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viernes, julio 19, 2024
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    Lucas 11 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    Jesús y la oración

    1. Aconteció, como Jesús estaba en cierto lugar orando que, cuando acabó le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos:

    2. Y díjoles: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino; hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra.

    3. Nuestro pan el necesario, dánoslo cada día;

    4. y remítenos nuestras faltas, y en efecto nosotros mismos remitimos a todo el que nos debe. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del malo.

    5. Y díjole: ¿Quién de vosotros tendrá un amigo e irá a él, a media noche y le diga: Amigo, préstame tres panes,

    6. porque un amigo mío llegó a mí de viaje y no tengo qué ponerle delante;

    7. y aquél desde dentro, respondiese: No me molestes; ya la puerta está cerrada, y mis niños conmigo están en la cama, no puedo levantarme y darte,

    8. os digo que si bien no le dará, levantándose,, por ser amigo, a lo menos por su inoportunidad levantándose le dará cuantos necesita.

    9. Y yo os digo: Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

    10. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llama se le abrirá.

    11. Quién de vosotros, siendo padre, si el hijo le pidiere pan le dará una piedra, o si pescado, en vez de pescado, ¿le dará una serpiente?,

    12. o si pidiere huevo, ¿le dará un escorpión?

    13. Si, pues, vosotros, estando malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará espíritu santo a los que le ruegan?

    Una casa dividida contra sí misma

    14. Y estaba echando fuera un demonio, el cual era mudo. Aconteció que salido el demonio, habló el mudo, y se asombraron las gentes;

    15. pero algunos de ellos dijeron: Por Beelsebub, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios;

    16. y otros, tentándole, pedían de él señal del cielo;

    17. mas él, conociendo los pensamientos de ellos, díjoles: Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y casa contra casa cae.

    18. Si, pues, Satanás también contra sí mismo está dividido, ¿cómo subsistirá su reino? Porque decís que por Beelzebub echo fuera los demonios.

    19. ¿Si, pues, yo por Beelzebub echo fuera los demonios, vuestros hijos, ¿por quién los echan fuera? Por tanto ellos serán jueces de vosotros.

    20. Mas si es por el dedo de Dios que echo fuera los demonios, es que llegó a vosotros el reino de Dios.

    21. Cuando el fuerte, bien armado, guarda su palacio, en paz está lo que posee;

    22. mas cuando uno más fuerte que él, sobreviniendo le venciere le quita todas las armas en que confiaba y reparte sus despojos.

    23. El que no es conmigo contra mí es; y el que no recoge conmigo, desparrama.

    El espíritu inmundo que vuelve

    24. Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no hallándolo dice: Volveré a mi casa de donde salí.

    25. Y al venir la halló barrida y adornada,

    26. entonces se va y toma siete otros espíritus peores que él, y entrando habitan allí; y vienen a ser las postrimerías de aquel hombre peores que las primerias.

    Los que en verdad son bienaventurados

    27. Aconteció como él decía esto que una mujer alzando la voz de en medio de la muchedumbre, le dijo: Bendecido el vientre que te llevó, y los pechos que mamaste;

    28. Mas él dijo: Antes, bendecidos los que oyen la palabra de Dios y la guardan.

    La generación perversa demanda señal

    29. Juntándose las muchedumbres, comenzó a decir: Esta generación es generación mala; busca señal, y señal no le será dada sino la de Jonás, el profeta

    30. porque como Jonás fué señal para los ninivitas, así lo será también el hijo del hombre para esta generación.

    31. Una reina del sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará, porque vino de los fines de la tierra a escuchar la sabiduría de Salomón; y he aquí más que Salomón.

    32. Varones de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán porque se convirtieron a la predicación de Jonas y he aquí más que Jonas aquí.

    La lámpara del cuerpo

    33. Nadie después de encender una lámpara la pone en un sótano, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.

    34. La lámpara del cuerpo es tu ojo. Cuando pues tu ojo es sano, también todo tu cuerpo es luminoso; pero cuando es malo, también tu cuerpo es tenebroso.

    35. Mira pues que la luz que en ti hay no sea tinieblas.

    36. Si, pues, todo tu cuerpo es luminoso, sin tener alguna parte tenebrosa, será todo luminoso como cuando la luz con el resplandor te alumbra.

    Jesús acusa a fariseos y a intérpretes de la ley

    37. Cuando hubo hablado, le convidó un fariseo a desayunar en casa. Entrando se puso a la mesa

    38. y el fariseo, se extrañó al ver que primero no fuese bañado antes del desayuno.

    39. Mas el Señor le dijo: Ahora vosotros, los fariseos, limpiáis el exterior del vaso y del plato; pero lo interior de vosotros se llena de rapacidad y maldad.

    40. ¡Necios! El que hizo lo exterior, ¿no hizo también lo interior?

    41. Más bien dad lo contenido en limosna y he aquí todo os es limpio.

    42. Mas ay de vosotros los fariseos que diezmáis la menta y la ruda y toda legumbre, y omitís el juicio y el amor a Dios. Estas cosas era menester hacerlas sin omitir aquéllas.

    43. ¡Ay de vosotros fariseos! porque amáis los primeros asientos en las sinagogas y los saludos en las plazas.

    44. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois como los sepulcros que no son visibles, y los hombres pasan encima sin saberlo (»).

    45. Respondiendo uno de los doctores de la ley dícele: Maestro, diciendo esto, nos afrentas a nosotros también.

    46. Mas él dijo: Y de vosotros, los intérpretes de la ley ¡ay! porque imponéis a los hombres cargas insoportables. Y vosotros mismos, ni aun con un dedo tocáis las cargas.

    47. ¡Ay! de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas. Y vuestros padres los mataron.

    48. Así que testificáis, y consentís con las obras de vuestros padres, porque ellos los mataron; pero vosotros edificáis sus sepulcros.

    49. Por eso también la sabiduría de Dios dijo: les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos matarán y perseguirán,

    50. para que de esta generación sea demandada la sangre de todos los profetas,, que ha sido derramada desde la fundación del mundo,

    51. desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías que pereció entre el altar y la casa. Sí, os digo, será demandada de esta generación.

    52. ¡Ay de vosotros! intérpretes de la ley porque lleváis la llave de la ciencia. Vosotros no entrasteis y a los que entraban los impedisteis.

    53. Como él les decía esto, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle violentamente y a hacerle hablar de muchas cosas,

    54. acechándole y procurando cazar algo de su boca para acusarle.