1 Reyes 13 - Nueva Biblia Española (1975)Un profeta de Judá amonesta a Jeroboam1. En el momento en que Jeroboán, en pie junto al altar, se disponía a quemar incienso, llegó a Betel un profeta de Judá mandado por el Señor. 2. El profeta gritó contra el altar, por orden del Señor: ¡Altar, altar! Así Hice el Señor: Nacerá un descendiente de David (llamado Josías) que sacrificará sobre ti a los sacerdotes de las lomas que queman incienso sobre ti y quemará sobre ti huesos humanos. 3. Y ofreció una señal: Esta es la señal anunciada por el Señor: El altar va a rajarse y se derramará la ceniza que hay encima. 4. Cuando el rey oyó lo que gritaba el profeta contra el altar de Betel, extendió el brazo desde el altar, ordenando: ¡Aprésenlo! Pero el brazo extendido contra el profeta se le quedó rígido, sin poder acercarlo al cuerpo, 5. mientras el altar se rajaba y se derramaba la ceniza, que era la señal anunciada por el profeta en nombre del Señor. 6. Entonces el rey suplicó al profeta: Por favor, aplaca al Señor, tu Dios, y reza por mí para que recupere el movimiento del brazo. El profeta aplacó al Señor y el rey recuperó el movimiento del brazo, que le quedó como antes. 7. Entonces el rey le dijo: Ven conmigo a palacio a tomar algo, y te haré un regalo. 8. Pero el profeta replicó: No iré contigo ni aunque me des medio palacio. No comeré ni beberé nada aquí, 9. porque el Señor me ha prohibido comer, beber o volverme por el mismo camino. 10. Luego se fue por otra ruta, sin volverse por el camino por donde había ido a Betel. 11. Vivía en Betel un viejo profeta, y cuando sus hijos fueron a contarle lo que había hecho el profeta aquel día en Betel y lo que había dicho al rey, 12. su padre les preguntó: ¿Qué camino ha tomado? Sus hijos le enseñaron el camino que había tomado el profeta venido de Judá, 13. y él les ordenó: Aparéjenme el burro. Se lo aparejaron, montó 14. y marchó tras el profeta; se lo encontró sentado bajo una encina, y le preguntó: ¿Eres tú el profeta que vino de Judá? El otro respondió: Sí. 15. Entonces le dijo: Ven conmigo a casa a tomar algo. 16. Pero el otro respondió: No puedo volverme contigo, ni comer ni beber nada aquí, 17. porque el Señor me ha prohibido comer o beber aquí o volverme por el mismo camino. 18. Entonces el otro le dijo: También yo soy profeta, como tú, y un ángel me ha dicho, por orden del Señor, que te lleve a mi casa para que comas y bebas algo. Así lo engañó; 19. se lo llevó con él, y el profeta comió y bebió en su casa. 20. Pero cuando estaban sentados a la mesa, el Señor dirigió la palabra al profeta que lo había hecho volver, 21. y éste gritó al profeta venido de Judá: Así dice el Señor: Por haber desafiado la orden del Señor, no haciendo lo que te mandaba el Señor, tu Dios, 22. por volverte a comer y beber allí donde él te lo ha prohibido, no enterrarán tu cadáver en la sepultura de tu familia. 23. Después le aparejó el burro, y el otro se marchó. 24. Pero por el camino le salió un león y lo mató. Su cadáver quedó tendido en el camino, y el burro y el león se quedaron en pie junto a él. 25. Unos caminantes vieron el cadáver tendido en el camino y el león de pie junto al cadáver, y fueron a dar la noticia a la ciudad donde vivía el viejo profeta. 26. Cuando éste lo supo, comentó: ¡Es el profeta que desafió la orden del Señor! El Señor lo habrá entregado al león, que lo ha matado y descuartizado, como el Señor dijo. 27. Luego ordenó a sus hijos: Aparéjenme el burro. Se lo aparejaron. 28. Marchó y encontró el cadáver tendido en el camino; el burro y el león estaban en pie junto al cadáver; el león no había devorado el cadáver ni descuartizado al burro. 29. El recogió el cadáver del profeta, lo acomodó sobre el burro y lo volvió a llevar a la ciudad, para hacerle los funerales y enterrarlo. 30. Depositó el cadáver en su propia sepultura y le entonaron la elegía "¡Ay hermano!". 31. Después de enterrarlo, habló a sus hijos: Cuando yo muera, entiérrenme en la sepultura donde está enterrado este profeta; pongan mis huesos junto a los suyos, 32. porque ciertamente se cumplirá la imprecación que lanzó, por orden del Señor, contra el altar de Betel y todas las ermitas de las lomas que hay en las poblaciones de Samaria. 33. Pero después de esto, Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de las lomas a gente de la plebe; al que lo deseaba, lo consagraba sacerdote de las lomas. 34. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán, y motivó su destrucción y exterminio de la tierra. |