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viernes, agosto 16, 2024
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    Juan 5 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    El paralítico de Betesda

    1. Después de esto, Jesús volvió a Jerusalén con motivo de una de las fiestas judías.

    2. Hay en Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las Ovejas, un estanque conocido con el nombre hebreo de Betzata, que tiene cinco soportales.

    3. En estos soportales había muchos enfermos recostados en el suelo: ciegos, cojos y paralíticos.* Estaban esperando el movimiento del agua del estanque

    4. porque de cuando en cuando bajaba un ángel del Señor y agitaba el agua. El primero que se metía en el agua después que ocurría esto , quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera .*

    5. Había entre ellos un hombre que llevaba enfermo treinta y ocho años.

    6. Jesús, al verle allí tendido y sabiendo que llevaba tanto tiempo, le preguntó: - ¿Quieres curarte?

    7. El enfermo le contestó: - Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua ha sido agitada. Cuando yo quiero llegar, ya otro se me ha adelantado.

    8. Entonces Jesús le ordenó: - Levántate, recoge tu camilla y vete.

    9. En aquel mismo instante, el enfermo quedó curado, recogió su camilla y comenzó a andar. Pero aquel día era festivo.

    10. Así que los judíos se dirigieron al que había sido curado y le dijeron: - Hoy es día festivo y está prohibido que cargues con tu camilla.

    11. El respondió: - El que me curó me dijo que recogiera mi camilla y me fuera.

    12. Ellos le preguntaron: - ¿Quién es ese hombre que te dijo que recogieras tu camilla y te fueras?

    13. Pero él no le conocía, no sabía quién le había curado, pues Jesús había desaparecido entre la muchedumbre allí reunida.

    14. Poco después, Jesús se encontró con él en el templo y le dijo: - Escúchame: ya que has sido curado, no vuelvas a pecar; podría sucederte algo peor.

    15. Aquel hombre se fue y dijo a los judíos que era Jesús quien le había curado.

    16. Jesús no se privaba de hacer tales cosas incluso en día festivo; por eso le perseguían los judíos.

    17. Pero él justificaba su modo de actuar, diciendo: - Mi Padre no cesa nunca de trabajar, por eso yo trabajo también en todo tiempo.

    18. Esta afirmación provocó en los judíos un mayor deseo de matarle, porque no sólo no respetaba el día festivo, sino que además decía que Dios era su propio Padre, haciéndose así igual a Dios.

    La autoridad del Hijo

    19. Jesús prosiguió diciendo: - Yo os aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; él hace únicamente lo que ve hacer al Padre. Lo que hace el Padre, eso hace también el Hijo.

    20. Pues el Padre ama al Hijo y le hace partícipe de todas sus obras. Y le hará partícipe de cosas mayores todavía, de modo que vosotros mismos quedaréis maravillados.

    21. Porque así como el Padre resucita a los muertos, dándoles vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.

    22. El Padre no juzga a nadie; todo el poder de juzgar se lo ha dado al Hijo.

    23. Y quiere que todos den al Hijo el mismo honor que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que le ha enviado.

    24. Yo os aseguro que el que acepta mi palabra y cree en el que ha enviado, tiene vida eterna; no será condenado, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.

    25. Os aseguro que está llegando el momento, mejor dicho, ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan volverán a la vida.

    26. El Padre tiene el poder de dar la vida, y ha concedido al Hijo ese mismo poder.

    27. Le ha dado también autoridad para juzgar, porque es el Hijo del hombre.

    28. No os admiréis de lo que estoy diciendo, porque llegará el momento en que todos los muertos oirán su voz

    29. y saldrán de las tumbas. Los que hicieron el bien resucitarán para la vida eterna, pero los que hicieron el mal resucitarán para su condenación.

    Testigos de Cristo

    30. Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Conforme el Padre me dicta, así juzgo. Mi juicio es justo, porque no pretendo actuar según mis deseos, sino según los deseos del que me ha enviado.

    31. Si me presentase como testigo de mí mismo, mi testimonio carecería de valor.

    32. Es otro el que testifica a mi favor, y yo sé que su testimonio es prueba válida.

    33. Vosotros mismos enviasteis una comisión a preguntar a Juan, y él dio testimonio a favor de la verdad.

    34. Y no es que yo tenga necesidad de hombres que testifiquen a mi favor; si digo esto, es para que vosotros podáis salvaros.

    35. Juan el Bautista era como una lámpara encendida que alumbraba; y vosotros estuvisteis dispuestos por breve tiempo a alegraros con su luz.

    36. Pero yo tengo a mi favor un testimonio de mayor valor que el de Juan. Una prueba evidente de que el Padre me ha enviado es que hago lo que el Padre me encargó hasta llevarlo a feliz término.

    37. También habla a mi favor el Padre que me envió, aunque vosotros nunca habéis oído su voz ni habéis visto su rostro.

    38. Su Palabra no ha tenido acogida en vosotros; así lo prueba el hecho de que no queráis creer en el enviado del Padre.

    39. Estudiáis apasionadamente las Escrituras, pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien, precisamente las Escrituras dan testimonio de mí.

    40. A pesar de ello, vosotros no queréis aceptarme para obtener esa vida.

    41. Yo no busco honores que puedan dar los hombres.

    42. Además, os conozco muy bien, y sé que no amáis a Dios.

    43. Yo he venido de parte de mi Padre, pero vosotros no me aceptáis; en cambio, aceptaríais a cualquier otro que viniera en nombre propio.

    44. ¿Cómo vais a creer, si sólo os preocupáis de recibir honores los unos de los otros y no os interesáis por el verdadero honor, que viene del Dios único?

    45. Y no penséis que voy a ser yo quien os acuse ante mi Padre; os acusará Moisés, el mismo Moisés en quien tenéis puesta vuestra esperanza.

    46. El escribió acerca de mí; por eso, si creyerais a Moisés, también me creeríais a mí.

    47. Pero si no creéis lo que él escribió, ¿cómo vais a creer lo que yo digo?