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sábado, agosto 17, 2024
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    Apocalipsis 14 - Reina Valera 1995

    El cántico de los 144 mil

    1. Después miré, y vi que el Cordero estaba de pie sobre el monte de Sión,[1] y con él ciento cuarenta y cuatro mil[2] que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.[3]

    2. Oí una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno. La voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.

    3. Cantaban un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Nadie podía aprender el cántico, sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.[4]

    4. Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son vírgenes.[5] Son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias[6] para Dios y para el Cordero.

    5. En sus bocas no fue hallada mentira,[7] pues son sin mancha delante del trono de Dios.[8]

    El mensaje de los tres ángeles

    6. [9] En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.

    7. Decía a gran voz: "¡Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas!"

    8. Otro ángel lo siguió, diciendo: "Ha caído, ha caído Babilonia,[10] la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación".[11]

    9. Y un tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: "Si alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe la marca en su frente o en su mano,

    10. él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira;[12] y será atormentado con fuego y azufre[13] delante de los santos ángeles y del Cordero.

    11. El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos.[14] No tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre".

    12. Aquí está[15] la perseverancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

    13. Y oí una voz que me decía desde el cielo: "Escribe: "Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor".[16] Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen".

    La tierra es segada

    14. Miré, y vi una nube blanca. Sentado sobre la nube, uno semejante al Hijo del hombre,[17] que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz aguda.

    15. Y otro ángel salió del templo gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: "¡Mete tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura!"[18]

    16. El que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra y la tierra fue segada.[19]

    17. Otro ángel salió del templo que está en el cielo, llevando también una hoz aguda.

    18. Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que llevaba la hoz aguda, diciendo: "¡Mete tu hoz aguda y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras!"

    19. El ángel metió su hoz en la tierra, vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.

    20. El lagar fue pisado fuera de la ciudad,[20] y del lagar salió sangre[21] que llegó hasta los frenos de los caballos en una extensión de mil seiscientos estadios.