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    2 Reyes 6 - Reina Valera 2004

    Eliseo hace flotar el hacha

    1. LOS hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho.

    2. Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagámonos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad.

    3. Y dijo uno: Te rogamos que quieras venir con tus siervos. Y él respondió: Yo iré.

    4. Fue, pues, con ellos; y como llegaron al Jordán, cortaron la madera.

    5. Y aconteció que derribando uno un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y dio voces, diciendo: ¡Ah, señor mío, que era emprestada!

    6. Y el varón de Dios dijo: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro.

    7. Y dijo: Tómalo. Y él tendió la mano, y lo tomó.

    Eliseo y los sirios

    8. Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento.

    9. Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí.

    10. Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho y amonestándole; y se guardó de allí, no una vez ni dos.

    11. Y el corazón del rey de Siria fue turbado de esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel?

    12. Entonces uno de los siervos dijo: No, rey, señor mío; sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta.

    13. Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a tomarlo. Y le fue dicho: He aquí él está en Dotán.

    14. Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un grande ejército, los cuales vinieron de noche, y cercaron la ciudad.

    15. Y levantándose de mañana el que servía al varón de Dios, para salir, he aquí el ejército que tenía cercada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?

    16. Y él le dijo: No tengas miedo; porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

    17. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró: y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

    18. Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras a esta gente con ceguedad. Y los hirió con ceguedad, conforme al dicho de Eliseo.

    19. Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, que yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria.

    20. Y así que llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaron en medio de Samaria.

    21. Y cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo a Eliseo: ¿Los heriré, padre mío?

    22. Y él le respondió: No los hieras; ¿herirías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y se vuelvan a sus señores.

    23. Entonces les fue aparejada grande comida: y como hubieron comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron cuadrillas de Siria a la tierra de Israel.

    Eliseo y el sitio de Samaria

    24. Después de esto aconteció, que Benadad rey de Siria juntó todo su ejército, y subió, y puso cerco a Samaria.

    25. Y hubo grande hambre en Samaria, teniendo ellos cerco sobre ella; tanto, que la cabeza de un asno era vendida por ochenta piezas de plata, y la cuarta de un cabo de estiércol de palomas por cinco piezas de plata.

    26. Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le dio voces, y dijo: Salva, rey señor mío.

    27. Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te he de salvar yo? ¿del alfolí, o del lagar?

    28. Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío.

    29. Cocimos pues mi hijo, y le comimos. El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido su hijo.

    30. Y como el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestidos, y pasó así por el muro: y llegó a ver el pueblo el saco que traía interiormente sobre su carne.

    31. Y él dijo: Así me haga Dios, y así me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat quedare sobre él hoy.

    32. Estaba a la sazón Eliseo sentado en su casa, y con él estaban sentados los ancianos: y el rey envió a él un hombre. Mas antes que el mensajero viniese a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto como este hijo del homicida me envía a quitar la cabeza? Mirad pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada: ¿no viene tras él el ruido de los pies de su amo?

    33. Aun estaba él hablando con ellos, y he aquí el mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente este mal de Jehová viene. ¿Para qué tengo de esperar más a Jehová?