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sábado, agosto 17, 2024
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    Apocalipsis 9 - Nueva Biblia Española (1975)

    1. Al tocar su trompeta el quinto ángel vi en la tierra una estrella caída del cielo. Le entregaron la llave del pozo del abismo

    2. y abrió el pozo del abismo; del pozo salió humo como el humo de un gran horno, y con el humo del pozo se oscurecieron el sol y el aire.

    3. Del humo-saltaron a la tierra langostas y se les dio veneno de escorpiones.

    4. Se les ordenó que no hicieran daño a la hierba ni a nada verde ni a ningún árbol, sino sólo a los hombres que no llevan la marca de Dios en la frente.

    5. No se les permitió matarlos, pero sí atormentarlos durante cinco meses; el tormento que causan es como picadura de escorpión.

    6. En aquellos días los hombres buscarán la muerte y no la encontrarán, ansiarán morir y la muerte huirá de ellos.

    7. Las langostas tienen aspecto de caballos aparejados para la guerra; llevan en la cabeza una especie de corona dorada y la cara parece de hombre.

    8. Mas crines son como pelo de mujer y los dientes parecen de león.

    9. Tienen el pecho como corazas de hierro y el zumbido de sus alas diríase el ruido de carros con muchos caballos que corren al combate.

    10. Tienen colas con aguijones, como el escorpión, y en la cola el veneno para dañar a los hombres durante cinco meses.

    11. Están alas órdenes de un rey, el ángel del abismo; en hebreo su nombre es Abaddón, en griego Apolíon, el ex-terminador.

    12. EL primer ay ha pasado; quedan todavía dos.

    13. Al tocar su trompeta el sexto ángel oí una voz que salía de los ángulos del altar de oro que está delante de Dios.

    14. Le decía al sexto ángel, al que tenía la trompeta: "Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río, el Eufrates".

    15. Quedaron sueltos los cuatro ángeles que estaban reservados para matar en tal hora, día, mes y año a la tercera parte de la humanidad.

    16. Las tropas de caballería contaban doscientos millones; el número lo oí.

    17. En la visión vi así a los caballos y a sus jinetes: llevaban corazas color fuego, jacinto y azufre; las cabezas de los caballos parecían cabezas de león y por la boca echaban fuego, humo y azufre.

    18. Estas tres plagas, es decir, el fuego, el humo y el azufre que echan por la boca, mataron a la tercera parte de la humanidad.

    19. Los caballos tienen su veneno en la boca y también en la cola, pues las colas parecen serpientes con cabezas y con ellas dañan.

    20. El resto de los hombres, los que no murieron por estas plagas, tampoco se arrepintieron: no renunciaron a las obras dé sus manos, ni dejaron de rendir homenaje a los demonios y a los ídolos de oro y plata, bronce, piedra y madera, que no ven ni oyen ni andan".

    21. No se arrepintieron tampoco de sus homicidios, ni de sus maleficios, ni de su lujuria, ni de sus robos.