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jueves, julio 18, 2024
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    Nehemías 4 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    Precauciones contra los enemigos

    1. Ahora bien, aconteció que, tan pronto como Sanbalat oyó que estábamos reedificando el muro, se encolerizó y se ofendió sumamente, y siguió escarneciendo a los judíos.

    2. Y empezó a decir delante de sus hermanos y de la fuerza militar de Samaria, sí, empezó a decir: “¿Qué están haciendo los endebles judíos? ¿Dependerán de sí mismos? ¿Harán sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Harán vivir las piedras de entre los montones de escombros polvorosos, cuando están quemadas?”.

    3. Ahora bien, Tobías el ammonita estaba a su lado, y él pasó a decir: “Aun lo que están edificando, si una zorra subiera [contra ello], ciertamente derribaría su muro de piedras”.

    4. Oye, oh Dios nuestro, porque hemos llegado a ser objeto de desprecio; y haz que el oprobio de ellos vuelva sobre su propia cabeza, y dalos al saqueo en la tierra del cautiverio.

    5. Y no encubras su error ni su pecado de delante de ti. Que no sea borrado, porque han cometido ofensa contra los edificadores.

    6. De manera que seguimos edificando el muro, y todo el muro vino a estar unido hasta la mitad de su [altura], y el pueblo continuó teniendo corazón para trabajar.

    7. Ahora bien, aconteció que, tan pronto como Sanbalat y Tobías y los árabes y los ammonitas y los asdoditas oyeron que la reparación de los muros de Jerusalén había adelantado, porque habían comenzado a taparse las brechas, se encolerizaron mucho.

    8. Y todos ellos se pusieron a conspirar juntos para venir a pelear contra Jerusalén y a causarme disturbio.

    9. Pero nosotros oramos a nuestro Dios y mantuvimos una guardia apostada contra ellos día y noche, a causa de ellos.

    10. Y Judá empezó a decir: “El poder del cargador ha tropezado, y hay muchísimo escombro; y nosotros mismos no podemos edificar en el muro”.

    11. Además, nuestros adversarios siguieron diciendo: “Ellos no sabrán y no verán hasta que entremos en el mismo medio de ellos, y ciertamente los mataremos y haremos cesar la obra”.

    12. Y aconteció que, siempre que los judíos que moraban cerca de ellos entraban, procedían a decirnos diez veces: “[Van a subir] de todos los lugares adonde ustedes volverán hacia nosotros”.

    13. Por lo tanto, mantuve [hombres] apostados en las partes más bajas del lugar detrás del muro, en los lugares abiertos, y mantuve apostada a la gente por familias, con sus espadas, sus lanzas y sus arcos.

    14. Cuando vi [su temor], inmediatamente me levanté y dije a los nobles y a los gobernantes diputados y a los demás del pueblo: “No tengan miedo a causa de ellos. Tengan presente a Jehová el Grande y el Inspirador de temor; y peleen por sus hermanos, sus hijos y sus hijas, sus esposas y sus hogares”.

    15. Ahora bien, aconteció que, en cuanto nuestros enemigos oyeron que aquello había llegado a sernos conocido, de modo que el Dios [verdadero] había frustrado el consejo de ellos, y todos nosotros habíamos vuelto al muro, cada cual a su trabajo,

    16. sí, aconteció que, desde aquel día en adelante, la mitad de mis jóvenes estuvieron activos en la obra y la mitad de ellos tenían asidas las lanzas, los escudos y los arcos y las cotas de malla; y los príncipes estaban detrás de toda la casa de Judá.

    17. En cuanto a los edificadores en el muro y los que llevaban la carga de cargadores, [cada] uno estaba activo en la obra con una mano, mientras la otra [mano] tenía asido el proyectil.

    18. Y los edificadores estaban ceñidos, cada cual con su espada sobre la cadera, mientras edificaban; y el que había de tocar el cuerno estaba a mi lado.

    19. Y procedí a decir a los nobles y a los gobernantes diputados y a los demás del pueblo: “La obra es grande y extensa, y estamos esparcidos sobre el muro, lejos el uno del otro.

    20. En el lugar donde oigan el sonido del cuerno, allí es donde se juntarán a nosotros. Nuestro Dios mismo peleará por nosotros”.

    21. Mientras estábamos activos en la obra, la otra mitad de ellos también tenían asidas las lanzas, desde que ascendía el alba hasta que salían las estrellas.

    22. Además, en aquel tiempo dije al pueblo: “Que los hombres pasen la noche, cada uno con su servidor, en medio de Jerusalén, y tienen que llegar a ser para nosotros una guardia de noche y trabajadores de día”.

    23. En cuanto a mí y mis hermanos y mis servidores y los hombres de la guardia que estaban detrás de mí, no nos quitábamos nuestras prendas de vestir, [y] cada uno [tenía] su proyectil en la mano derecha.