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viernes, julio 19, 2024
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    Mateo 16 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    La demanda de una señal

    1. Y acercándose los fariseos y saduceos, tentándole, le rogaron que les mostrase una señal del cielo.

    2. Mas respondiendo les dijo: Venida la tarde, decís: Buen tiempo, porque rojea nublado el cielo,

    3. y a la mañana: Hoy tempestad, porque rojea nublado el cielo. ¡Hipócritas! la faz del cielo sabéis distinguir, mas las señales de las épocas no lo podéis.

    4. Una generación mala y adúltera busca señal, y señal no le será dada sino la señal de Jonás el profeta. Y dejándolos, se fué.

    La levadura de los fariseos

    5. Y venidos a la otra ribera, sus discípulos olvidáronse de tomar panes.

    6. Jesús les dijo: Mirad y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos.

    7. Ellos discurrían entre sí, diciendo: Es porque no tomamos panes.

    8. Conociéndolo Jesús dijo: ¿Por qué discurrís entre vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis panes?

    9. ¿Aun no entendéis, ni os acordáis de los cinco panes de los cinco mil, y cuántas cestas recogisteis,

    10. ni de los siete panes de los cuatro mil, y cuántas espuertas recogisteis?

    11. ¿Cómo no entendéis que no es por pan que os dije: Guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos?

    12. Entonces entendieron que no había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos.

    La confesión de Pedro

    13. Llegado a las partes de Cesárea de Filipo, Jesús pregunta a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre? '

    14. Ellos dijeron: Los unos que es Juan el bautista, otros que es Elias, y otros que es Jeremías o uno de los profetas.

    15. Díteles: Y vosotros ¿quién decís que soy yo?

    16. Respondió Simón Pedro: Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente.

    17. Y le respondió Jesús: Buenaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne y sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

    18. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas de la morada de los muertos no resistirán contra ella.

    19. Y te daré las llaves del reino de los cielos, y lo que atares sobre la tierra, estará atado en los cielos; y lo que desatares sobre la tierra estará desatado en los cielos.

    20. Entonces prohibió a sus discípulos que a nadie dijesen que él era el Cristo.

    Jesús anuncia su muerte

    21. Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que debía ir a Jerusalem, y padecer muchas cosas de parte de los ancianos y escribas, y ser muerto, y al tercer día ser despertado.

    22. Y tomándole aparte, Pedro comenzó a increparle, diciendo: Por conmiseración de tí, Señor, no te suceda esto.

    23. Volviéndose Jesús, dijo a Pedro: ¡Vete de mí, Satanás! De tropiezo me eres, porque no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres.

    24. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niegúese a sí mismo, y lleve su cruz y sígame.

    25. Pues el que quisiere salvar la vida la perderá, y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.

    26. ¿Qué, pues, aprovecha al hombre, si ganare al mundo entero, mas perdiere su vida? o ¿qué dará en cambio de su vida?

    27. 'Porque ha de venir el hijo del hombre en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces retribuirá a cada uno según su modo de obrar.

    28. En verdad os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto al hijo del hombre viniendo en su reinado.