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viernes, agosto 16, 2024
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    Juan 6 - Peshita (Nuevo Testamento)

    Alimentación de los cinco mil

    1. Después de estas cosas, Jesús se marchó a la ribera opuesta del mar de Galilea, el de Tiberias,

    2. y lo seguían grandes multitudes, porque veían las señales que hacía en los enfermos.

    3. Entonces Jesús, subiendo al monte, se sentó allí con sus discípulos.

    4. Y estaba próxima la fiesta de Pascua de los judíos.

    5. Y Jesús alzó los ojos, y mirando a la gran multitud que había venido a Él, dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan para que éstos coman?

    6. Esto dijo para probarlo, pues Él sabía lo que habría de hacer.

    7. Felipe le respondió: No serían suficientes doscientos denarios de pan para que cada uno de ellos tomara siquiera un poco.

    8. Entonces le dijo Andrés, uno de sus discípulos, hermano de Simón Pedro:

    9. Aquí hay un joven que trae cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué son estos para todos ellos?

    10. Jesús les dijo: Hagan que se sienten todos. En aquel lugar había mucha hierba, y se sentaron en número de cinco mil varones.

    11. Jesús, pues, tomó el pan, y habiéndolo bendecido, lo repartió a los que estaban sentados, y así mismo también los pescados; todo lo que quisieron.

    12. Cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Junten los trozos sobrantes para que no se pierda nada.

    13. Los juntaron, pues, y llenaron doce cestos con los trozos de los cinco panes de cebada que habían quedado de los que habían comido.

    14. Cuando los hombres vieron la señal que Jesús había hecho, dijeron: Ciertamente este es el Profeta que había de venir al mundo,

    15. pero sabiendo Jesús que iban a venir para llevárselo por la fuerza y hacerlo rey, se retiró Él solo al monte.

    Jesús anda sobre el mar

    16. Cuando llegó la tarde, sus discípulos descendieron al mar,

    17. y habiendo abordado una barca, navegaron a la ribera contraria, a Capernaum, y cuando ya había oscurecido, Jesús no había llegado a ellos.

    18. Y el mar se embraveció contra ellos a causa de que soplaba un fuerte viento,

    19. y habiendo remado como unos cuatro o cinco kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre el mar[6] aproximándose a su barca, y se asustaron,

    20. pero Jesús les dijo: Yo soy, no tengan miedo.

    21. Entonces ellos querían recibirlo en la barca, pero en ese momento llegó la barca a la tierra adonde se dirigían.

    La gente busca a Jesús

    22. Al siguiente día, la multitud que estaba del otro lado del mar se dio cuenta de que allí había solo una barca, aquella en la cual los discípulos habían subido, y que Jesús no había abordado la barca con sus discípulos,

    23. pero al venir otras barcas de Tiberias cerca del lugar donde habían comido el pan cuando Jesús lo bendijo,

    24. y viendo que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, la multitud subió a las barcas y fue a Capernaum en busca de Jesús.

    Jesús, el pan de vida

    25. Habiéndolo encontrado en la ribera opuesta del mar, le preguntaron: Maestro nuestro, ¿en qué momento llegaste aquí?

    26. Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto, de cierto les digo que me buscan no a causa de que vieron las señales, sino porque comieron pan y se saciaron.

    27. No trabajen por el alimento que perece, sino por el alimento que para vida eterna permanece, la cual les dará el Hijo del Hombre, pues a éste selló Dios Padre.

    28. Ellos le preguntaron: ¿Qué haremos para poner en práctica las obras de Dios?

    29. Jesús respondió, diciéndoles: Esta es la obra de Dios: que crean en el que Él envió.

    30. Ellos le dijeron: ¿Qué señal, pues haces tú para que veamos y creamos en tí? ¿Qué haces?

    31. Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "LES DIO A COMER PAN DEL CIELO".

    32. Jesús les dijo: De cierto, de cierto les digo: Moisés no fue quien les dio pan del Cielo, sino que mi Padre es quien les da el verdadero pan del Cielo,

    33. porque el pan de Dios es aquel que descendió del Cielo y da vida al mundo.

    34. Ellos le dijeron: Dannos siempre este pan, Señor nuestro.

    35. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida. El que a mí viene, no tendrá hambre, y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

    36. Pero yo les he dicho que me han visto, pero no creen.

    37. Todo el que mi Padre me ha dado vendrá a mí, y al que a mí viene no lo echo fuera,

    38. porque he descendido del Cielo no para hacer mi voluntad, sino para hacer la voluntad del que me envió.

    39. Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que Él me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final,

    40. porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en Él tenga vida eterna, y que yo lo resucite en el día final.

    41. Entonces los judíos, murmurando contra Él porque había dicho: "Yo soy el pan que descendió del Cielo",

    42. decían: ¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice este: "He descendido del Cielo"?

    43. Jesús respondió, y les dijo: No murmuren entre ustedes.

    44. Ninguno puede venir a mí si el Padre que me envió no lo atrae, y yo lo resucitaré en el día final,

    45. porque está escrito en el profeta: "TODOS SERÁN ENSEÑADOS POR DIOS".

    46. No es que alguien vea al Padre, sino que el que es de Dios, el tal ve al Padre.

    47. De cierto, de cierto les digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

    48. Yo soy el pan de vida.

    49. Sus padres comieron el maná en el desierto, y murieron,

    50. pero este es el pan que bajó del Cielo, para que el hombre coma de él y no muera.

    51. Yo soy el pan vivo que bajó del Cielo. Si alguno come de este pan, vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi cuerpo, el cual entregaré por la salvación del mundo.

    52. Y discutiendo los judíos entre sí, decían: ¿Cómo puede este darnos a comer su cuerpo?

    53. Jesús les dijo: De cierto, de cierto les digo: Si no comen el cuerpo del Hijo del Hombre y beben su sangre, no tendrán vida en ustedes.

    54. Y el que come de mi cuerpo y bebe de mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.

    55. Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

    56. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.

    57. Como el Padre viviente me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así el que me come, también por mí vivirá.

    58. Este es el pan que ha bajado del Cielo, no como el maná que sus padres comieron y murieron; el que come de este pan vivirá para siempre.

    59. Estas cosas dijo Él mientras enseñaba en la sinagoga de Capernaum.

    Palabras de vida eterna

    60. Y cuando lo escucharon, muchos de sus discípulos dijeron: Esta palabra es dura; ¿quién podrá escucharla?

    61. Entonces Jesús, sabiendo dentro de sí que sus discípulos murmuraban respecto a esto, les dijo: ¿Esto les causa escándalo?

    62. ¿Pues qué si vieran al Hijo del Hombre subir al lugar donde estaba desde el principio?

    63. El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida,

    64. pero hay algunos de ustedes que no creen. (Pues Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que lo iba a entregar).

    65. Y les decía: Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí si no le es concedido por mi Padre.

    66. A consecuencia de esto que dijo, muchos de sus discípulos retrocedieron y ya no andaban con Él.

    67. Entonces dijo Jesús a sus doce: ¿Ustedes también quieren irse?

    68. Respondiendo Simón Pedro, dijo: Mi Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna,

    69. y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

    70. Jesús les dijo: ¿No los he elegido yo a ustedes los doce, y uno de ustedes es un adversario?

    71. Pero decía esto respecto a Judas, hijo de Simón Iscariote, pues este, el que lo iba a entregar, era uno de los doce.