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jueves, julio 18, 2024
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    Nehemías 5 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    Abolición de la usura

    1. Sin embargo, llegó a haber un gran clamor del pueblo y sus esposas contra sus hermanos judíos.

    2. Y hubo quienes decían: “A nuestros hijos y nuestras hijas estamos dando como garantía para poder conseguir grano y comer y mantenernos vivos”.

    3. Y hubo quienes decían: “Nuestros campos y nuestras viñas y nuestras casas estamos dando como garantía para poder conseguir grano durante la escasez de alimentos”.

    4. Y hubo quienes decían: “Hemos tomado dinero a préstamo para el tributo del rey sobre nuestros campos y nuestras viñas.

    5. Y ahora nuestra carne es lo mismo que la carne de nuestros hermanos; nuestros hijos son lo mismo que sus hijos, pero aquí estamos reduciendo a nuestros hijos y nuestras hijas a esclavos, y hay algunas de nuestras hijas ya reducidas [así]; y no hay poder en nuestras manos mientras nuestros campos y nuestras viñas pertenezcan a otros”.

    6. Ahora bien, me encolericé mucho tan pronto como oí su clamor y estas palabras.

    7. De modo que mi corazón se dio a consideración dentro de mí, y empecé a señalar faltas a los nobles y a los gobernantes diputados, y pasé a decirles: “Usura es lo que ustedes están exigiendo, cada uno de su propio hermano”. Además, hice los arreglos para una gran asamblea a causa de ellos.

    8. Y procedí a decirles: “Nosotros mismos hemos recobrado por compra a nuestros propios hermanos judíos que fueron vendidos a las naciones, hasta donde estaba en nuestro poder; y, al mismo tiempo, ¿venderán ustedes mismos a sus propios hermanos, y tendrán ellos que ser vendidos a nosotros?”. Ante esto, enmudecieron, y no hallaron palabra.

    9. Y yo pasé a decir: “La cosa que ustedes están haciendo no es buena. ¿No es en el temor de nuestro Dios como ustedes deben andar a causa del oprobio de las naciones, nuestras enemigas?

    10. Y también yo, mis hermanos y mis servidores estamos dando dinero y grano en préstamo entre ellos. Dejemos, por favor, esto de prestar por interés.

    11. Por favor, restitúyanles hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima del dinero y del grano, del vino nuevo y del aceite que ustedes les están exigiendo como interés”.

    12. A lo cual dijeron: “Restituiremos, y de ellos no reclamaremos nada. Haremos precisamente como estás diciendo”. De manera que llamé a los sacerdotes e hice que juraran hacer conforme a esta palabra.

    13. También, sacudí mi seno y entonces dije: “De esta manera sacuda el Dios [verdadero] de su casa y de su propiedad adquirida a todo hombre que no ponga por obra esta palabra; y de esta manera quede sacudido y vacío”. A esto toda la congregación dijo: “¡Amén!”. Y se pusieron a alabar a Jehová. Y el pueblo procedió a hacer conforme a esta palabra.

    14. Otra cosa: Desde el día en que él me comisionó para que llegara a ser gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte hasta el año treinta y dos de Artajerjes el rey —doce años—, yo mismo y mis hermanos no comimos el pan que se había de dar al gobernador.

    15. En cuanto a los gobernadores anteriores que me habían antecedido, ellos lo habían hecho pesado sobre el pueblo, y siguieron tomando de ellos, para pan y vino, cuarenta siclos de plata diarios. También, sus servidores mismos se enseñoreaban dominantemente del pueblo. En cuanto a mí, yo no hice así a causa del temor a Dios.

    16. Y, lo que es más, tomé parte en el trabajo de este muro, y ni un solo campo adquirimos nosotros; y a todos mis servidores se les juntó allí para la obra.

    17. Y los judíos y los gobernantes diputados —ciento cincuenta hombres— y los que venían a nosotros de las naciones que estaban en derredor de nosotros, estaban a mi mesa.

    18. En cuanto a lo que se aderezaba cada día, un toro, seis ovejas selectas y aves se aderezaban para mí, y una vez cada diez días toda suerte de vino en abundancia. Y junto con esto no exigí el pan que se había de dar al gobernador, porque el servicio sobre este pueblo era pesado.

    19. Recuerda a favor de mí, sí, oh Dios mío, para bien, todo lo que he hecho en el interés de este pueblo.