32.4 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Marcos 8 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    Alimentación de los cuatro mil

    1. En aquellos días, cuando otra vez hubo una muchedumbre grande y no tenían qué comer, mandó llamar a los discípulos y les dijo:

    2. “Me compadezco de la muchedumbre, porque ya son tres días que han permanecido cerca de mí y no tienen qué comer;

    3. y si los envío en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino. De hecho, algunos de ellos son de muy lejos”.

    4. Pero sus discípulos le contestaron: “¿De dónde podrá alguien aquí en un lugar aislado satisfacer a estos con panes?”.

    5. A pesar de eso, él procedió a preguntarles: “¿Cuántos panes tienen?”. Ellos dijeron: “Siete”.

    6. Y mandó que la muchedumbre se reclinara sobre el suelo, y tomó los siete panes y, habiendo dado gracias, los partió, e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la muchedumbre.

    7. También tenían unos cuantos pescaditos; y él, habiéndolos bendecido, les dijo que también sirvieran estos.

    8. De modo que comieron y quedaron satisfechos, y recogieron trozos sobrantes, siete cestas de provisiones llenas.

    9. Sin embargo, eran unos cuatro mil [hombres]. Por fin los despidió.

    10. E inmediatamente subió a la barca con sus discípulos y entró en las partes de Dalmanuta.

    La demanda de una señal

    11. Aquí salieron los fariseos y comenzaron a disputar con él, buscando de él una señal procedente del cielo, para ponerlo a prueba.

    12. De modo que él gimió profundamente con su espíritu, y dijo: “¿Por qué busca señal esta generación? Verdaderamente digo: No se le dará señal alguna a esta generación”.

    13. Con eso los dejó, volvió a embarcarse, y se fue a la ribera opuesta.

    La levadura de los fariseos

    14. Sucedió que se les olvidó llevar panes, y, con la excepción de un pan, no tenían nada consigo en la barca.

    15. Y él se puso a ordenarles expresamente y a decir: “Mantengan los ojos abiertos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”.

    16. De modo que iban discutiendo los unos con los otros sobre el hecho de que no tenían panes.

    17. Notándolo él, les dijo: “¿Por qué discuten sobre el no tener panes? ¿Todavía no perciben ni captan el significado? ¿Tienen su corazón embotado e incapaz de entender?

    18. ‘Aunque tienen ojos, ¿no ven?; y aunque tienen oídos, ¿no oyen?’ ¿Y no se acuerdan,

    19. cuando partí los cinco panes para los cinco mil [hombres], cuántas cestas llenas de trozos recogieron?”. Le dijeron: “Doce”.

    20. “Cuando partí los siete para los cuatro mil [hombres], ¿cuántas cestas de provisiones llenas de trozos recogieron?”. Y le dijeron: “Siete”.

    21. Entonces les dijo: “¿Todavía no captan el significado?”.

    Un ciego sanado en Betsaida

    22. Ahora bien, arribaron a Betsaida. Aquí le trajeron un ciego, y le suplicaron que lo tocara.

    23. Y tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea, y, habiendo escupido sobre los ojos de este, puso las manos sobre él y se puso a preguntarle: “¿Ves algo?”.

    24. Y el hombre miró hacia arriba, y decía: “Veo hombres, porque observo lo que parece árboles, pero están andando”.

    25. Entonces él volvió a poner las manos sobre los ojos del hombre, y el hombre vio con claridad, y quedó restaurado, y veía todo distintamente.

    26. De modo que él lo envió a su casa, diciendo: “Pero no entres en la aldea”.

    La confesión de Pedro

    27. Entonces Jesús y sus discípulos partieron para las aldeas de Cesarea de Filipo, y en el camino se puso a interrogar a sus discípulos, diciéndoles: “¿Quién dicen los hombres que soy?”.

    28. Ellos le dijeron: “Juan el Bautista, y otros: Elías, y otros: Uno de los profetas”.

    29. Y él les hizo la pregunta: “Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?”. Respondiendo, Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo”.

    30. Entonces les ordenó con firmeza que no dijeran a nadie acerca de él.

    Jesús anuncia su muerte

    31. También, comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos y los sacerdotes principales y los escribas, y ser muerto, y levantarse tres días después.

    32. De hecho, con franqueza les hacía aquella declaración. Mas Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo.

    33. Él se volvió, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro, y dijo: “Ponte detrás de mí, Satanás, porque tú no piensas los pensamientos de Dios, sino los de los hombres”.

    34. Entonces llamó a sí a la muchedumbre con sus discípulos y les dijo: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame de continuo.

    35. Porque el que quiera salvar su alma, la perderá; mas el que pierda su alma por causa de mí y de las buenas nuevas, la salvará.

    36. En realidad, ¿de qué provecho le es al hombre ganar todo el mundo y pagarlo con perder su alma?

    37. ¿Qué, realmente, daría el hombre en cambio por su alma?

    38. Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del hombre también se avergonzará de él cuando llegue en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.