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viernes, julio 19, 2024
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    Lucas 5 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    La pesca milagrosa

    1. Y aconteció al agolparse sobre él la muchedumbre para oír la palabra de Dios, que él estaba en la ribera del lago de Genesaret,

    2. y vio dos barcos que estaban en la orilla, y los pescadores, habiendo bajado de ellos, lavaban las redes.

    3. Y entrando en una de las barcas, la cual era de Simón, le rogó que se alejase un poco de la tierra; y sentándose enseñaba, desde la barca a las muchedumbres.

    4. Cuando cesó de hablar, dijo a Simón: Entra en alta mar, y echad vuestras redes a pescar.

    5. Y respondiendo Simón le dijo: Maestro, trabajando toda la noche, nada tomamos, mas sobre tu palabra, echaré la red.

    6. Y habiendo hecho esto encerraron gran cantidad de peces. Y se rompía la red de ellos,

    7. e hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca que viniesen a ayudarles; vinieron pues, y llenaron ambas barcas de suerte que se hundían.

    8. Viéndolo, Simón Pedro postróse a las rodillas de Jesús diciendo: Apártate de mí, señor, porque soy hombre pecador.

    9. Pues el asombro le sobrecogió a él y a todos los que estaban con él, por la presa de los peces que habían cogido,

    10. y asimismo a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, quienes eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas. Desde ahora a hombres estarás pescando.

    11. Y trayendo a tierra los barcos, dejándolo todo le siguieron.

    Jesús sana a un leproso

    12. Y aconteció que estando Jesús en una de las ciudades, he aquí un hombre lleno de lepra el cual, viendo a Jesús postrándose sobre el rostro le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

    13. Y extendiendo la mano Jesús le tocó, diciendo: Quiero, sé limpiado; y al instante la lepra se fué de él.

    14. Y él le mandó que a nadie lo dijese; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, como mandó Moisés, en testimonio a ellos.

    15. Se propagaba más y más la fama de él, y se congregaban grandes muchedumbres para oírle, y ser curadas por él de sus enfermedades.

    16. Mas él solía retirarse a la soledad y oraba.

    Jesús sana a un paralítico

    17. Y aconteció en uno de aquellos días que él estaba enseñando, y sentados allí estaban fariseos y doctores de la Ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea y de Jerusalem, y había poder del Señor, para ser sanados ellos.

    18. Y he aquí unos varones, trayendo en camilla a un hombre que era paralizado, y procuraban llevarle dentro, y ponerle delante de él;

    19. y no hallando por dónde hacerle entrar a causa de la muchedumbre, subiendo a la azotea, por las tejas le bajaron con la camilla en el medio delante de Jesús.

    20. Y viendo la fe de ellos, dícele: Hombre, perdonados te son tus pecados.

    21. Y comenzaron a discurrir los escribas y los fariseos, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?

    22. Mas conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo Jesús les dijo: ¿Qué discurrís en vuestros corazones?

    23. ¿Qué es más fácil decir: Perdonados te son tus pecados, o decir: Levántate y anda?

    24. Pues para que sepáis que el hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, (dijo al paralizado): Te digo: Levántate, y llevando tu camilla, vete a tu casa.

    25. Y al instante, levantándose en presencia de ellos y llevando lo sobre que estaba echado, se fué a su casa, glorificando a Dios.

    26. Y todos fueron sobrecogidos de asombro y glorificaban a Dios y fueron llenados de temor, diciendo: Vimos hoy cosas extraordinarias.

    Llamamiento de Leví

    27. Y después de esto, salió y miró a un publicano por nombre Leví, sentado en el banco de los tributos y díjole: Sigúeme.

    28. Y dejándolo todo, levantándose le seguía.

    29. Y le hizo Leví, un gran banquete en su casa, y había gran número de publícanos y de otros que eran comensales con ellos,

    30. y murmuraban los escribas de ellos y los fariseos contra los discípulos de él, diciendo: ¿Por qué con publícanos y pecadores coméis y bebéis?

    31. Respondiendo Jesús les dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los que están enfermos.

    32. No he venido a llamar a justos sino a pecadores a la conversión.

    La pregunta sobre el ayuno

    33. Ellos le dijeron: ¿Porqué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones, y asimismo también los de los fariseos? Mas los tuyos comen y beben.

    34. El les contestó: ¿Acaso podéis hacer que los mancebos de la boda, entretanto que el esposo está con ellos, ayunen?

    35. Vendrán días cuando les será quitado el esposo; entonces ayunarán en aquellos días.

    36. « y decíales también una parábola: Nadie pone una pieza de paño nuevo en un vestido viejo, sino el nuevo rasga, y al viejo no le viene bien la pieza sacada del nuevo.

    37. Y nadie echa vino nuevo en botas viejas, sino el nuevo vino romperá las botas, y él se derramará y las botas se perderán.

    38. Mas el vino nuevo en botas nuevas se ha de echar y el uno y las otras se conservan,

    39. y ninguno que bebió del añejo, quiere enseguida el nuevo porque dice: El añejo es mejor.