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domingo, agosto 18, 2024
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    Hechos 17 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    El alboroto en Tesalónica

    1. pasando por Anfípolis y por Apolonia vinieron a Tesalónica donde había una sinagoga de los judíos.

    2. Y según su costumbre, Pablo entró a ellos, y por tres sábados discutía con ellos sobre las Escrituras,

    3. declarando y exponiendo que el Cristo debía padecer y levantarse de entre los muertos, y que éste era Jesús Cristo a quien yo os anuncio.

    4. Y algunos de ellos fueron persuadidos y se unieron a Pablo y a Silas y de los prosélitos griegos gran multitud, y de mujeres de los principales no pocas.

    5. Pero teniendo envidia, los judíos reclutaron a algunos malvados de los mercados, y atropellando alborotaban la ciudad, y asaltando la casa de Jason los buscaban para llevarlos al pueblo,

    6. mas no hallándolos arrastraban a Jason y a algunos hermanos ante los jefes de la ciudad, vociferando que los que trastornaron al mundo también aquí están,

    7. a los cuales acogió Jason, y todos estos contravienen los decretos de César, diciendo que otro rey es Jesús.

    8. Y perturbaron a las gentes y a las autoridades que oían esto.

    9. Y tomando la fianza de Jason y de los demás los soltaron,

    Pablo y Silas en Berea

    10. mas los hermanos en seguida en la noche enviaron a Pablo y a Silas a Berea. los cuales al llegar entraron en las sinagogas de los judíos.

    11. Y éstos eran más nobles que los de Tesalónica. los cuales recibieron la palabra con toda prontitud de ánimo, escudriñando cada día las Escrituras si fuesen así estas cosas.

    12. Muchos de ellos pues creyeron, y de las mujeres griegas distinguidas y de varones no pocos.

    13. Mas como supieron los judíos de Tesalónica que también en Berea fue anunciada por Pablo la palabra de Dios, vinieron también allá, alborotando las gentes.

    14. En seguida entonces los hermanos despidieron a Pablo para que fuese hasta el mar: pero se quedaron allí Silas y Timoteo.

    15. Los que conducían a Pablo le llevaron hasta Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo que viniesen cuanto antes a él, partieron.

    Pablo en Atenas

    16. En Atenas esperándolos Pablo, se carcomía su espíritu en sí, al observar que la ciudad era tan idólatra.

    17. Discutía pues en la sinagoga con los judíos y los prosélitos, y en la plaza cada día con los que se encontraban.

    18. Y algunos de los filósofos epicúreos y de los estoicos disputaban con él, y algunos decían: ¿Qué quiere decir este palabrero? Y otros: Parece ser propagandista de divinidades extranjeras, porque les anunciaba a Jesús y la resurrección.

    19. Tomándole le llevaron al Areópago, diciendo: ¿Podemos conocer cuál es la nueva doctrina esa hablada por ti?

    20. porque cosas extrañas traes a nuestros oídos. Queremos, pues, saber qué quiere ser estas cosas.

    21. Los atenienses todos y los extranjeros que allí residían, en ninguna otra cosa pasaban el tiempo, sino en decir y oír lo que es más nuevo.

    22. Poniéndose en pie en medio del Areópago, Pablo dijo: Varones atenienses en todo os veo como más religiosos,

    23. por que pasando y observando los objetos de vuestro culto, hallé también un altar en que estaba inscrito "A un dios desconocido". Lo que, pues, sin conocerlo, reverenciáis, eso os anuncio yo.

    24. El Dios que hizo al mundo y todo cuanto hay en él, éste siendo señor de cielo y de tierra, no habita en templos hechos de manos,

    25. i> ni por manos de hombres es servido necesitado de algo, el que da a todos vida y soplo y todas las cosas,

    26. e hizo de uno toda nación de hombre, para habitar sobre toda la haz de la tierra, determinando sazones preestablecidas, y los límites de la habitación de ellos,

    27. , para buscar a Dios si acaso lo tocasen y lo hallasen, por no estar él lejos de cada uno de nosotros,

    28. porque en él vivimos", nos movemos y somos, como también algunos de los poetas entre vosotros han dicho. De él, en efecto, también somos linaje.

    29. Siendo pues linaje de Dios, no debemos pensar que lo di vino sea semejante a oro, o a plata, o a piedra, escultura de arte y de imaginación de hombre.

    30. Así pues pasando por alto los tiempos de la ignorancia, Dios ahora manda a los hombres, que en todo lugar, todos se con viertan.

    31. Por tanto él fijó un día en que debe juzgar al mundo con justicia por un varón a quien designó dando fe a todos, levantándole de los muertos.

    32. Oyendo hablar de resurrección de muertos, unos se burlaban, otros dijeron: Te oiremos sobre esto otra vez.

    33. Así Pablo salió de en medio de ellos.

    34. Mas algunos va rones, adhiriéndose a él creyeron, entre los cuales también Dionisio el areopagita, y una mujer por nombre Dámaris y otros con ellos.