Juan 18 - Reina Valera 1995Arresto de Jesús1. Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón,[1] donde había un huerto en el cual entró con sus discípulos.[2] 2. Y también Judas, el que lo entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. 3. Judas, pues, tomando una compañía de soldados y guardias de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas, antorchas y armas. 4. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les preguntó: --¿A quién buscáis? 5. Le respondieron: --A Jesús nazareno. Jesús les dijo: --Yo soy.[3] Estaba también con ellos Judas, el que lo entregaba. 6. Cuando les dijo: "Yo soy", retrocedieron y cayeron a tierra. 7. Volvió, pues, a preguntarles: --¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: --A Jesús nazareno. 8. Respondió Jesús: --Os he dicho que yo soy. Si me buscáis a mí, dejad ir a estos. 9. Esto dijo para que se cumpliera aquello que había dicho: "De los que me diste, no perdí ninguno".[4] 10. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, hirió al siervo del Sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. 11. Jesús entonces dijo a Pedro: --Mete tu espada en la vaina. La copa[5] que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Jesús ante el sumo sacerdote12. Entonces la compañía de soldados, el comandante y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron 13. y lo llevaron primeramente ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era Sumo sacerdote aquel año.[6] 14. Caifás fue quien explicó a los judíos que convenía que un solo hombre muriera por el pueblo.[7] Pedro en el patio de Anás15. Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del Sumo sacerdote; 16. pero Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del Sumo sacerdote, y habló a la portera e hizo entrar a Pedro.[8] 17. Entonces la criada portera dijo a Pedro: --¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: --¡No lo soy! 18. Estaban en pie los siervos y los guardias que habían encendido un fuego, porque hacía frío y se calentaban. También con ellos estaba Pedro en pie, calentándose. Anás interroga a Jesús19. El Sumo sacerdote[9] preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20. Jesús le respondió: --Yo públicamente he hablado al mundo. Siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo,[10] donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. 21. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta, a los que han oído, de qué les he hablado; ellos saben lo que yo he dicho. 22. Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada,[11] diciendo: --¿Así respondes al Sumo sacerdote? 23. Jesús le respondió: --Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; pero si bien, ¿por qué me golpeas? 24. Anás entonces lo envió atado a Caifás, el Sumo sacerdote. Pedro niega a Jesús25. Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose, y le preguntaron: --¿No eres tú de sus discípulos? Él negó y dijo: --¡No lo soy! 26. Uno de los siervos del Sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja,[12] le dijo: --¿No te vi yo en el huerto con él? 27. Negó Pedro otra vez, y en seguida cantó el gallo.[13] Jesús ante Pilato28. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio.[14] Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y así poder comer la Pascua.[15] 29. Entonces salió Pilato[16] a donde ellos estaban, y les dijo: --¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30. Respondieron y le dijeron: --Si este no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. 31. Entonces les dijo Pilato: --Tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley. Los judíos le dijeron: --A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie.[17] 32. Dijeron esto para que se cumpliera la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.[18] 33. Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: --¿Eres tú el Rey de los judíos?[19] 34. Jesús le respondió: --¿Dices tú esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí? 35. Pilato le respondió: --¿Soy yo acaso judío? Tu nación y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? 36. Respondió Jesús: --Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí. 37. Le dijo entonces Pilato: --Luego, ¿eres tú rey? Respondió Jesús: --Tú dices que yo soy rey.[20] Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.[21] 38. Le dijo Pilato: --¿Qué es la verdad? Y dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos, y les dijo: --Yo no hallo en él ningún delito. 39. Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte a un preso en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? 40. Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: --¡A éste no! ¡A Barrabás! --y Barrabás era ladrón--. |