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sábado, agosto 17, 2024
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    Mateo 26 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    El complot para prender a Jesús

    1. Y cuando hubo acabado todas estas palabras, Jesús dijo a sus discípulos:

    2. Sabéis que después de dos días se hace la pascua, y el hijo del hombre es entregado para ser crucificado.

    3. Entonces fueron convocados los principales sacerdotes y los ancianos en el atrio del sumo sacerdote, el dicho Caifas,

    4. y se consultaron para prender con astucia a Jesús y matarlo:

    5. pero decían: No en la fiesta para que no haya alboroto en el pueblo.

    Jesús es ungido en Betania

    6. Venido Jesús a Betania, en casa de Simón, el leproso,

    7. se llegó a él una mujer que tenía un vaso de alabastro de ungüento muy precioso, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando a la mesa.

    8. Viéndolo sus discípulos se indignaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio?

    9. Pues esto podía ser vendido por mucho, y ser dado a pobres.

    10. Entendiéndolo, Jesús les dijo: ¿Por qué causáis pena a la mujer? Pues buena obra hizo para mí.

    11. Porque en todo tiempo a los pobres los tenéis con vosotros, mas a mí no siempre me tenéis.

    12. Echando ella este ungüento sobre mi cuerpo, para embalsamarme lo hizo.

    13. De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio en todo el mundo, se hablará también de lo que ella hizo, en memorial de ella.

    Judas ofrece entregar a Jesús

    14. Entonces uno de los doce, el dicho Judas, iscariote, fué a los principales sacerdotes,

    15. y dijo: ¿Qué queréis darme, y yo os le entregaré? Ellos le contaron treinta siclos de plata.

    16. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.

    Institución de la Cena del Señor

    17. El primero de los ázimos se llegaron a Jesús los discípulos, diciendo: ¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer la pascua?

    18. Y él dijo: Id a la ciudad, al tal, y decidle: El maestro dice: Mi tiempo está cerca. En tu casa hago la pascua con mis discípulos.

    19. E hicieron los discípulos como les ordenó Jesús, y prepararon la pascua.

    20. Llegada la noche, estaba a la mesa con los doce,

    21. y comiendo ellos, dijo: De cierto dígoos que uno de vosotros me. entregará.

    22. Y entristecidos en gran manera, comenzaron cada uno a decirle: ¿Soy yo, Señor?

    23. El respondió: El que metió conmigo en el plato la mano, éste me entregará.

    24. El hijo del hombre se va, como está escrito de él; mas, ¡ay de aquel hombre por quien el hijo del hombre es entregado! Le hubiera sido mejor que no hubiese nacido aquel hombre.

    25. Respondió Judas, el que lo entregaba: ¿Acaso soy yo, rabí? Dícele: Tú lo dijiste.

    26. Comiendo ellos, Jesús tomó el pan, y bendiciendo (a Dios), partió, y dándolo a los discípulos, dijo: Tomad, comed. Este es mi cuerpo.

    27. Y tomando la copa, después de dar gracias, la dio a ellos, diciendo: Bebed de ella todos,

    28. porque esto es mi sangre, la de la nueva alianza, la cual es derramada por muchos para remisión de pecados.

    29. Os digo que no beberé desde ahora de este fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

    Jesús anuncia la negación de Pedro

    30. Y después de cantar himno salieron al monte de los Olivos.

    31. Entonces les dice Jesús: Todos vosotros seréis escandalizados en mí, esta noche, porque escrito está (Zac. 13:7): Heriré al pastor, y serán dispersadas las ovejas del rebaño.

    32. Mas después de ser despertado, os precederé en Galilea. (C. 28:16).

    33. Le respondió Pedro: Aunque todos fueren escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado.

    34. De cierto te digo, le respondió Jesús, que esta noche, antes que un gallo cante, tres veces me habrás negado.

    35. Dícele Pedro: Aunque debiera morir contigo, no te negaré, y lo mismo dijeron también todos los discípulos.

    Jesús ora en Getsemaní

    36. Entonces viene Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní, y dice a los discípulos: Sentaos aquí hasta que vaya a orar allí.

    37. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo comenzó a entristecerse y a angustiarse.

