la probó y dijo: - Todo está cumplido. E, inclinando la cabeza, murió.

    El costado de Jesús traspasado

    31. Era la víspera de Pascua, y los judíos no querían que los cuerpos de los ajusticiados quedaran en la cruz precisamente aquel sábado, porque en él se celebraba una fiesta muy solemne. Por eso pidieron a Pilato que ordenase quebrar las piernas de los crucificados y darles sepultura.

    32. Los soldados quebraron las piernas de los dos que habían sido crucificados con Jesús.

    33. Pero cuando se acercaron a Jesús, al comprobar que ya había muerto, no le quebraron las piernas.

    34. Uno de los soldados, sin embargo, le abrió el costado de una lanzada, y al punto brotó de él sangre y agua.

    35. El que narra estas cosas fue testigo ocular de las mismas, y su testimonio es verdadero. Os cuenta lo que vio para que también vosotros creáis.

    36. Porque esto ocurrió para que se cumpliese la Escritura que dice: No le quebrarán ningún hueso.

    37. También dice la Escritura en otro pasaje: Mirarán al que traspasaron.

    Jesús es sepultado

    38. José de Arimatea, discípulo de Jesús, aunque lo mantenía en secreto por miedo a los judíos, solicitó de Pilato el permiso para hacerse cargo del cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió, y él fue a recoger el cuerpo.

    39. También Nicodemo, el que en aquella ocasión había ido de noche a entrevistarse con Jesús, llegó con unos treinta kilos de una mezcla de mirra y áloe.

    40. Entre ambos se llevaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas de lino bien empapadas en la mezcla de mirra y áloe, según acostumbraban hacer los judíos para sepultar a sus muertos.

    41. Cerca del lugar donde Jesús fue crucificado había un huerto, y en el huerto, un sepulcro nuevo, en el que nadie había sido sepultado.

    42. Y como el sepulcro estaba cerca y les corría prisa preparar la fiesta del día siguiente, depositaron allí el cuerpo de Jesús.