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jueves, julio 18, 2024
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    1 Samuel 28 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    1. Y por aquellos días aconteció que los filisteos empezaron a juntar sus campamentos para el ejército con el fin de hacer guerra contra Israel. De modo que Akís dijo a David: “Sin duda sabrás que es conmigo con quien debes salir al campamento, tú y tus hombres”.

    2. Ante esto, David dijo a Akís: “Por eso tú mismo sabes lo que tu siervo ha de hacer”. Por consiguiente, Akís dijo a David: “Por eso te nombraré guarda de mi cabeza para siempre”.

    Saúl y la adivina de Endor

    3. Ahora bien, Samuel mismo había muerto, y todo Israel había procedido a plañirlo y a enterrarlo en Ramá, su propia ciudad. En cuanto a Saúl, él había quitado del país a los médium espiritistas y a los pronosticadores profesionales de acontecimientos.

    4. Posteriormente, los filisteos se juntaron y vinieron y asentaron campamento en Sunem. De modo que Saúl juntó a todo Israel, y asentaron campamento en Guilboa.

    5. Cuando Saúl llegó a ver el campamento de los filisteos, le dio miedo, y su corazón empezó a temblar muchísimo.

    6. Aunque Saúl inquiría de Jehová, Jehová nunca le contestaba, ni por sueños ni por el Urim ni por los profetas.

    7. Por fin Saúl dijo a sus siervos: “Búsquenme una mujer que sea perita en mediación espiritista, y ciertamente iré a ella y la consultaré”. Entonces le dijeron sus siervos: “¡Mira! En En-dor hay una mujer que es perita en mediación espiritista”.

    8. Así que Saúl se disfrazó y se vistió con otras prendas de vestir y se fue, él y dos hombres con él; y llegaron a la mujer de noche. Ahora dijo él: “Usa adivinación para mí, por favor, por mediación espiritista, y haz subir para mí al que yo te diga”.

    9. Sin embargo, la mujer le dijo: “Mira que tú mismo sabes bien lo que Saúl hizo, cómo cortó del país a los médium espiritistas y a los pronosticadores profesionales de acontecimientos. ¿Por qué, pues, estás obrando como un entrampador contra mi alma para hacer que se me dé muerte?”.

    10. Inmediatamente Saúl le juró por Jehová, y dijo: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová, culpa por error no te sobrevendrá en este asunto!”.

    11. Ante esto, la mujer dijo: “¿A quién hago subir para ti?”. A esto él dijo: “Haz subir a Samuel para mí”.

    12. Cuando la mujer vio a “Samuel” se puso a gritar a voz en cuello; y la mujer pasó a decir a Saúl: “¿Por qué me embaucaste, cuando tú mismo eres Saúl?”.

    13. Pero el rey le dijo: “No tengas miedo, pero ¿qué viste?”. Y la mujer pasó a decir a Saúl: “A un dios vi que subía de la tierra”.

    14. En seguida él le dijo: “¿Qué forma tiene?”, a lo que ella dijo: “Es un viejo que sube, y está cubierto con una vestidura sin mangas”. Ante eso, Saúl reconoció que era “Samuel”, y procedió a inclinarse rostro a tierra, y a postrarse.

    15. Y “Samuel” empezó a decir a Saúl: “¿Por qué me has perturbado y has hecho que me hagan subir?”. A lo que dijo Saúl: “Estoy en grave aprieto, puesto que los filisteos están peleando contra mí, y Dios mismo se ha apartado de mí y no me ha contestado más, ni por medio de los profetas ni por sueños; de modo que te llamo para que me hagas saber lo que he de hacer”.

    16. Y “Samuel” pasó a decir: “¿Por qué, pues, inquieres de mí, cuando Jehová mismo se ha apartado de ti y resulta ser tu adversario?

    17. Y Jehová hará para sí tal como habló por medio de mí, y Jehová arrancará de tu mano el reino y lo dará a tu semejante, David.

    18. Como no obedeciste la voz de Jehová, y no ejecutaste su ardiente cólera contra Amaleq, por eso esta es la cosa que Jehová ciertamente te hará en el día actual.

    19. Y Jehová también dará a Israel juntamente contigo en la mano de los filisteos, y mañana tú y tus hijos estarán conmigo. Hasta el campamento de Israel dará Jehová en la mano de los filisteos”.

    20. Ante esto, Saúl cayó prontamente a tierra, cuan largo era, y tuvo muchísimo miedo a causa de las palabras de “Samuel”. Además, sucedía que no había poder en él, porque no había comido alimento en todo el día ni en toda la noche.

    21. La mujer ahora vino a Saúl y vio que había sido perturbado en gran manera. De modo que le dijo: “Mira que tu sierva ha obedecido tu voz, y procedí a poner mi alma en la palma de mi mano y a obedecer las palabras que me hablaste.

    22. Y ahora, por favor, tú, a tu vez, obedece la voz de tu sierva; y permíteme poner delante de ti un pedazo de pan, y come, para que llegue a haber poder en ti, por cuanto seguirás tu camino”.

    23. Pero él rehusó, y dijo: “No voy a comer”. Sin embargo, sus siervos y también la mujer siguieron instándolo. Por fin obedeció su voz y se levantó de la tierra y se sentó en el lecho.

    24. Ahora bien, la mujer tenía en casa un becerro engordado. De modo que prontamente lo sacrificó y tomó harina y la amasó y coció de ella unas tortas no fermentadas.

    25. Entonces se las sirvió a Saúl y sus siervos, y ellos comieron. Después de aquello se levantaron y se fueron durante aquella noche.