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    2 Samuel 16 - Reina Valera 1995

    1. Apenas había pasado David un poco más allá de la cumbre del monte, cuando Siba,[1] el criado de Mefi-boset, salió a recibirlo[2] con un par de asnos ensillados y cargados con doscientos panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos secos y un cuero de vino.

    2. El rey preguntó a Siba: --¿Para qué es esto? Y Siba respondió: --Los asnos son para que monte la familia del rey, los panes y las pasas para que coman los criados, y el vino para que beban los que se cansen en el desierto.[3]

    3. --¿Dónde está el hijo de tu señor? --preguntó el rey. Siba respondió: --Se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: "Hoy me devolverá la casa de Israel[4] el reino de mi padre".[5]

    4. --Sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset --dijo el rey a Siba. Inclinándose respondió Siba: --Rey y señor mío, halle yo gracia delante de ti.

    5. Cuando el rey David llegó a Bahurim,[6] salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei hijo de Gera. Iba maldiciendo

    6. y arrojando piedras contra David y contra todos los siervos del rey David, mientras todo el pueblo y todos los hombres valientes marchaban a su derecha y a su izquierda.

    7. Simei lo maldecía diciendo: "¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso!

    8. Jehová te ha dado el pago por toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado, y Jehová ha entregado el reino en manos de tu hijo Absalón; has sido sorprendido en tu maldad, porque eres un hombre sanguinario".[7]

    9. Entonces Abisai hijo de Sarvia dijo al rey: --¿Por qué maldice este perro muerto[8] a mi señor, el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le cortaré la cabeza.

    10. El rey respondió: --¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: "¿Por qué haces esto?"?

    11. Luego dijo David a Abisai y a todos sus siervos: --Mirad, mi hijo, salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadlo que maldiga, pues Jehová se lo ha mandado.

    12. Acaso Jehová mire mi aflicción y cambie en bien sus maldiciones de hoy.

    13. Y mientras David y los suyos continuaban su camino, Simei iba frente a él por la ladera del monte, andando y maldiciendo, arrojando piedras delante de él y esparciendo polvo.

    14. El rey y todo el pueblo que con él estaba llegaron fatigados y descansaron allí.

    15. Absalón y toda su gente, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y Ahitofel lo acompañaba.

    16. Cuando Husai, el arquita, amigo de David,[9] llegó adonde estaba Absalón, dijo: --¡Viva el rey, viva el rey!

    17. Pero Absalón respondió a Husai: --¿Es este tu agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?

    18. Entonces Husai dijo a Absalón: --No, yo estaré y me quedaré con aquel que haya elegido Jehová y también este pueblo y todos los hombres de Israel.

    19. ¿A quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así lo haré delante de ti.

    20. Luego Absalón dijo a Ahitofel: --Dad vuestro consejo sobre lo que debemos hacer.

    21. Ahitofel dijo a Absalón: --Llégate a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa. Todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de todos los que están contigo.

    22. Entonces pusieron para Absalón una tienda sobre el terrado, y se llegó Absalón a las concubinas de su padre, ante los ojos de todo Israel.[10] [11]

    23. En aquellos días, el consejo que daba Ahitofel era como si se consultara la palabra de Dios, tanto cuando aconsejaba a David como a Absalón.