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    Ezequiel 31 - Nueva Biblia Española (1975)

    1. El año undécimo, el día uno del mes tercero, me dirigió la palabra el Señor:

    2. Hijo de Adán, di al Faraón, rey de Egipto, y a su tropa: ¿A quién te pareces en tu grandeza?

    3. Eres cedro del Líbano, de magnífica fronda, tupido y umbroso, de estatura gigante, cuya cima destaca entre las nubes.

    4. Lo criaron las lluvias, las aguas soterrañas lo elevaron: con sus corrientes rodeaban su tronco y derivaban sus acequias al arbolado de la campiña.

    5. Así se empinó por encima de los árboles de la campiña; se hizo tupido su ramaje, dilatada su copa, gracias a sus canales caudalosos.

    6. Anidaban en su ramaje las aves del cielo, parían bajo su copa las fieras salvajes, a su sombra se cobijaba muchedumbre de pueblos.

    7. Era magnífico por su corpulencia, por la envergadura de sus ramas, pues hundía su raíz en aguas abundantes.

    8. Los cedros del parque de los dioses no lo sobrepasaban, ni competían con su ramaje los abetos, ni los plátanos igualaban su copa; ningún árbol del parque de los dioses podía competir con su hermosura.

    9. Lo hice magnífico, tupido de ramas, lo envidiaban los árboles del paraíso, del parque de los dioses.

    10. Pues bien, esto dice el Señor: Por haber empinado su estatura y. haber erguido su cima hasta las nubes, y haberse engreído por su altura,

    11. lo entregué a merced de la nación más poderosa para que lo tratara según su maldad.

    12. Lo cortaron los bárbaros más feroces, lo tiraron por los barrancos: por las vaguadas fueron cayendo sus ramas; se fue desgajando su copa por las torrenteras del país, de su sombra escaparon los pueblos de la tierra, dejándolo abatido.

    13. Anidaron en su derribo las aves del cielo y se guarecieron en su copa las fieras salvajes.

    14. Para que no empinen su estatura los árboles bien regados, y no yergan su cima hasta las nubes, ni confíen en su altura los bien abrevados; pues todos están destinados a la muerte, a lo profundo de la tierra, en medio de los hijos de Adán que bajan a la fosa.

    15. Esto dice el Señor: El día en que bajó al Abismo hizo duelo el Océano: detuve sus corrientes, las aguas caudalosas se estancaron. Enluté al Líbano por él, por él languideció el arbolado de la campiña.

    16. Al estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando lo precipité en el Abismo con los que bajan a la fosa; entonces se consolaron en lo profundo de la tierra los árboles del paraíso, la gala del Líbano, los bien regados.

    17. También ellos bajaron al Abisme con él, con los muertos a espada; perecieron los que se cobijaban a su sombra en medio de las naciones.

    18. ¿Con qué árbol del paraíso competías en gloria y en grandeza? Fuiste precipitado con los árboles del paraíso a lo profundo de la tierra: yaces en medio de incircuncisos, con los muertos a espada. Se trata del Faraón y de su tropa -oráculo del Señor- .