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jueves, julio 18, 2024
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    Lucas 12 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    La levadura de los fariseos

    1. Al ser juntados millares de gentes, de suerte que se pisaban los unos a los otros, comenzó a decir a sus discípulos: Primeramente guardaos de la levadura de los fariseos, la cual es la hipocresía.

    2. Porque nada hay encubierto que no sea descubierto, ni oculto que no sea conocido;

    3. en cambio todo lo que dijisteis en las tinieblas a la luz será oído y lo que hablasteis al oído, en los aposentos, será pregonado sobre las azoteas.

    A quién se debe temer

    4. Mas os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo y después de esto no tienen más que hacer.

    5. Mas os mostraré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de matar, tiene poder de echar al infierno. A éste, sí, os digo temedle.

    6. ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos, y ninguno de ellos está olvidado delante de Dios?

    7. Mas aun los cabellos de vuestra cabeza todos están contados. No temáis pues. Valéis más que muchos pajarillos.

    El que me confesare delante de los hombres

    8. Os digo pues: todo el que me confesare delante de los hombres, también el hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios,

    9. mas el que me negare delante de los hombres será negado delante de los ángeles de Dios.

    10. Y todo el que dirá palabra contra el hijo del hombre le será perdonado, mas al que blasfemare contra el santo Espíritu no le será perdonado.

    11. Y cuando os llevaren ante las sinagogas y las jefaturas y las autoridades, no os acongojéis cómo o qué responderéis en vuestra defensa, o qué diréis

    12. porque el santo Espíritu os enseñará en la misma hora lo que es menester decir.

    El rico insensato1

    13. Y díjole uno de la muchedumbre: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.

    14. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me constituyó juez o arbitro sobre vosotros?

    15. Y díjole: Mirad y guardaos de toda avaricia porque no es en el sobreabundar que uno saca su vida de sus bienes.

    16. Y díjole una parábola: A un hombre rico produjo mucho fruto la tierra.

    17. Y él discurría dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré porque no tengo donde encerrar mis frutos?

    18. Y dijo: Esto haré, derribaré mis graneros y edificaré mayores y allí recogeré todos mis productos y mis bienes;

    19. y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años, repósate, come, bebe, huélgate.

    20. Pero díjole Dios: ¡Necio! esta noche reclaman de ti tu alma y lo que preparaste, ¿para quién será?

    21. Así es el que atesora para sí y no para Dios se hace rico.

    El afán y la ansiedad

    22. Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No os acongojéis por la vida qué comeréis, ni por el cuerpo qué vestiréis.

    23. El alma es más que el alimento, y el cuerpo que el vestido.

    24. Considerad los cuervos que no siembran ni siegan, no tienen almacén, ni depósito y Dios los alimenta, ¿cuánto más valéis vos otros que las aves?

    25. Y ¿quién de vosotros, acongojándose puede añadir a su estatura un codo?

    26. Si, pues, ni lo más pequeño podéis hacer, ¿por qué por lo demás os acongojáis?

    27. Considerad los lirios como crecen, no hilan ni tejen; digoos que ni Salomón con toda su gloria se envolvía como uno de ellos.

    28. Si pues la hierba que hoy en el campo está, y mañana es echada en horno, Dios así la cubre cuanto más a vosotros, hombres de poca fe.

    29. Vosotros pues no busquéis qué comeréis o qué beberéis y no estéis inquietos

    30. porque todas estas cosas, las naciones del mundo las buscan; mas el Padre de vosotros sabe que necesitáis de estas cosas.

    31. So lamente buscad el reino de Dios y todas estas cosas os serán dadas por añadidura.

    Tesoro en el cielo

    32. No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre plugo daros el reino.

    33. Vended vuestros bienes y dad limosna, haceos bolsas que no se envejecen, tesoro permanente en los cielos, donde ladrón no llega, ni polilla destruye,

    34. porque donde está el tesoro de vosotros, allí también estará vuestro corazón.

    El siervo vigilante

    35. Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas.

    36. Y vosotros sed semejantes a hombres que esperan a su señor, cuando volverá de las bodas, para que al venir y llamar él, en seguida le abran.

    37. Felices aquellos siervos a los cuales el amo al venir hallare velando. En verdad os digo que se ceñirá y les hará ponerse a la mesa y pasando les servirá.

    38. Y si viniere en la segunda vigilia o en la tercera, y los hallare así, felices son aquellos siervos.

    39. Esto entendéis que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón hubiera velado y no habría dejado perforar su casa.

    40. Vosotros pues estad apercibidos, porque a la hora que no pensáis, el hijo del hombre viene.

    El siervo infiel

    41. Díjole Pedro: Señor, ¿es a nosotros, o también a todos que dices esta parábola?

    42. Dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su servidumbre para dar a tiempo la ración?

    43. Feliz aquel siervo al cual llegando su señor hallare haciéndolo así.

    44. En verdad os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.

    45. Mas si dijere aquel siervo en su corazón: se tarda en venir mi señor y comenzare a golpear a los criados y a las criadas y a comer y beber y a embriagarse,

    46. vendrá el señor de aquel siervo en día que no prevé y en hora que no sabe y le partirá y pondrá su suerte con los infieles.

    47. Aquel siervo que conoció la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni obró conforme a la voluntad de él, recibirá muchos azotes;

    48. mas el que no la conoció, pero hizo cosas dignas de azotes, recibirá pocos. A todo el a quien fué dado mucho, mucho será demandado de él, y al que fué confiado mucho, más le será pedido.

    Jesús, causa de división

    49. Fuego vine a echar en la tierra, ¿qué quiero si ya fué encendido?

    50. De bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo estoy angustiado hasta que haya sido terminado!

    51. ¿Pensáis que vine a dar paz en la tierra? No, os digo, sino división;

    52. habrá pues desde ahora cinco en una casa, divididos: tres contra dos y dos contra tres.

    53. Será dividido padre contra hijo, e hijo contra padre, madre contra hija, e hija contra madre, suegra contra su nuera y nuera contra su suegra.

    ¿Cómo no reconocéis este tiempo?

    54. Decía también a las muchedumbres: Cuando veis una nube levantarse del poniente, en seguida decís viene tormenta y sucede así.

    55. Y cuando veis soplar el viento del sur, decís: Hará calor y lo hace.

    56. ¡Hipócritas! el aspecto de la tierra y del cielo sabéis observar; esta época ¿cómo no la observáis?

    Arréglate con tu adversario

    57. ¿Por qué también de vosotros mismos no juzgáis lo que es justo?

    58. Cuando pues vas con tu adversario ante una autoridad en el camino procura ser librado de él. por miedo de que te lleve al juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te eche en cárcel.

    59. Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuadrante ( Mt. 5:25-26). "