26.4 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Deuteronomio 28 - Nueva Biblia Española (1975)

    Bendiciones de la obediencia

    1. Si obedeces y escuchas la voz del Señor, tu Dios, poniendo por obra todos los preceptos que yo te mando hoy, el Señor, tu Dios, te encumbrará por encima de todas las naciones del mundo.

    2. Sobre ti irán viniendo, hasta darte alcance, todas estas bendiciones, si escuchas la voz del Señor, tu Dios:

    3. Bendito seas en la ciudad, bendito seas en el campo.

    4. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu suelo, el fruto de tu ganado, las crias de tus reses y el parto de tus ovejas.

    5. Benditos tu canasto y tu artesa.

    6. Bendito seas al entrar, bendito seas al salir.

    7. Que el Señor te entregue ya vencidos los enemigos que se alcen contra ti; saldrán contra ti por un camino y por siete caminos huirán.

    8. Que el Señor mande contigo la bendición en tus graneros y en tus empresas y te bendiga en la tierra que va a darte el Señor, tu Dios.

    9. Que el Señor te nombre su pueblo santo, como te tiene prometido, si guardas los preceptos del Señor, tu Dios, y vas por sus caminos;

    10. así verán todos los pueblos déla tierra que se ha invocado sobre ti el nombre del Señor, y te temerán.

    11. Que el Señor te enriquezca con el fruto de tu vientre, el fruto de tu ganado y el fruto de tu suelo, en la tierra que el Señor había prometido a tus padres que te daría a ti.

    12. Que el Señor te abra su rico almacén del cielo, dando a su tiempo la lluvia a tu tierra y bendiciendo todas tus tareas; así, prestarás a muchas naciones y tú no pedirás prestado.

    13. Que el Señor te ponga de cabeza, no de cola; que vayas siempre a más, nunca a menos; si escuchas los preceptos del Señor, tu Dios, que yo te mando hoy, poniéndolos por obra,

    14. y no te apartas a derecha ni a izquierda de lo que yo te mando hoy, yendo detrás de dioses extranjeros para darles culto.

    Consecuencias de la desobediencia

    15. Pero si no escuchas la voz del Señor, tu Dios, poniendo por obra todos los preceptos y mandatos que yo te mando hoy, irán viniendo sobre ti, hasta darte alcance, todas estás maldiciones:

    16. Maldito seas en la ciudad, maldito seas en el campo.

    17. Malditos tu canasto y tu artesa.

    18. Maldito el fruto de tu Vientre, el fruto de tu suelo, las crias de tus reses y el parto de tus ovejas.

    19. Maldito seas al entrar, maldito seas al salir.

    20. Que et Señor te mande la maldición, el pánico y la amenaza en todas las tareas que emprendas, hasta que seas exterminado, hasta que perezcas sin tardanza, por haberlo abandonado con tus malas obras.

    21. Que el Señor te pegue la peste, hasta terminar contigo, en esa tierra adonde vas para tomarla en posesión.

    22. Que el Señor te hiera de tisis, calenturas y delirios; sequía, agotamiento y tizón; que te persigan hasta que perezcas.

    23. Que el cielo sobre tu cabeza sea de bronce y la tierra bajo tus pies, de hierro.

    24. Que el Señor te mande en vez de lluvia polvo, y haga bajar ceniza del cielo, hasta que seas exterminado.

    25. Que el Señor te entregue ya vencido al enemigo: saldrás contra él por un camino y por siete caminos huirás; serás el espanto de todos los reinos de la tierra;

    26. será tu cadáver pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra, y no habrá quien las espante.

    27. Que el Señor te hiera de viruela, tina y sarna, que no puedas curar.

    28. Que el Señor te hiera de locura, ceguera y demencia;

    29. andarás a tientas a mediodía, como a tientas anda un ciego en su tiniebla. Fracasarás en todos tus caminos, te explotarán y te robarán mientras vivas, y no habrá quien te salve.

    30. Te prometerás con una mujer, y otro se la gozará; te edificarás una casa, y no la habitarás; te plantarás una viña, y no la vendimiarás.

    31. Te matarán el buey ante tus ojos, y no lo probarás; te robarán el burro, y no te lo devolverán; entregarán tu rebaño al enemigo, y no habrá quien te salve.

    32. Serán entregados tus hijos e hijas a otro pueblo; tus ojos lo verán y se irán consumiendo por ellos, sin que puedas echarles una mano.

    33. Un pueblo desconocido se comerá el fruto de tu suelo, tus fatigas; te verás solo, explotado y aplastado mientras vivas,

    34. hasta volverte loco, por el espectáculo que han de contemplar tus ojos.

    35. Que el Señor te hiera en las rodillas y en los muslos con úlceras que no puedas curar, de la planta de los pies al cráneo.

    36. Que el Señor te haga marchar a ti y al rey que te establezcas, a una nación desconocida de ti y de tus padres; allí darás culto a dioses extranjeros de piedra y leño.

