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jueves, julio 18, 2024
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    Marcos 13 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    Jesús predice la destrucción del templo

    1. Al salir Jesús del templo, le dice uno de sus discípulos: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!;

    2. y Jesús le respondió: Ves estos grandes edificios. No será dejada piedra sobre piedra que no sea derribada.

    Señales antes del fin

    3. Y estando sentado en el monte de los Olivos, frente al templo, le preguntaban aparte Pedro, Jacobo, Juan y Andrés:

    4. Dinos, ¿cuándo sucederá esto? y ¿cuál es la señal cuando deben cumplirse todas estas cosas?

    5. Respondiéndoles, Jesús comenzó a decirles: Mirad que nadie os engañe,

    6. porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Lo soy yo (el Cristo), y engañarán a muchos.

    7. Cuando pues oyereis guerras y rumores de guerras, no seáis alarmados. Debe pues suceder, mas aún no es el fin.

    8. Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá terremotos en diversos lugares y habrá hambres y alborotos. Estas cosas son principio de dolores.

    9. Alas guardaos vosotros mismos, porque os entregarán en concilios, y en sinagogas seréis azotados, y ante gobernadores y reyes seréis citados, por causa de mí, en testimonio a ellos,

    10. y en todas las naciones debe primeramente ser predicado el evangelio.

    11. Cuando pues os lleven entregándoos, no os preocupéis por lo que hablaréis, mas lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad, porque no sois vosotros los que habláis, sino el santo Espíritu (Mt. 10:19).

    12. Entregará a la muerte hermano a hermano, padre a hijo, y se levantarán hijos contra padres, y los matarán,

    13. y seréis aborrecidos por todos a causa de mi nombre. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvado.

    14. Cuando viereis lo abominable de la desolación predicha por Daniel el profeta, asentado donde no debe (el que lee entienda), entonces los que están en Judea huyan a los montes;

    15. el que está sobre la azotea no baje en la habitación, ni entre a sacar nada de su habitación;

    16. el que fué a la chacra, no vuelva atrás a tomar su manto.

    17. ¡Ay de las que están encinta y de las que crían en aquellos días!

    18. Orad, pues, para que no acontezca vuestra huida en invierno.

    19. Pues aquellos días serán de tal tribulación cual no la ha habido desde el principio de criatura que hizo Dios hasta el ahora, y no la habrá.

    20. Y si el Señor no hubiese abreviado aquellos días, carne alguna sería salvada, mas a causa de los escogidos que eligió abrevió los días.

    21. Y entonces, si alguno os dijere: He aquí el Cristo, o hele allí no le creáis;

    22. serán suscitados falsos cristos y falsos profetas, y darán señales y prodigios, para engañar, si posible, a los escogidos.

    23. Vosotros pues estad alerta. He aquí de antemano os lo he dicho todo.

    La venida del Hijo del Hombre

    24. Mas en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol será obscurecido, y la luna no dará su resplandor,

    25. y los astros del cielo estarán cayendo, y las fuerzas que hay en los cielos serán conmovidas.

    26. Y entonces verán al hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria.

    27. Y entonces él enviará sus ángeles, y congregará a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.

    28. De la higuera aprended la parábola. Cuando ya su rama se hace tierna, y hace brote las hojas, conocéis que está cerca el verano.

    29. Así también vosotros, cuando viereis suceder estas cosas, conoced que él está cerca, a las puertas.

    30. De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas acontezcan.

    31. El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.

    32. Respecto de aquel día y de la hora nadie lo sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.

    33. Mirad, velad y orad, porque no sabéis cuándo es el momento.

    34. Es como un hombre ausente que dejó su casa y dio a sus siervos la facultad y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.

    35. Velad, pues, porque no sabéis cuándo el dueño de la casa viene, si en la tarde, o a media noche, o al canto del gallo, o por la mañana.

    36. No sea que viniendo de repente os halle durmiendo.

    37. Lo que a vosotros digo a todos lo digo: Velad.