Lucas 13 - Reina Valera 2004Arrepentíos o pereceréis1. Y EN este mismo tiempo estaban allí unos que le contaban acerca de los galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios. 2. Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque han padecido tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? 3. Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 4. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos eran más pecadores que todos los hombres que habitan en Jerusalem? 5. Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Parábola de la higuera estéril6. Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 7. Y dijo al viñador: He aquí tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, ¿para qué ocupa aún la tierra? 8. El entonces respondiendo, le dijo: Señor, déjala aún este año, hasta que cave a su alrededor, y la estercole. 9. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después. Jesús sana a una mujer en el día de reposo10. Y enseñaba en una sinagoga en sábado. 11. Y he aquí había una mujer que tenía un espíritu de enfermedad dieciocho años, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. 12. Y como Jesús la vio, la llamó, y le dijo: Mujer, libre eres de tu enfermedad. 13. Y puso sus manos sobre ella; y luego se enderezó, y glorificaba a Dios. 14. Pero el príncipe de la sinagoga respondió indignado porque Jesús hubiese sanado en sábado, y dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de sábado. 15. Entonces el Señor respondió, y le dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? 16. Y esta hija de Abraham, que he aquí Satanás la había atado dieciocho años, ¿no debía de ser desatada de esta ligadura en día de sábado? 17. Y diciendo él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios. Y todo el pueblo se regocijaba de todas las cosas gloriosas que eran hechas por él. Parábola de la semilla de mostaza18. Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y a qué le compararé? 19. Semejante es al grano de mostaza, que tomándolo un hombre lo sembró en su huerto; y creció, y fue hecho árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas. Parábola de la levadura20. Y otra vez dijo: ¿A qué compararé el reino de Dios? 21. Semejante es a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado. La puerta estrecha22. Y pasaba por todas las ciudades y aldeas, enseñando, y avanzando hacia Jerusalem. 23. Y le dijo uno: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24. Porfiad a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. 25. Después que el padre de familia se levantare y cerrare la puerta, y estando afuera comenzareis a tocar la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; y él respondiendo os dirá: No os conozco de dónde seáis. 26. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27. Pero él dirá: Os digo que no sé de dónde seáis; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. 28. Allí será el lloro y el crujir de dientes, cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros excluidos. 29. Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 30. Y he aquí, hay postreros que serán primeros; y primeros que serán postreros. Lamento de Jesús sobre Jerusalén31. Aquel mismo día vinieron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar. 32. Y él les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago sanidades hoy y mañana, y al tercer día seré consumado. 33. Sin embargo, es necesario que camine hoy, y mañana, y pasado mañana; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalem. 34. ¡Jerusalem, Jerusalem, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! 35. He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y de cierto os digo que no me veréis hasta que venga el tiempo cuando digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor. |