    37. Serás el asombro, el refrán y la burla de todos los pueblos adonde te deporte el Señor, tu Dios.

    38. Saldrás al campo cargado de semilla y cosecharás una miseria, porque te lo devorará la langosta.

    39. Plantarás y cultivarás viñas, y no beberás ni almacenarás vino, porque te lo comerá el gusano.

    40. Tendrás olivos en todos tus terrenos, y no te ungirás con aceite, porque se te caerán las olivas.

    41. Engendrarás hijos e hijas, y no serán para ti, porque marcharán al cautiverio.

    42. De los árboles frutales de tu suelo se apoderarán los insectos.

    43. El extranjero que viva entre los tuyos se alzará sobre ti, cada vez más arriba, y tú caerás, cada vez más abajo;

    44. él te prestará, y tú no le podrás prestar; el será cabeza, y tú cola.

    45. Sobre ti irán viniendo todas estas maldiciones, te perseguirán y te darán alcance, hasta exterminarte, por no haber escuchado la voz del Señor, tu Dios, desobedeciendo los preceptos y mandatos que él te mandó,

    46. y ellas serán signo y prodigio contra ti y tu descendencia para siempre.

    47. Por no haber servido al Señor, tu Dios, con alegría y generosidad en tu abundancia,

    48. servirás al enemigo que mande el Señor contra ti: en hambre y sed, desnudez y miseria total; él te pondrá en los hombros un yugo de hierro, hasta exterminarte.

    49. El Señor alzará contra ti una nación lejana -se lanzará sobre ti como buitre desde los confines del orbe-;

    50. una nación de lengua incomprensible, nación cruel, sin respeto para el anciano, sin piedad para el muchacho

    51. que devorará el fruto de tu ganado y el fruto de tu suelo, hasta exterminarte; que no dejará rastro de tu trigo, tu mosto y tu aceite, de las crías de tu ganado y del parto de tus ovejas, hasta destruirte,

    52. que te sitiará en todas tus ciudades, hasta que se derrumben las altas y sólidas murallas que creías tu seguridad en toda tu tierra; te sitiará en todas tus ciudades, por toda la tierra que va a darte el Señor, tu Dios;

    53. y te comerás el fruto de tu vientre, la carne de los hijos e hijas que te haya dado el Señor, tu Dios, en la angustia del asedio con que te estrechará tu enemigo.

    54. El más refinado y exquisito mirará con envidia a su hermano, a la mujer que se acostaba en su seno y a los hijos que le queden,

    55. por tener que repartir con otros la carne del hijo que se coma, al no haberle quedado ya nada, en la angustia del asedio con que te estreche tu enemigo, en todas tus ciudades;

    56. la más refinada y exquisita, la que jamás se aventuraba a posar la planta del pie sobre la tierra, de tanta finura y exquisitez, mirará con envidia al hombre que se acostaba en su seno, a su hijo y a su hija;

    57. a la placenta que le sale entre las piernas y al hijo que acaba de parir, que querría comérselos a escondidas, al faltarle todo, en la angustia del asedio con que te estreche tu enemigo, en todas tus ciudades.

    58. Si no pones por obra todos los artículos de esta ley, escritos en este Código, temiendo este nombre glorioso y terrible,

    59. el Señor, tu Dios, el Señor te producirá a ti y a tus descendientes heridas impresionantes, heridas tremendas y enconadas, enfermedades malignas y crónicas;

    60. él volverá contra ti las epidemias egipcias que te horrorizan y te las pegará,

    61. y todas las enfermedades y heridas que río aparecen en el código de esta ley también las lanzará contra ti, hasta exterminarte.

    62. Pocos serán los que queden, después de haber sido numerosos como las estrellas del cielo, por no haber escuchado la voz del Señor, tu Dios.

    63. Como gozó el Señor haciéndoles el bien, haciéndoles crecer, igual ha de gozar destruyéndolos y exterminándolos; serás arrancado de la tierra adonde vas a entrar para tomarla en posesión,

    64. y el Señor te dispersará entre todos los pueblos, de un extremo a otro de la tierra, y allí darás culto a dioses extranjeros, desconocidos de ti y de tus padres, piedra y leño;

    65. no descansarás jamás en esos pueblos, no reposará nunca la planta de tu pie; el Señor te volverá allí asustadizo, ciego y cobarde;

    66. vivirás pendiente de un hilo, temblarás día y noche, no vivirás jamás seguro;

    67. por la mañana dirás: "Ojala anocheciera", y por la tarde, “Ojala amaneciera", por el pavor que estremecerá tu corazón, por el espectáculo que verán tus ojos.

    68. El Señor te hará volver en barcos a Egipto, por ese camino del que yo te dije "No lo volverás a ver", y allí serán ustedes puestos en venta como esclavos y esclavas a sus enemigos, y no habrá comprador.