Mateo 15 - Reina Valera 2000Lo que contamina al hombre1. Entonces llegaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: 2. ¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los ancianos? Porque no [se] lavan las manos cuando comen pan. 3. Y él respondiendo, les dijo: ¿Por qué también vosotros traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4. Porque Dios mandó, diciendo: Honra a tu padre y a tu madre, y el que maldijere al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 5. Pero vosotros decís: Cualquiera [que] dijere al padre o a la madre: Es ya ofrenda mía [a Dios] todo aquello con que pudiera ayudarte, 6. [y ya] no deberá honrar a su padre o a su madre [con socorro]. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. 7. Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo: 8. Este pueblo de su boca se acerca a mí y de labios me honra, pero su corazón lejos está de mí. 9. Mas en vano me adoren, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres. 10. Y llamando a sí la multitud, les dijo: Oíd, y entended: 11. No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. 12. Entonces llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos, oyendo esta palabra, se ofendieron? 13. Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. 14. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en un hoyo. 15. Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola. 16. Y Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? 17. ¿No entendéis todavía que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la letrina? 18. Mas lo que sale de la boca, del mismo corazón sale; y esto contamina al hombre. 19. Porque del corazón salen los malos pensamientos: muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, maledicencias. 20. Estas cosas son las que contaminan al hombre; que comer con las manos sin lavar no contamina al hombre. La fe de la mujer cananea21. Y saliendo Jesús de allí, se fue a las partes de Tiro y de Sidón. 22. Y he aquí una mujer cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija esta enferma, poseida del demonio. 23. Mas él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros. 24. Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel. 25. Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme. 26. Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27. Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. 28. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande [es] tu fe; sea hecho contigo como quieres. Y fue sana su hija desde aquella hora. Jesús sana a muchos29. Y partiendo Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. 30. Y llegaron a él muchas personas, que tenían consigo cojos, ciegos, mudos, mancos, y muchos otros [enfermos]; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; 31. [De manera] que se maravillaba la multitud, viendo hablar los mudos, los mancos sanos, andar los cojos, y ver los ciegos; y glorificaron al Dios de Israel. Alimentación de los cuatro mil32. Y Jesús llamando a sus discípulos, dijo: Tengo misericordia de la multitud, que ya hace tres días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, para que no desmayen en el camino. 33. Entonces sus discípulos le dicen: ¿Dónde [tenemos] nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande? 34. Y Jesús les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. 35. Y mandó a la multitud que se recostasen sobre la tierra. 36. Y tomando los siete panes y los peces, dando gracias, partió y dio a sus discípulos; y los discípulos a la multitud. 37. Y comieron todos, y se saciaron; y alzaron lo que sobró [de los] pedazos, siete canastas llenas. 38. Y eran los que habían comido, cuatro mil varones, sin [contar] las mujeres y los niños. 39. Entonces, despedida la multitud, subió en un barco; y vino a los términos de Magdala. |