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jueves, julio 18, 2024
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    Mateo 16 - Reina Valera 2000

    La demanda de una señal

    1. Y llegándose los fariseos y los saduceos para tentarle, le pedían que les mostrase señal del cielo.

    2. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando es la tarde del día, decís: Sereno; porque el cielo tiene arreboles.

    3. Y a la mañana: Hoy tempestad; porque tiene arreboles el cielo triste. Hipócritas, que sabéis tomar decisiones basadas en la faz del cielo; ¿y en las señales de los tiempos no podéis?

    4. La generación mala y adúltera demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás profeta. Y dejándolos, se fue.

    La levadura de los fariseos

    5. Y viniendo sus discípulos del otro lado [del lago], se habían olvidado de tomar pan.

    6. Y Jesús les dijo: Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.

    7. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Es porque no tomamos pan.

    8. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tomasteis pan?

    9. ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes de los cinco mil [hombres], y cuántos cestos alzasteis?

    10. ¿Ni de los siete panes de los cuatro mil, y cuántas canastas tomasteis?

    11. ¿Cómo es que no entendéis que no por [el] pan os dije, que [os] guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?

    12. Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

    La confesión de Pedro

    13. Y viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?

    14. Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

    15. El les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy?

    16. Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.

    17. Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

    18. Mas yo también te digo, que tú eres Pedro [una piedra pequeña], y sobre la piedra [grande] edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

    19. Y a ti daré las llaves del Reino de los cielos; que todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

    20. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús, el Cristo.

    Jesús anuncia su muerte

    21. Desde aquel tiempo comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le convenía ir a Jerusalén, y padecer mucho de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.

    22. Y Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reprenderle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.

    23. Entonces él, volviéndose, dijo a Pedro: Quítate de delante de mí, Satanás; me eres estorbo; porque no entiendes lo que [es] de Dios, sino lo que [es] de los hombres.

    24. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame.

    25. Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.

    26. Porque ¿de qué aprovecha al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? O ¿qué recompensa dará [el] hombre por su alma?

    27. Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

    28. De cierto os digo: hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su Reino.