    38. Entonces les dice: Muy triste está mi alma hasta la muerte (Salmo 116:3). Quedaos aquí y velad conmigo.

    39. Y adelantándose un poco, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz. Mas no como yo quiero, sino como tú.

    40. Y viene a los discípulos, y hallólos dormidos, y dice a Pedro: Así no fuisteis capaces de velar una sola hora conmigo.

    41. Velad y orad para que no entréis en tentación. El espíritu está pronto, mas la carne es débil.

    42. De nuevo, otra vez se fué y oró, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí este cáliz, sin que lo beba, hágase tu voluntad.

    43. Y viniendo de nuevo los halla dormidos, porque estaban los ojos de ellos cargados.

    44. Y dejándolos, yéndose de nuevo, oró por tercera vez, diciendo la misma palabra.

    45. Entonces viene a sus discípulos, y díceles: Dormid el resto y descansad. He aquí, ha llegado la hora, y el hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.

    46. Despertaos, vamos. He aquí, está cerca el que me entrega.

    Arresto de Jesús

    47. Y hablando él aún, he aquí Judas, uno de los doce, vino, y con él mucha turba con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y ancianos del pueblo.

    48. El que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que besare, él es; prendedlo.

    49. Y luego, allegándose a Jesús, dijo: ¡Salud, Maestro! Y le besó.

    50. Jesús le dijo: Amigo: ¿a qué vienes? Entonces acercándose echaron las manos sobre Jesús, y le prendieron.

    51. He aquí, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, desenvainó su espada, e hiriendo al siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja.

    52. Entonces le dice Jesús: Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomaron espada, a espada perecerán.

    53. O ¿piensas que no puedo invocar a mi Padre, y él me prestaría ahora mismo más de doce legiones de ángeles?

    54. ¿Cómo, pues, se cumplirían las Escrituras que así debe suceder?

    55. En aquella hora dijo Jesús a las turbas: Como contra ladrón salisteis con espadas y palos a prenderme. Cada día con vosotros me sentaba enseñando en el templo, y no me prendisteis.

    56. Todo esto ha sucedido a fin de que se cumplan las Escrituras de los Profetas. Entonces todos los discípulos, abandonándole, huyeron. >

    Jesús ante el concilio

    57. Los que prendieron a Jesús le llevaron a Caifas, el sumo. sacerdote donde los escribas y ancianos fueron convocados.

    58. Pedro le seguía de lejos, hasta el atrio del sumo sacerdote; y entrando, estaba sentado con los alguaciles para ver el fin.

    59. Los principales sacerdotes y los ancianos y todo el sanedrín buscaban falso testimonio contra Jesús a fin de darle muerte.

    60. Y no lo hallaron, habiendo presentado muchos falsos testigos. Finalmente se presentaron dos falsos testigos

    61. que dijeron: Este dijo: Puedo destruir el santuario de Dios, y en tres días edificarlo.

    62. Y levantándose, el sumo sacerdote dijo: ¿Nada respondes a lo que declaran éstos contra ti?

    63. Mas Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si tú eres el Cristo, el hijo de Dios.

    64. Contestóle Jesús: Tú lo has dicho. Además os digo que desde ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra de la Potencia, y viniendo sobre las nubes del cielo.

    65. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: Blasfemó. ¿Qué necesidad tenemos aún de testigos? He aquí ahora oísteis la blasfemia de él.

    66. ¿Qué os parece? Ellos respondieron: Reo es de muerte.

    67. Entonces le escupieron en la cara, y le abofetearon; y otros le dieron de puñadas, diciendo:

    68. Profetízanos, Cristo, ¿quién es el que te pegó?

    Pedro niega a Jesús

    69. Pedro estaba sentado fuera, en el atrio, y llegó a él una criada, diciendo: Y tú estabas con Jesús el galileo.

    70. El negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.

    71. Saliendo él al vestíbulo, le vio otra y dijo a los que estaban allí: Este estaba con Jesús el nazareno.

    72. Y de nuevo negó con juramento: No conozco al hombre.

    73. Poco después, acercándose los presentes dijeron a Pedro: Verdaderamente tú también eres de ellos, y en efecto tu habla te denuncia.

    74. Entonces comenzó a hacer imprecaciones y a jurar: No conozco al hombre. Y al instante un gallo cantó.

    75. Y acordóse Pedro de la palabra que Jesús le había dicho: Antes que un gallo cante, tres veces me habrás negado. Y saliendo fuera lloró amargamente.