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    2 Samuel 16 - Nueva Biblia Española (1975)

    1. David había remontado la cima, cuando se encontró con Sibá, sirviente de Meribaal, con un par de burros aparejados, cargados con doscientos panes, cien racimos de uvas pasas, cien panes de higos y un pellejo de vino.

    2. El rey le dijo: ¿Qué significa esto? Sibá respondió: Los burros son para que monte la familia del rey; el pan y la fruta, para que coman los sirvientes, y el vino, para que beban los que desfallezcan en el desierto.

    3. El rey preguntó: ¿Y dónde está el hijo de tu señor? Sibá respondió: Queda en Jerusalén, porque espera que la casa de Israel le devuelva ahora el reino de su padre.

    4. Entonces el rey dijo a Sibá: Todo lo de Meribaal es tuyo. Sibá dijo: A tus pies, majestad. ¡Gracias por el favor que me otorgas!

    5. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía.

    6. Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos -toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey-

    7. y lo maldecía: ¡Vete, vete, asesino, canalla!

    8. El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino.

    9. Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: Ese perro muerto, ¿se pone a maldecir a mi señor? ¡Déjame ir allá y le corto la cabeza!

    10. Pero el rey dijo: ¡No se metan en mis asuntos, hijo de Seruyá! Déjale que maldiga, que si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?

    11. Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: Ya ven. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y les extraña ese benjaminita! Dejen que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor.

    12. Quizá el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy.

    13. David y los suyos siguieron su camino, mientras Semeí iba en dirección paralela por la loma del monte, echando maldiciones según caminaba, tirando piedras y levantando polvo.

    14. El rey y sus acompañantes llegaron rendidos al Jordán y allí descansaron.

    15. Mientras tanto, Absalón y los israelitas entraban en Jerusalén; Ajitófel iba con él.

    16. Cuando Jusay, el arquita, amigo de David, se presentó a Absalón, le dijo: ¡Viva el rey! ¡Viva el rey!

    17. Absalón contestó: ¿Esa es tu lealtad para con tu amigo? ¿Por qué no te has ido con él?

    18. Jusay le respondió: ¡No, de ninguna manera! Con el que han elegido el Señor, y este pueblo, y todo Israel, yo estaré y con él viviré.

    19. Y, además, ¿a quién voy a servir yo sino a su hijo? ¡Como serví a tu padre, te serviré a ti!

    20. Entonces Absalón preguntó: ¿Qué me aconsejan hacer?

    21. Ajitófel le respondió: Acuéstate con las concubinas que dejó tu padre al cuidado del palacio. Todo Israel sabrá que has roto con tu padre, y tus partidarios cobrarán confianza.

    22. Entonces le instalaron a Absalón una tienda en la azotea, y se acostó con las concubinas de su padre, a la vista de todo Israel.

    23. En aquella época los consejos de Ajitófel se recibían como oráculos, lo mismo cuando aconsejaba a David que cuando aconsejaba a Absalón.