Lucas 13 - Reina Valera 1995Arrepentíos o pereceréis1. En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.[1] 2. Respondiendo Jesús, les dijo: --¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que los demás galileos? 3. Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 4. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé[2] y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? 5. Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Parábola de la higuera estéril6. [3] Dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella y no lo halló.[4] 7. Y dijo al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo. ¡Córtala! ¿Para qué inutilizar también la tierra?" 8. Él entonces, respondiendo, le dijo: "Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella y la abone. 9. Si da fruto, bien; y si no, la cortarás después"".[5] Jesús sana a una mujer en el día de reposo10. [6] Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado,[7] 11. y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar. 12. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: --Mujer, eres libre de tu enfermedad. 13. Puso las manos sobre ella, y ella se enderezó al momento y glorificaba a Dios. 14. Pero el alto dignatario de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera sanado en sábado, dijo a la gente: --Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado.[8] 15. Entonces el Señor le respondió y dijo: --¡Hipócrita!, ¿no desatáis vosotros vuestro buey o vuestro asno del pesebre y lo lleváis a beber en sábado?[9] 16. Y a esta hija de Abraham,[10] que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en sábado? 17. Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él. Parábola de la semilla de mostaza18. Dijo: --¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? 19. Es semejante al grano de mostaza[11] que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.[12] Parábola de la levadura20. Y volvió a decir: --¿A qué compararé el reino de Dios? 21. Es semejante a la levadura que una mujer tomó y mezcló con tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado. La puerta estrecha22. [13] Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, mientras se encaminaba a Jerusalén.[14] 23. Alguien preguntó: --Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él les dijo: 24. --Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.[15] 25. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: "Señor, Señor, ábrenos", él, respondiendo, os dirá: "No sé de dónde sois".[16] 26. Entonces comenzaréis a decir: "Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste". 27. Pero os dirá: "Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad".[17] 28. Allí será el llanto y el crujir de dientes,[18] cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. 29. Vendrán gentes del oriente y del occidente, del norte y del sur,[19] y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.[20] 30. Hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.[21] Lamento de Jesús sobre Jerusalén31. Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: --Sal y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.[22] 32. Él les dijo: --Id y decid a aquella zorra:[23] "Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra". 33. Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino, porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.[24] 34. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas[25] y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, pero no quisiste![26] 35. Vuestra casa[27] os es dejada desierta; y os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el tiempo en que digáis: "Bendito el que viene en nombre del Señor".[28] |