Job 5 - Reina Valera 20001. Ahora pues da voces, si habrá quien te responda; y ¿si habrá alguno de los santos a quien mires? 2. Es cierto que al loco la ira lo mata, y al codicioso consume la envidia. 3. Yo he visto al loco que echaba raíces, y en la misma hora maldije su habitación. 4. Sus hijos estarán lejos de la salud, y en la puerta serán quebrantados, y no [habrá] quien los libre. 5. Su mies comerán los hambrientos, y la sacarán de entre las espinas, y [los] sedientos beberán su hacienda. 6. Porque la iniquidad no sale del polvo, ni el castigo reverdece de la tierra. 7. Antes como las chispas se levantan para volar [por el aire], así el hombre nace para la aflicción. 8. Ciertamente yo buscaría a Dios, y depositaría en él mis negocios; 9. el cual hace grandes cosas, que no hay quien las comprenda; y maravillas que no tienen cuento. 10. Que da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre las faces de las plazas. 11. Que pone [a] los humildes en altura, y los enlutados son levantados a salud. 12. Que frustra los pensamientos de los astutos, para que sus manos no hagan nada. 13. Que prende a los sabios en su astucia, y el consejo de sus adversarios es entontecido. 14. De día se topan con tinieblas, y en mitad del día andan a tientas como de noche. 15. Y libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta. 16. Que es esperanza al menesteroso, y la iniquidad cerró su boca. 17. He aquí, que bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto no menosprecies la corrección del Todopoderoso. 18. Porque él es el que hace la plaga, y [él la] ligará; el hiere, y sus manos curan. 19. En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal. 20. En el hambre te redimirá de la muerte, y en la guerra de las manos del cuchillo. 21. Del azote de la lengua serás encubierto; ni temerás de la destrucción cuando viniere. 22. De la destrucción y del hambre te reirás, y no temerás de las bestias del campo; 23. pues aun con las piedras del campo tendrás tu concierto, y las bestias del campo te serán pacíficas. 24. Y sabrás que [hay] paz en tu tienda; y visitarás tu morada, y no pecarás. 25. Y entenderás que tu simiente [es] mucha, y tus renuevos como la hierba de la tierra. 26. Y vendrás en la vejez a la sepultura, como el montón [de trigo] que se coge a su tiempo. 27. He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así: Oyelo, y juzga tú para contigo. |