Lucas 6 - Reina Valera 1995Los discípulos recogen espigas en el día de reposo1. [1] Aconteció que un sábado,[2] pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, restregándolas con las manos, comían.[3] 2. Algunos de los fariseos les dijeron: --¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en sábado?[4] 3. Respondiendo Jesús, les dijo: --¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre?, 4. ¿como entró en la casa de Dios y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino solo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él?[5] 5. Y les decía: --El Hijo del hombre es Señor aun del sábado. El hombre de la mano seca6. [6] Aconteció también en otro sábado que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. 7. Y lo acechaban los escribas y los fariseos para ver si en sábado lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarlo.[7] 8. Pero él, que conocía sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: --Levántate y ponte en medio. Él, levantándose, se quedó en pie. 9. Entonces Jesús les dijo: --Os preguntaré una cosa: En sábado, ¿es lícito hacer bien o hacer mal?, ¿salvar la vida o quitarla? 10. Y, mirándolos[8] a todos alrededor, dijo al hombre: --Extiende tu mano. Él lo hizo y su mano fue restaurada. 11. Ellos se llenaron de furor y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús. Elección de los doce apóstoles12. En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.[9] 13. Cuando llegó el día, llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:[10] 14. Simón, a quien también llamó Pedro,[11] su hermano Andrés, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, 15. Mateo, Tomás, Jacobo, hijo de Alfeo,[12] Simón llamado Zelote,[13] 16. Judas hermano de Jacobo,[14] y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor. Jesús atiende a una multitud17. [15] Descendió con ellos y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón[16] que había venido para oírlo y para ser sanados de sus enfermedades; 18. también los que habían sido atormentados por espíritus impuros eran sanados. 19. Toda la gente procuraba tocarlo, porque poder salía de él y sanaba a todos. Bienaventuranzas y ayes20. [17] Alzando los ojos hacia sus discípulos,[18] decía: "Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21. Bienaventuradoslos que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados.[19] Bienaventurados los que ahora lloráis,[20] porque reiréis. 22. Bienaventurados seréiscuando los hombres os odien,os aparten de sí, os insulteny desechen vuestro nombre como malopor causa del Hijo del hombre.[21] 23. "Gozaos en aquel día y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, porque así hacían sus padres con los profetas.[22] 24. "Pero ¡ay de vosotros, ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.[23] 25. "¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. "¡Ay de vosotros, los que ahora reís!, porque lamentaréis y lloraréis. 26. "¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!,[24] porque así hacían sus padres con los falsos profetas. El amor hacia los enemigos, y la regla de oro27. "Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian; 28. bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian. 29. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica[25] le niegues. 30. A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.[26] 31. Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.[27] 32. "Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. 33. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. 34. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis?, pues también los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. 35. Amad, pues, a vuestros enemigos, haced bien, y prestad, no esperando de ello nada;[28] y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo,[29] porque él es benigno para con los ingratos y malos. 36. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. El juzgar a los demás37. "No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.[30] 38. Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir".[31] 39. Les dijo también una parábola: "¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?[32] 40. El discípulo no es superior a su maestro;[33] pero todo el que sea perfeccionado, será como su maestro. 41. "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?[34] 42. ¿O cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo", no mirando tú la viga que está en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano. Por sus frutos los conoceréis43. [35] "No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto, 44. pues todo árbol se conoce por su fruto,[36] ya que no se cosechan higos de los espinos ni de las zarzas se vendimian uvas. 45. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca.[37] Los dos cimientos46. "¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que yo digo?[38] 47. Todo aquel que viene a mí y oye mis palabras y las obedece, os indicaré a quién es semejante. 48. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover porque estaba fundada sobre la roca. 49. Pero el que las oyó y no las obedeció, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó y fue grande la ruina de aquella casa". |