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jueves, julio 18, 2024
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    Isaías 10 - Nueva Biblia Española (1975)

    1. ¡Ay de los que decretan decretos inicuos, de los notarios que registran vejaciones,

    2. que dejan sin defensa al desvalido y niegan sus derechos a los pobres de mi pueblo, que hacen su presa de las viudas y saquean a los huérfanos!

    3. ¿Qué harán ustedes el día de la cuenta, cuando la tormenta lejana se eche encima? ¿A quién acudirán buscando auxilió y dónde dejarán su fortuna,

    4. para no ir encorvados con los prisioneros y no caer con los asesinados? Y, con todo, no se aplaca su ira, sigue extendida su mano.

    Asiria, instrumento de Dios

    5. ¡Ay Asiría, vara de mi ira, bastón de mi furor!

    6. Contra una nación impía lo despaché, lo mandé contra el pueblo de mi cólera, para que entrara a saco y lo despojara y lo hollara como barro de la calle.

    7. Pero él no pensaba así, no eran ésos sus cálculos; su propósito era aniquilar, exterminar no pocas naciones.

    8. Decía: ¿No son todos mis ministros reyes?

    9. ¿No fue Calno como Cárquemis? ¿No fue Jamat como Arpad? ¿No fue Samaria como Damasco?

    10. Como mi mano se apoderó de reinos insignificantes y de sus imágenes..."

    11. Lo que hice con Samaria y sus imágenes, ¿no lo voy a hacer con Jerusalén y sus ídolos?

    12. (Cuando termine el Señor toda su tarea en el monte Sión y en Jerusalén, exigirá cuentas de sus conquistas a su orgullo, a la arrogancia altanera de sus ojos).

    13. El decía: Con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi talento, porque soy inteligente. Cambié las fronteras de las naciones, saqueé sus tesoros y derribé como un héroe a los jefes de sus sitiales.

    14. Mi mano tomó, como un nido, las riquezas de los pueblos; como quien recoge huevos abandonados, tomé toda la tierra, y no hubo quien batiera las alas, quien abriera el pico para piar.

    15. ¿Cómo, se envanece el hacha contra quien la blande?, ¿se gloría la sierra contra quien la maneja? Como si el bastón manejara a quien lo levanta, como si la vara alzara a quien no es leño.

    16. Pues bien, el Señor de los ejércitos meterá escualidez en su gordura, y debajo del hígado le encenderá una fiebre como un fuego abrasador.

    17. La luz de Israel se convertirá en fuego, su Santo en una llama que arderá y devorará sus zarzas y cardos en un sólo día.

    18. El esplendor de su bosque y de su huerto lo consumirá Dios de médula a corteza, como roe la carcoma;

    19. y quedarán tan pocos árboles de su bosque, que un niño podrá contados.

    20. Aquel día, el resto de Israel, los supervivientes de Jacob, no volverán a apoyarse en su agresor, sino que se apoyarán sinceramente en el Señor, el Santo de Israel.

    21. Un resto volverá, un resto de Jacob, al guerrero divino:

    22. aunque fuera tu pueblo, Israel, como arena del mar, sólo un resto volverá a él; la destrucción decretada rebosa justicia.

    23. El Señor va a cumplir en medio de la tierra la destrucción decretada.

    24. Pues bien, así dice el Señor de los ejércitos: Pueblo mío, que habitas en Sión, no temas a Asiría, aunque te hiera con la vara y alce su bastón contra ti, a la manera egipcia;

    25. porque dentro de muy poco la ira se acabará y mi furor los aniquilará.

    26. El Señor de los ejércitos sacudirá contra ellos su látigo, como cuando hirió a Madián en la Roca del Cuervo, como cuando alzó su bastón contra el mar, en el camino de Egipto.

    27. Aquel día su carga resbalará de tu hombro, arrancarán su yugo de tu cuello. Sube del lado de Rimón",

    28. llega hasta Ayat, atraviesa Migrón, revista las armas en Micmás.

    29. Desfilan por el desfiladero, hacen noche en la Loma; alarmada está Rama, Loma de Saúl ha huido.

    30. Clama a voces, Villa de Galín, escúchala, Lais, contesta, Anatot.

    31. Madmená va desbandada, los vecinos de Guebín buscan refugio.

    32. Hoy mismo hace alto en Nob, y ya agita la mano contra el monte Sión, la colina de Jerusalén.

    33. Mirad, el Señor de los ejércitos desgaja con violencia el ramaje, son talados los árboles proceres, los más altos se desploman;

    34. es cortada a hachazos la espesura del bosque y a manos del Poderoso el Líbano va cayendo.