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sábado, agosto 17, 2024
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    Juan 5 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    El paralítico de Betesda

    1. Después de estas cosas era fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalem.

    2. Hay en Jerusalem, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque llamado en hebreo, Betesda que tiene cinco portales.

    3. En estos estaba gran número de enfermos: ciegos, cojos, tullidos.

    5. Había allí un hombre desde treinta y ocho años, en la enfermedad.

    6. Viéndole echado y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo Jesús le dice: ¿Quieres ser sanado?

    7. Respondióle el enfermo: Señor, no tengo quien cuando fuere revuelta el agua me eche en el estanque. Mientras que voy yo, otro antes que yo desciende.

    8. Dícele Jesús: Levántate, lleva tu camilla, y anda.

    9. Y al instante fué sanado el hombre, y llevó su camilla, y caminaba.

    10. Y era sábado en aquel día. Decían pues los judíos al sanado: Es sábado. No te es lícito llevar la camilla.

    11. Les respondió: El que me sanó, aquél me dijo: Lleva tu camilla y camina.

    12. Preguntáronle pues: ¿Quién es el hombre que te dijo: Lleva la camilla y anda?

    13. Pero el que fué curado no sabía quién era, porque Jesús había desaparecido, habiendo mucha gente en el lugar.

    14. Después de estas cosas, hállale Jesús en el templo, y dícele: He aquí, has sido sanado, no peques ya más, para que no te suceda algo peor.

    15. Fué el hombre, y anunció a los judíos que Jesús era el que le había sanado.

    16. Y por esto los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en sábado.

    17. Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora obra, y yo también obro.

    18. Por esto, pues, los judíos procuraban matarle no sólo porque quebrantaba el sábado, sino también porque decía que Dios era su padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.

    La autoridad del Hijo

    19. Respondió pues Jesús, y díjoles: En verdad, en verdad os digo: El hijo no puede hacer nada de por si mismo sí no lo viere hacer al Padre, porque lo que aquél hiciere, esto hace también el hijo igualmente,

    20. porque el Padre ama al hijo, y le muestra todo lo que él mismo hace, y obras mayores que éstas le mostrará, para que vosotros os maravilléis.

    21. Como pues el Padre despierta a los muertos y los vivifica, así también el hijo a los que quiere vivifica.

    22. Ni pues el Padre juzga a nadie, mas todo el juicio lo ha dado al hijo,

    23. para que todos honren al hijo, como honran al Padre. El que no honra al hijo no honra al Padre que le envió.

    24. En verdad, en verdad os digo que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna, y no viene a juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

    25. En verdad, en verdad os digo que viene hora y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del hijo de Dios, y los que oyeren vivirán,

    26. porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así dio también al hijo tener vida en sí mismo,

    27. y le dio poder de hacer juicio porque es hijo de hombre.

    28. No os maravilléis de esto, porque viene hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y saldrán,

    29. los que hicieron el bien a resurrección de vida, y los que cometieron las cosas feas a resurrección de juicio.

    Testigos de Cristo

    30. No puedo yo hacer nada de por mí mismo. Como oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la del que me envió.

    31. Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.

    32. Otro es el que da testimonio de mí, y sé que verdadero es el testimonio que da de mí.

    33. Vosotros habéis enviado a Juan, y él ha dado testimonio a la verdad.

    34. Pero yo no recibo de parte de hombre el testimonio, mas esto digo para que vosotros seáis salvados.

    35. Aquél era la lámpara que ardía y alumbraba y vosotros quisisteis regocijaros por un momento a la luz de él.

    36. Mas yo tengo testimonio mayor que el de Juan, porque las obras que me ha dado el Padre a cumplir, esas obras que yo hago, dan testimonio de mí que el Padre me ha enviado;

    37. y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni visto su rostro,

    38. y no tenéis su palabra permanente en vosotros, porque a quien envió él, a éste vosotros no creéis.

    39. !Escudriñáis las Escrituras, porque vosotros pensáis tener en ellas vida eterna y aquéllas son las que dan testimonio de mí,

    40. y no queréis venir a mí, para que tengáis vida.

    41. Gloria de parte de hombres no recibo,

    42. mas os he conocido que no tenéis el amor a Dios en vosotros.

    43. Yo he venido en el nombre de mi padre, y no me recibís. Si otro viniere en su nombre propio, a aquél recibiréis.

    44. ¿Cómo podéis creer, vosotros, que recibís gloria los unos de los otros, y la gloria no buscáis que viene del solo Dios?

    45. No penséis que yo os acusaré ante el Padre; hay quien os acusa, Moisés en quien vosotros habéis esperado,

    46. porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.

    47. Pero si a los escritos de aquel no creéis, ¿cómo creeréis a mis dichos?